Un viaje al Delta en busca del universo de Haroldo Conti
Me llamó ese paisaje y me fui a vivir a las islas. Me puse a desentrañar el alma del río y de los isleños. El río es dulce, y es tierno y es cruel y es violento. Modela a la gente. La gasta. Los perros de las islas viven mucho menos que los perros de otros lugares. Los isleños tienen una vida repleta de signos casi secretos y de tradiciones. Me convertí en uno de ellos. Descifré sus códigos. Me hice un navío. Doblegué la madera para que me llevara por ahí. Tal vez eso sea más importante que escribir un libro. (En El mundo de Haroldo Conti, de Rodolfo Benasso, Galerna, 1969).
Haroldo, escritor, periodista, piloto de avión, seminarista, navegante, guionista de cine y docente militó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y en el Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS), a los 51 años fue secuestrado en su domicilio en Buenos Aires el 5 de mayo de 1976 y permanece desaparecido.
El 25 de mayo pasado se cumplieron 100 años del nacimiento de Haroldo Conti, en ese marco el 3 de mayo se realizó la Muestra "Entre Islas" en la Casa Museo en el Tigre y AGENCIA PACO URONDO participó del homenaje. El encuentro fue organizado por Victoria Ciaffone, Igor Galuk, Andrés Cuervo, Marcelo Páez, Sebastián Russo Bautista y Valeria Semilla, con el apoyo del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, el Municipio de Tigre y la Fundación Comunidad Contemporánea. La tarde transcurrió entre colectivos de artistas, escritores, vecinos, familiares y amigos.
La Casa Museo de Haroldo
Desde el momento en que subimos a la lancha todo nos conecta con Haroldo: el rumor del río barroso, las bifurcaciones de los brazos del Delta que sólo los baqueanos conocen bien, la vegetación intervenida por los colores del otoño, los perros isleños que al oír los motores de las lanchas se asoman curiosos entre los juncos.
Al bajar del muelle vemos a nuestra derecha el "Rincón del escritor", una casa de madera donde funcionan también las oficinas del museo y que resguarda una valiosa biblioteca especializada en Derechos Humanos. También se preservan allí los libros que tenía Conti, como la colección completa de la revista Crisis, donde escribió a mediados de los años 70.
Nos adentramos entre los árboles añosos caminando por una pasarela de madera y nos detenemos en los carteles que dan cuenta de la vida del escritor, con citas de sus libros y reflexiones: "Mi pueblo es un montón de historias".

Al fondo, sobre el arroyo Gambado, se levanta una sencilla cabaña de madera con techo a dos aguas que Haroldo alquiló en 1955 y luego compró en 1962; en 2009 fue declarada Casa Museo por el Municipio de Tigre. Conti escribió en esta casa la novela Sudeste (1962) y muchos de sus cuentos, entre ellos "La balada del álamo Carolina" (1975).
En ese espacio de dos plantas se dan talleres de escritura y se conservan sus pertenencias. Conti amaba los objetos, siempre andaba buscando cosas de otro tiempo. Su amigo el escritor Humberto Constantini comentaba al respecto: "Él no era exactamente un coleccionista de cosas extrañas. Lo que sucedía era que llevaba una vida tan rica, tan atorrante, tan multiforme, que sin querer iba juntando objetos raros (...) Todo eso se refleja en sus libros".
En la casa recorremos el austero mobiliario, vemos la mesa donde Haroldo escribía, lámparas de querosene, el horno a gas, instrumentos de navegación, estantes con libros entre los que se asoma un Robinson Crusoe, retratos de Conti hechos por su hija Alejandra, mapas raros, virgencitas y varias fotos del Che.
Sobre una antigua Frigidaire una nota señala: "Esta heladera sobrevivió invicta a incalculables mareas. Posee una tapa en la parte superior que sirvió de escondite para los libros censurados en épocas de persecuciones políticas. Por pedido de su padre, Marcelo Conti, en su adolescencia, ocultó varios textos en ese espacio".
En la cocina se proyecta el documental Silencio en la Ribera, de Igor Galuk.

Como sucede en el relato "Memoria y celebración" del propio Haroldo, en el que narra cómo celebraban el cumpleaños de la vieja Lafranconi, nos cuentan que los vecinos de la isla formaron una cofradía de navegantes y todos los 25 de mayo se juntan en los Bajos del Temor. Allí leen juntos fragmentos de la obra contiana para mantener viva su memoria.
Conti cual poeta de la dinastía Tang
En el encuentro también estuvo presente el escritor y periodista Camilo Sánchez, autor junto a Néstor Restivo de la primera biografía publicada en 1986: Haroldo Conti, con vida. Camilo recuerda que en 1983 llegaron a la casa con Restivo y que los Bruzzone, vecinos de Conti, les contaron que siempre lo escuchaban cuando estaba arriba tecleando en su máquina, y que cuando bajaba gritaba:"¡Me gané el puchero!".
"Lo que más me impacta es lo que sigue sucediendo en torno a su figura", comenta Camilo y agrega: "Con Restivo fuimos la primera generación que empezó a leer a Haroldo Conti cuando ya era un desaparecido político. Aunque la primera vez que lo leí no sabía esto. Yo era cadete en la redacción de revista Billiken que era como un refugio en la dictadura, Dolina hacía la página de publicidad, Enrique Pinti los guiones de El mono relojero, también estaban José Sbarra, un poeta tremendo de los 70, Laura Devetach y Juan Sasturain. Él empieza a buscar libros de Haroldo pero no encuentra nada y en la redacción le dicen que está desaparecido. Ahí hice carne de la crueldad de la dictadura, en 1978".
"A partir de ahí con Néstor empezamos a buscar los libros que conocíamos, los libros como contraseña, como dos fans. Éramos dos pibes de 24 años y nos desafió Cacho Constantini a hacer un libro. Conectamos en una marcha a Marcelo y a Alejandra que estaban con el cartel del padre, ellos fueron de una generosidad tremenda. Si algo tiene el libro Haroldo Conti, con vida como cosa afectiva es que estaban muy frescos los rastros el trazo de Haroldo, sus personajes", relata Camilo.

Sánchez y Restivo están proyectando la traducción de la obra de Conti al mandarín. Este mes van a publicar en la revista DangDai fragmentos de cuentos traducidos al chino por Yang Li, profesora de Literatura de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sudeste de China, que realiza un doctorado en la UBA.
"En mi última novela estuve trabajando con el tema del lenguaje chino. En Conti algo de la literatura china aparece impregnada en su obra, escribe como un poeta de la dinastía Tang. Para los chinos los poetas del pasado están adelante, es hacia donde los poetas actuales caminan, hacia Lao Tse, Li Po, Huan Fu, son como marcos referenciales. Bueno, ahí está Haroldo", concluye Camilo.

El eterno retorno al Delta
Con la caída del sol y luego de tomar unos mates en el muelle nos embarcamos antes de la bajante del río con quienes habían participado del homenaje. Con la alegría y la certeza de que Haroldo vive en cada uno de estos encuentros.
En una entrevista de 1972 Conti expresó sobre el Delta del Tigre: “Siento que me condena a un eterno retorno. Aunque a veces me aleje de él algún tiempo, sé que siempre volveré a él y a mi casa: es mi destino”.