Deuda externa: "Si se acepta la última propuesta, al Gobierno le queda poco margen para hacer política económica"
Por Juan Cruz Guido
Agencia Paco Urondo: El gobierno presentó una nueva propuesta a los acreedores: ¿qué diferencias relevantes contiene a la oferta anterior?
Luis Volonino: La nueva oferta tiene importantes diferencias. Especialmente con la primera oferta donde se ofrecía una quita del 62%. Se propuso un "valor presente neto" del 40%. El "valor presente neto" es el valor de lo que uno va a pagar dentro de 30 años, si lo pagara hoy. Es decir, el valor presente de un pago que se va a hacer dentro de varios años. Ese valor era del 40% y luego se subió al 49,9%, que era realmente el límite que tenía el gobierno. En esta nueva oferta ese valor alcanza 53,5%. Los fondos más amigables pedían ahora 54,5%, mientras que los más duros, como BlackRock (muy ligado a gente del PRO), piden 57%.
Por otra parte, en esta nueva oferta, se han cambiado bonos que no eran atractivos, se ha subido el rendimiento de algunos y se han emitido nuevos bonos en dólares, francos suizos y euros para que elijan los bonistas que ingresen al canje. La diferencia es muy grande y se va a pagar mucho más de lo que se suponía que iba a pagar la Argentina en la primera oferta. También se adelantan pagos.
APU: ¿Cuándo empezaría a pagar la Argentina?
LV: Hay bonos que ya empiezan a pagar intereses a partir del 2021 aunque el grueso se empieza a pagar a partir del 2023. Lo que si marca una diferencia sustancial entre las ofertas es que en ésta se reconocen los intereses desde que vencieron los pagos que no se hicieron hasta ahora.
APU: ¿Cuánto margen le da al gobierno para gestionar con soberanía la política económica?
LV: Obviamente el margen es mucho menor que el que hubiera surgido de la primera oferta. Hay que recordar que este gobierno asumió con toda la energía puesta en resolver el problema de la deuda. Luego la pandemia cambió totalmente los objetivos, priorizando lo sanitario sobre el resto. Eso trastocó todos los planes de la Argentina y del mundo también.
De todas maneras, hay un tema no menor: las grandes empresas argentina que están endeudadas en dólares presionan al gobierno para que mejore la oferta y cierre un acuerdo. Trabajan para los bonistas. Para luego ellos poder acceder al sistema financiero. Porque, de lo contrario, podrían entrar en cesación de pagos y ser compradas por muy escasos dólares.
El gobierno tiene muy poco margen de maniobra, está presionado por varios lugares. Por el exterior, por su propia necesidad de saber cuánto presupuesto va a disponer para hacer política. Sumado a las empresas argentinas que quieren que haya un arreglo. Que eso sea uno bueno para la Argentina ya es otra cuestión.
APU: En el mundo analizan el caso argentino como jurisprudencia para próximas renegociaciones, en particular de países emergentes. ¿Coincide con esta lectura? ¿Qué implicancias podría tener la propuesta en ese sentido?
LV: Es cierto, en el mundo analizan que muchos países van a caer también en el default. Como mínimo 10. Obviamente que los bonistas tomaron una actitud agresiva porque es una señal para los próximos países que tengan o quieran declararse en default. Con lo cual mientras más cedan con la Argentina, más deberán ceder en un futuro cercano. Por eso es que, si teníamos un máximo de 50% para pagar (como para que luego haya un resto para la política económica) y ahora estamos pasando ese límite, cabría la pregunta de si no es conveniente esperar. Negociar luego con 20 países en default, en condiciones más ventajosas.
Cabe destacar también que hoy no hay certezas de la sustentabilidad del acuerdo ya que hay que esperar a que pase la pandemia para saber si lo es. Con lo cual nadie puede saber si este es el último canje de los bonos en default.
APU: ¿Por qué el gobierno modificó una estrategia de negociación dura en plena pandemia y crisis sanitaria?
LV: Como dije previamente, el gobierno tuvo que modificar sus planes porque el rumbo era otro y la pandemia reordenó las prioridades. El plan era hacer una renegociación rápida y así saber con qué contaban para hacer un presupuesto acorde para la política económica. El coronavirus trastocó todo porque además hubo que usar el poco dinero que se tenía para recursos sanitarios y emitir una cantidad de pesos importantes.
La pandemia golpeó muy fuerte a las empresas y estás tienen deudas en dólares, obligaciones negociables y demás, que difícilmente puedan cumplir. En ese sentido, están presionando al gobierno muy fuerte para que no caiga en default porque el default los llevaría a ellos a la misma situación.
APU: ¿Qué nivel de adhesión va a tener esta oferta en los acreedores privados de deuda pública argentina?
LV: El gobierno cuenta con un 50% seguro y con esta oferta espera alcanzar el 66% necesario para que la renegociación sea aceptada. En contra tiene a BlackRock con casi el 30% de las acreencias y que tiene vinculaciones políticas más estrechas con el gobierno de Mauricio Macri.