“Poeta chileno”: la nueva novela de Alejandro Zambra
Por Inés Busquets
Poeta chileno es el nuevo libro del autor Alejandro Zambra, editado por Anagrama. El escritor nacido en Chile publicó las novelas Bonsái, La vida privada de los árboles y Formas de volver a casa, entre otros de poesía, ensayo y relatos. Actualmente vive en México donde transitó el proceso creativo de esta obra, a la vez de estrenar su paternidad en la vida real.
Una sinopsis breve de Poeta chileno podría ser así:
Carla y Gonzalo son novios desde la adolescencia. Luego se separan por los avatares y los cambios de la madurez. A los diez años más o menos se reencuentran. Ella tiene un hijo, Vicente. Él es soltero y ensaya la paternidad con el hijo de su esposa, además de ser intermediario entre Carla y el papá biológico del niño. Así inician una nueva vida de tres. Una familia que los marcará para siempre.
Sin embargo, es una novela que en sus más de 400 páginas convierte una prosa de naturaleza perecedera, como dice Paul Valéry, en un lenguaje dentro del lenguaje de la poesía. La obra comprende dos ejes fundamentales. De alguna manera, al estilo “Tesis sobre el cuento” de Ricardo Piglia abarca las dos historias de manera magistral. Por un lado, las relaciones familiares, la amistad y el amor en todas sus expresiones. Por el otro, el vasto mundo de la poesía chilena, con sus constelaciones, su influencia y su tiempo.
Desde el principio la potencia de los epígrafes invitan a una lectura donde sabemos que escritura y vida van a ir de la mano.
Poeta chileno es la fiesta del lenguaje. Desmenuzar las palabras hasta transformarlas en un conjunto de sonidos desconocidos.
Quitarle la carga ideológica y cultural para encontrarle la esencia. El verdadero significado. ¿Qué subyace al valor de una palabra?
Padrastro es la denominación para un vínculo mucho más profundo que lo que se le añade en particular.
La cultura popular está invadida por madrastras y padrastros malos e incomprensibles. Zambra con sutileza e ingenio trae la figura de una relación superadora que trasciende el término en sí mismo. Más allá de que en la historia de la humanidad no se haya encontrado otro para mencionarlo. Gonzalo y Vicente no hacen uso del mismo hasta la explicación posterior sobre la escena del supermercado, cuando la cajera les hace una pregunta:
“—Y ustedes, ¿son hermanos?
—No —contestó Gonzalo titubeando.
— ¿Y entonces que son?”
Allí concuerdan en que ese sentimiento que te une a un amigo, a un hermano a un tío es tan similar o más al amor entre dos personas que sin elegirlo comparten la vida hasta identificarse.
“La palabra padrastro, la palabra hijastro son tan feas en español, pero hay que usarlas. Hay que usarlas o quizás inventar otras.”
Esa extensión que se desprende de la persona amada y que ingresa al corazón de uno sin mediaciones, ni acuerdos. Que sentís que te pertenece, pero te das cuenta que si por alguna razón ese hilo rojo se cortara también sucedería con ese lazo que se construyó de a dos. Una conexión que se inicia naturalmente, pero que depende de alguien más siempre. Y también funciona como rehén entre las partes separadas.
La paternidad atraviesa cada página con maestría. Padre, abuelo, padrastro se conjugan en una sola muestra de afecto genuino, leal. Aun en sus más crudas diversidades.
Y de esa identificación surge la poesía como puente entre Gonzalo y Vicente. Entre hombre y niño para crear un universo secreto. Un infinito capaz descifrarse en un encuentro culmine que nos convoca hasta las lágrimas.
Los elementos de tensión a veces ciernen en momentos inesperados y sin embargo el humor descomprime con pericia.
Los personajes se encuentran como encastres perfectos, sin alterar la trama y a su vez generando mundos posibles, historias sin cerrar.
El recorrido poético se vuelve necesario. La presencia de la poesía es la que dirime los conflictos. La que cierra la grieta. Es lenguaje, pero a su vez condensa una fuerza material inconmensurable porque es capaz de transitar todos los procesos del país. En la voz de las poetas y los poetas que aparecen se revela la libertad, el pueblo, la resistencia, la lucha, el feminismo y también la excentricidad, la bohemia y la intelectualidad. Como si cada uno hubiera sido especialmente elegido para representar una parte de la cultura poética de Chile: Parra, Neruda, Mistral, Varela, Huidobro, Rojas, solo por mencionar algunos de los que son homenajeados.
Poeta chileno es una interpelación a las palabras hegemónicas, es un grito a las injusticias, es una rebeldía insondable cristalizada en distintas generaciones. Con un registro que por ser poético no deja de ser irónico, fuerte y por momentos desgarrador.