Contraofensiva II: declaró Martín Balza como testigo de la defensa
Por Paula Viafora | Foto La Retaguardia
La causa conocida como "Contraofensiva Montonera II" se sigue solamente contra un imputado, Mario Guillermo Ocampo, ex integrante de Inteligencia del Ejército y se lleva por separado de la causa principal, debido a que estuvo prófugo por alrededor de 7 años.
La defensa de Ocampo fue quien convocó a un testigo que soprendió a muchos, y que recién se conoció el mismo jueves 18 por la mañana: Martín Balza. El general retirado, de 88 años de edad, fue Comandante en Jefe del Ejército durante casi 10 años, en la década de los 90. Durante su gestión, se diferenció de aquellos años, haciendo declaraciones públicas fuertes, en los que admitió delitos graves cometidos por las fuerzas armadas en los años de la dictadura.
Su testimonio en este juicio tiene que ver con un fusilamiento ocurrido en Campo de Mayo, que fue denunciado en el año 1997, en un programa televisivo, por un sargento llamado Nelson González. Como Jefe del Estado Mayor del Ejército de ese momento, Balza realizó una denuncia en el Juzgado Federal 5 que hoy está agregada a la causa.
Su participación en el dia de hoy no ayudó mucho al imputado sobre quien solo admitió conocer porque había sido su alumno en la Escuela de Guerra, sin mencionar nada en particular sobre él.
Sin embargo, la parte más relevante de su declaración fue cuando admitió su conocimiento sobre la existencia de un Centro clandestino de detención (CCD) en Campo de Mayo, ante las preguntas de la representante del Ministerio Público Fiscal, Gabriel Sosti. Se refirió a espacios conocidos como “lugares de reunión de detenidos”. Balza y muchos otros pensaban que se trataba de los que estaban a disposición del Poder Ejecutivo. Pero en realidad eran CCD, destruidos en el año 1979 ante de la visita de la Comisión Interamericana de DDHH.
Balza dijo recordar que en Campo de Mayo hubo solo un CCD a cargo de los militares Santiago Riveros y Domingo Buzzi y en cuanto a lo que se comentaba dentro de la fuerza expresó: “Era clandestino, porque el Ejército no actuaba como una cosa orgánica y el 80% de lo miembros del ejército no tuvo la mas mínima participacion en esto; al contrario, actuaba no encapuchado, no enmascarado, no actuaba con camiones que parecían de cualquier cosa y en realidad llevaban gente (...) hubo un pequeño grupo, del área de Inteligencia que realizaban actividades clandestinas, entonces no comentaban esos hechos. Nadie decía que había una patrulla para robar propiedades, robar bebés, torturar, tirar vivos o muertos compatriotas desde aviones”.
Finalizada la audiencia, en diálogo con La Retaguardia, el abogado querellante Pablo Llonto expresó que es “dificil pensar que el genocidio solo se llevo adelante por el 20% del Ejercito y que el otro 80 no supiera ni hiciera nada. No es admisible de parte de él. Está claro que sabe mucho más de lo que contó. Un dia tendría que sentarse a escribir todo lo que sabe y presentarlo en todos los juzgados. El debe hacer el aporte de contar todo de un tirón. De su testimonio sirve lo que declara sobre la participación de Inteligencia”.
En 1995, Balza realizó una fuerte “autocrítica” cuyo texto dijo no recordar en la audiencia de hoy y que, entre otras cosas, decía lo siguiente: "Han pasado casi veinte años de hechos tristes y dolorosos; sin duda ha llegado la hora de empezar a mirarlos con ambos ojos. Al hacerlo, reconoceremos no sólo lo malo de quien fue nuestro adversario en el pasado sino también de nuestras propias fallas. Siendo justos (…) veremos que del enfrentamiento entre argentinos somos casi todos culpables, por acción u omisión, por ausencia o por exceso, por anuencia o por consejo. Cuando un cuerpo social se compromete seriamente, llegando a sembrar la muerte entre compatriotas, es ingenuo intentar encontrar un solo culpable, de uno u otro signo, ya que la culpa en el fondo está en el inconsciente colectivo de la Nación toda, aunque resulta fácil depositarla entre unos pocos, para liberarnos de ella (...) nadie está obligado a cumplir una orden inmoral o que se aparte de las leyes y reglamentos militares. (...) Delinque quien vulnera la Constitución Nacional. Delinque quien imparte órdenes inmorales. Delinque quien cumple órdenes inmorales. Delinque quien, para cumplir un fin que cree justo, emplea medios injustos, inmorales. (…) cuando ese Estado peligra, no es el Ejército la única reserva de la Patria, palabras dichas a los oídos militares por muchos, muchas veces”.