Los 80 años de la avenida General Paz, por Paula Viafora
Por Paula Viafora | Foto: Ariel Bernasconi
Imposible no conocerla o haberla transitado cientos de veces. Quienes vivimos cerca del límite geográfico entre CABA y Provincia y pasamos los cuarenta, coincidimos seguramente en recuerdos a la vera de esta parquizada avenida en alguna tarde soleada, remontando un barrilete o andando en bicicleta. Fue inaugurada el 5 de julio de 1941, tras cuatro años de obras por parte de Vialidad Nacional, sobre un proyecto del Ingeniero Pascual Palazzo. Hoy la avenida es más ancha y conserva menos extensiones verdes, pero sigue manteniendo ciertos rasgos que la diferencia de otras autopistas urbanas. A modo de homenaje repasaremos algunos datos:
La Avenida General Paz fue una de las obras de vialidad que se realizaron durante las décadas de 1920 y 1930, en Buenos Aires, como parte de las acciones que consolidaron el trazado de la ciudad. Este tambien incluia la apertura y rectificación de calles en los barrios, y ensanches de arterias y aperturas de avenidas en el centro. Controlar los problemas de la congestión y agilizar la comunicación y el tráfico urbano requerían la realización de este tipo de obras en una ciudad en transformación. El caso de la la Avenida General en su función delimitadora demandó la intervención de la órbita estatal provincial y nacional.La Dirección Nacional de Vialidad (DNV) aceptó el desafío de organizar la Avenida mediante una articulación entre caminos, paseos y parquización, en la que se jerarquiza la relación con el entorno. El proyecto oficial, bajo la dirección del ingeniero Palazzo, la definió como una “avenida de paseo” que debía combinar la función de atender al tránsito diario entre la Capital y la Provincia de Buenos Aires, con nociones “estéticas” y de “higiene urbana”. Los arquitectos Ernesto Vautier y Francisco Houloubek, junto al ingeniero Carlos L. Thays, integraron el equipo técnico que llevó adelante el tratamiento paisajístico de la obra –los llamados “aspectos estéticos''. La obra de la Avenida se inscribe dentro de las políticas públicas que transformaron a Buenos Aires en una ciudad moderna. El proyecto incluía la construcción de un área parquizada a lo largo de todo su recorrido, que se convertía en paseo ensanchado en algunos tramos y que le otorgaba el carácter de un cinturón verde.
La historiadora Susana Boragno realizó un conocido trabajo de investigación sobre esta arteria del cual extraemos sus partes más interesantes:
“La obra se dividió en dos: del Riachuelo hasta Rivadavia y de Rivadavia hasta el Río de la Plata. Se trabajó en los dos tramos al mismo tiempo con distintas empresas. Antes de empezar las obras, se valuaron tierras 200 metros de cada lado porque la ley decía que, una vez inaugurada la Avenida, se debía pagar una contribución de los frentistas por el aumento del valor de sus propiedades”.
“La General Paz no llega a ser una autopista, es una avenida de circunvalación. No tiene que tener corrientes encontradas de tráfico y no la pueden cruzar avenidas ni ramales de ferrocarriles. Es por eso que se buscaron soluciones determinadas para cada cruce. Si la avenida era importante, como Libertador, Constituyentes o Alberdi, se hacían rotondas. Para las calles menos importantes se hicieron rotondas más elípticas”.
En ese marco, recordó que la General Paz era “un espectáculo” y que era motivo de atractivo: “Fue una obra espectacular. La gente iba a hacer camping, llevaba el mate, hacía caminatas los fines de semana. Fue como un pulmón para la Ciudad”.
“Durante su construcción se crearon asociaciones de vecinos como los Amigos de la Avenida General Paz y la pro-junta de apertura. Ellos pensaban que tenía que haber casas en el medio, salas de primeros auxilios, jardines de infantes, etcétera. Se pensaba que hacer una avenida tan ancha en una zona de chacras era una barbaridad. 80 años atrás les parecía que no estaba bien, que era una exageración”, señaló.
La parquización de la Avenida la hizo Carlos Thays II y los puentes fueron revestidos con piedra de Mar del Plata y martelinado. En las famosas Casitas de la General Paz vivían los jardineros que se ocupaban del cuidado. A diferencia de lo que apunta la creencia popular, a la General Paz no la hizo Juan Domingo Perón, él se ocupó solo de terminar la última parte, que iba de Avenida del trabajo al Riachuelo.
“La General Paz se construyó en época de la Segunda Guerra Mundial, por lo que sus 33 puentes de cemento estaban preparados por si llegaba a haber bombardeos, para que la gente se refugiara”, aseguró la historiadora, en uno de los datos más insólitos de este trayecto”.
“Esta Avenida no tiene caminos paralelos. Las primeras ampliaciones se hicieron desde la Panamericana hasta la rotonda de Libertador porque venían muchos camiones con productos hacia el puerto. Fueron dos kilómetros y 400 metros que se hicieron más anchos”.
“Se pensó que se iba a seguir ampliando, pero eso quedó detenido en 1974. Dromi tuvo un proyecto para ampliarla pero no se concretó porque eso implicaba cobrar peaje. En 1994 se modificó el sistema de Vialidad Nacional, que quedó para Rutas del País. Los accesos fueron por licitación y los ganó Autopistas del Sol. Hoy, la empresa tiene que hacer el mantenimiento de la General Paz sin cobrar peaje allí. Para eso también gestiona la Panamericana”
El profesor de historia e historiador, Ariel Bernasconi, destaca un uso poco conocido pero que vale la pena recordar: “General Paz fue una verdadera y habilitada pista para el automovilismo internacional o el camino de paso para los vehículos que participaban de los grandes premios de turismo carretera o rally. El 4 de noviembre de 1949 los autos del Gran Premio de la República salieron en caravana desde la sede central del Automóvil Club en Palermo hasta Núñez, donde tomaban la Avenida General Paz hasta Lomas del Mirador, para luego continuar por Provincias Unidas hasta Isidro Casanova,desde donde largaban a velocidad por la Ruta 3 hacia Comodoro Rivadavia. Las noches de las largadas eran únicas. Pese a la rivalidad entre los hinchas de Ford y Chevrolet, los vecinos lo vivían como una fiesta en familia, reuniéndose en la banquina para ver pasar a las cupecitas, con sus potentes faros iluminando la oscuridad del camino y sus motores rugiendo como para no pasar desapercibidos. Tras alejarse del barrio había que volver a casa para encender la radio y escuchar durante varios días las transmisiones que informaban paso a paso, sobre el desarrollo de la carrera por todos los rincones del país. El Turismo Carretera no quiso estar ausente en el nuevo escenario y el Gran Premio de 1952 eligió el autódromo como punto final de la travesía, por lo cual los autos que venían por la Ruta 7 tomaban la General Paz en Ciudadela y entraban al 17 de octubre por debajo del monumental arco que da a nuestra avenida. En 1954 la Avenida General Paz, fue parte de un circuito cerrado para una carrera internacional: Los Mil Kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, primera carrera por el Campeonato Mundial de Marcas, con un recorrido por nuestra avenida entre el Puente de la Noria y la Autopista a Ezeiza” Hay varias carreras más narradas por Bernasconi, siendo la última en 1990. En la actualidad los circuitos callejeros están prohibidos, de modo que ya no hay tránsito de autos de carrera.
Esta avenida que rodea toda la Ciudad de Buenos Aires, es un límite geográfico más simbólico que genuino pero deja a cada uno de sus lados diferencias que no son menores. Al cruzarla cambian las jurisdicciones policiales, municipales, las diócesis, la extensión de los niveles de escolaridad, las leyes procesales-. Durante el 2020, a causa de la pandemia, nos familiarizamos con el término AMBA y el límite quedaba desdibujado en cuanto a la situación sanitaria, aun cuando sus puentes fueron vallados para impedir el cruce. Parte indudable de la identidad de porteños y bonaerenses del primer cordón del conurbano, la cruzamos y ella también cruza nuestras vidas. Es por eso quizás que solo entre nosotros nos entendemos cuando decimos “pasando la General Paz”.