Diego Genoud: "Con el nuevo gabinete hay otro equilibrio de poder"
Por Martín Massad y Juan Cruz Guido
Diego Genoud es periodista y autor de los libros El peronismo de Cristina y Sergio Massa: la biografía no autorizada, entre otros. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO RADIO (La Palabra Justa, domingos de 10 a 12, FM La Patriada), analizó el estado de situación del Frente de Todos luego de las PASO. "Hay una ventana de tiempo que se abre hasta las elecciones", señaló. "Después, hay que ver cómo sale el Frente de Todos".
Agencia Paco Urondo: ¿Coincide en que parece que hubiese pasado un montón de tiempo y fueron hace 15 días las PASO? Pasó de todo...
Diego Genoud: La verdad que sí. Muy rápido pasa todo. Se sigue adelante, uno no sabe muy bien en qué punto estamos muchas veces. De repente frentes que parecen haberse desactivado, vuelven a activarse. Pero sí, intenso debate en el Frente de Todos. Sobre todo, por el reclamo de Cristina, por la intensidad con la que reclamó públicamente cambios. Algo que ya venía haciendo desde el año pasado, diría yo, desde hace por lo menos un año.
APU: Cristina Kirchner venía marcándole varias cuestiones al gobierno, finalmente lo explícito crudamente en la carta. Ahora tenemos nuevo gabinete, la figura que por ahí toma más preponderancia es la de Juan Manzur como jefe de gabinete. También está Aníbal Fernández que vuelve a la gestión ministerial y Julián Domínguez. ¿Cree que este lanzamiento limó algunas asperezas que hay en el Frente de Todos o estas asperezas pueden volver a surgir?
DG: Hay una ventana de tiempo que se abre, por empezar, hasta las elecciones. Después, hay que ver cómo sale el Frente de Todos, si sale con un mejor resultado. Hay mucha gente que no fue a votar y esta es una gran esperanza para el gobierno. Me parece que hay un nuevo equilibrio de poder donde Cristina logró que Alberto reaccionara y llamara, a lo que yo considero, profesionales del poder como Manzur, Aníbal Fernández y Julián Domínguez. Pueden resultar más simpáticos o menos simpáticos, depende a quién se le consulte, pero para Alberto es una manera de fortalecerlo. Obviamente, el costo es altísimo porque se hizo público este debate, porque no hubo posibilidad de llegar un acuerdo, evidentemente, puertas adentro entre Cristina y Alberto, o quizás, uno entendía algo distinto de lo que se charlaba. Pero me parece que el gobierno sale fortalecido, de que Alberto no está solo para salir a defender al gobierno desde la gestión. Tanto Aníbal Fernández como Julián Domínguez son tipos que tienen mucha experiencia y se hacen oír en las áreas que les toca conducir. En el caso de Julián Domínguez, que le toca la relación con el agronegocio, está pendiente de la cuestión del precio de las exportaciones de carne. Son aspectos que Julián Domínguez conoce hace tiempo, que los interlocutores que va a tener lo conocen y lo respetan. Las dificultades existen de todas maneras y no es sencillo de resolver lo que el gobierno tiene que resolver en ese aspecto. Pero me parece que son tipos que ya con su sólo nombramiento generan un respeto y tienen un conocimiento del área que les toca. Y bueno Manzur... es lo mismo. Ahora, después ¿hacia dónde va el Frente de Todos? ¿Quiénes son los actores que tienen mayor preeminencia? ¿Si Cristina, como creo yo, también cede, y no sólo cede Alberto, al peronismo no kirchnerista, a sectores del peronismo que en su momento la quisieron sacar de la cancha de mala manera? Bueno, eso también es para discutir.
APU: Cristina accedió a poner a Manzur, con quien tenía una enemistad y con Julián Domínguez que tampoco era la mejor relación. Cedió, en ese punto, cedieron los dos…
DG: Sí por eso digo que a veces es sesgada, la crónica obviamente de los medios e incluso de parte de la política, cuando se dice “Cristina logró lo que quería”. Sí, logró lo que quería en el sentido de que Alberto reaccionó. Ahora Cristina se abrió a un peronismo que no fue lo más amigable con ella en los años 2017-2019.
APU: Que la quisieron jubilar prematuramente…
DG: El caso Manzur, sin dudas. Julián Domínguez y Aníbal Fernández jugaron de otra manera, tuvieron críticas, pero no públicamente ni organizaron al peronismo del medio. Pero en el caso de Manzur, sin dudas. Como uno puede decir en el de Perotti, sin dudas, y antes en el de Massa, sin dudas.
APU: Y el de Alberto también. Recordemos que Alberto, en su momento, fue bastante crítico de Cristina. De hecho, se fue del gobierno. Y eso lo pone muy bien usted en su libro. Vislumbro que en su hipótesis veía una posible ruptura o veía desde el origen esto que pasó el otro día.
DG: Es un frente que tiene la contradicción adentro. Y el libro es una especie de cartografía del peronismo. De todos los peronismos, porque tiene fronteras porosas. Y muestra cómo se fue construyendo el Frente de Todos, la hegemonía de Cristina en ese Frente. Si Macri no hubiera fracasado como lo hizo yo creo que no hubiera existido el Frente de Todos. Y a partir de la vocación, voluntad, y hasta la visión de Cristina, para decir tengo que salir de la encrucijada electoral con un movimiento que me abra la puerta al peronismo y que le abra la puerta a los que se fueron para armar una alianza. El libro en ese sentido, es muy actual porque muestra que la unidad, más allá de que muchos la consideren central, es una unidad que nace con fórceps. Es una unidad que está atada con alfileres por las trayectorias distintas. No todos la pasaron mal durante el macrismo y eso se nota. Yo no sabía si iba a haber una ruptura o no. Lo que sí, me parece que el libro ayuda, lo empecé a escribir en el 2018, 2019 y ayuda a mostrar quién es quién y cómo se comportó en cada caso, y los intereses, incluso distintos, que representan porque no todos representan lo mismo.
APU: Usted ha escrito mucho sobre la provincia de Buenos Aires. También cuando Axel Kicillof asumió, analizó el tema de la deuda externa que tenía la provincia. Pero le quería preguntar, a raíz de esto que analizamos en la política nacional, también hubo cambios en el gabinete de Kicillof. ¿Cómo analiza la situación de la provincia y del gobierno de Axel en particular?
DG: Por supuesto, gobernar la provincia de Buenos Aires no es sencillo, es una verdadera silla eléctrica por las dimensiones que tiene, por la cantidad de habitantes. Es muy difícil gobernar la provincia de Buenos Aires, no estoy contando ninguna novedad. Pero a veces se pierde de vista ese dato central, de las dificultades que representa, de la cantidad de habitantes, la extensión y las restricciones de financiamiento también que tiene la provincia de Buenos Aires que siempre necesita de Nación para poder pagar sueldos, para poder hacer obras. En el gobierno del Frente de Todos, hubo transferencias muy grandes para Kicillof. O sea, se lo cuidó a Kicillof desde la Nación. Obviamente por la decisión de Alberto Fernández y Cristina Fernández de que hubiera presupuesto para la provincia que es muy difícil de administrar. Y la derrota también entró ahí. El voto castigo también penetró en la provincia, que es la fortaleza de Cristina, o ha sido siempre el territorio donde Cristina tuvo sus lealtades incondicionales. Sobre todo, la tercera sección electoral, donde a Cristina la sostuvieron hasta en su peor momento. Todo esto para decir que yo creo, que a contramano de lo que se supone, cuando Cristina hace un análisis de lo que pasó en las elecciones también mira que los resultados en la provincia no son los que hubiera querido. Y ahí, obviamente se puede hablar de la pandemia, de la herencia, pero yo creo que Cristina ve que había un sistema agotado también en Buenos Aires en cuanto a la forma de gobernar de Kicillof, rodeado de un grupo de amigos, que lo acompañan desde la universidad mucho de ellos, gente de mucha confianza y que son tipos respetables. Pero para gobernar la provincia de Buenos Aires no alcanza con un grupo de amigos, me parece que ese es el mensaje de Cristina a Kicillof. Por eso, Insaurralde, que tiene una historia propia y larga, cercano a Máximo Kirchner. Lo mismo que Nardini o Cristina Álvarez Rodríguez. Me parece que Cristina Fernández de Kirchner, como abre el gabinete de Nación, abre el gabinete de provincia porque el diagnóstico es parecido. Más allá, de que cada uno tiene una trayectoria distinta, hasta los más leales se encuentran con esa dificultad. Para gobernar la crisis que le toca gobernar al Frente de Todos, no alcanza gobernar con los amigos. Alguien me decía que Cristina dice “no alcanza con el poroteo de los propios”. Y eso es lo que se refleja en el cambio obligado, porque por lo que me dicen, Kicillof prefería seguir con el mismo gabinete hacia delante.
APU: Cristina en la carta que hace pública habla de lo que ya venía conversando con Alberto Fernández, en las varias reuniones que tuvo desde que se inició el gobierno, según ella misma cuenta. Teniendo en cuenta esto que decía usted, la derrota en la provincia de Buenos Aires que es el territorio donde Cristina es más fuerte. ¿No cree que es excesiva Cristina en querer inculpar a Alberto de la derrota? ¿No se corre ella un poco de la derrota?
DG: Es una manera de leerlo. Puede ser, sin dudas. Es una situación incómoda para los dos, para Alberto y para Cristina por, otra vez, el origen de ese contrato del cual no conocemos la letra chica. Pero Alberto es producto de una anomalía, alguien que surge del dedo de su vicepresidenta. Y entonces, por un lado, Alberto tiene todas las atribuciones para gobernar, en teoría. Por otro lado, tiene una deuda de origen con Cristina. Y al mismo tiempo, yo soy de los que cree que Alberto gobernó, en medio de una enormidad de dificultades, de acuerdo a su propio criterio, mayormente. No creo que haya gobernado con el manual de Cristina, más allá que gobernó rodeado por gente de Cristina. Me parece que hay muchas cosas que Cristina no puede. Y eso la carta de “los funcionarios que no funcionan” de octubre del año pasado, lo demuestra. Entonces, me parece que, por el origen de ese contrato entre Alberto y Cristina, por la dificultad de esa sociedad, que fue muy buena en lo electoral pero que tiene dificultades a la hora de la gestión, Cristina se sintió muchas veces sin poder incidir en el rumbo del gobierno. Y eso es lo que aparece en la carta, la impotencia también de Cristina. Uno puede pensar, Cristina se quiere lavar las manos, o puede interpretar, Cristina no puede con su propia creación, de alguna manera.
APU: Usted escribió “Massa, la biografía no autorizada” ¿Cómo analiza el rol de Massa en esta situación que quedó como una especie de mediador en esos días de más tensión?
DG: Massa es un personaje para novelar también. Como me decía alguien, “cuánto más barato está, más caro se vende”. Porque Massa es un personaje que vuelve al Frente de Todos, Alberto Fernández fue uno de los que más insistió para que Massa se sumara al Frente de Todos. No fue el único, también hubo antes conversaciones con Máximo Kirchner, con Wado de Pedro. Pero Alberto Fernández era el que decía, Massa es el único que suma 5, 10 puntos en la provincia de Buenos Aires y es el único que nos va a dar la mayoría que necesitamos. Cuando Massa vuelve al Frente de Todos, se incorpora, por un lado, gana posiciones porque tiene a su gente ubicada en ministerios o en organismos o dependencias que son estrategias. Pero, por otro lado, lo que se acaba de confirmar ahora y yo creo que ese es el diagnóstico del cristinismo es que ya no suma desde lo electoral. Puede sumar desde otro punto de vista, de su experiencia política, desde las relaciones que tiene con el poder económico, con los medios de comunicación, con sectores del sindicalismo. Pero su caudal electoral, lo que lo hizo grande y lo llevó a ganar en la provincia de Buenos Aires con el 44% de los votos en 2013, hoy ya prácticamente no existe o está muy diluido.
APU: ¿Por qué era opositor? ¿Ganaba en oposición?
DG: Totalmente. Massa surgió como una esperanza para el antikirchnerismo. También para sectores de la aristocracia obrera o afectados por la inseguridad. Una serie de demandas que el último cristinismo no atendió o no atendió cómo debía. Massa representaba a esos sectores del peronismo disconformes con Cristina. Pero, sobre todo, después se vió representado con el antikirchnerismo y cuando surgió Macri fue un mejor vehículo para expresar al antikirchnerismo, y por eso, Massa quedó tercero. Hoy pierde Tigre, ya perdió en 2017. Salió tercero en Tigre como candidato a senador en el 2017. Ahora volvió a perder. Está bien, en un territorio que ya está en manos de Zamora. De todas maneras, la cuestión del capital electoral está muy diluído, queda la capacidad del pensamiento, el profesional del poder, el político ambicioso con intereses específicos pero que se guarda, que juega hasta determinados momentos. Muchos me decían que Massa quería ir al gabinete. Se difundió hasta el hartazgo la idea de un superministerio de Massa, de Redrado, etc. Y ahora, cuando las papas quemaban me parece que Massa no quería ir al gabinete. También eso explicaba su perfil bajo. Yo creo que se rompió la relación con Alberto Fernández, porque él apareció asociado más a Máximo, sobre todo. Creo que hoy Alberto Fernández ya no le confía como en su momento. Y lo veo a él como una figura de relevo. Él soñará con ser el nuevo Alberto en algún momento, pero no sé si será muy sencillo.
APU: Habló de voto castigo en las primarias ¿Cuáles piensa que son los factores fundamentales para ese castigo al gobierno?
DG: El manejo de la pandemia, seguramente generó disgustos en algunos sectores. Sobre todo, haber cerrado la economía, sin contestaciones suficientes para un Estado que no estaba preparado, para un Estado sobreendeudado, para un Estado que estaba muy debilitado después del huracán Macri. Y la pandemia, insisto con esto, era difícil de manejar. Pero si uno piensa que estos sectores, que en muchos casos viven de un ingreso de subsistencia, que se tienen que generar día a día su propio empleo, que tienen que salir a trabajar, que necesitan de la changa para llegar a fin de mes o para, por lo menos, pelear su día a día, obviamente estos sectores tuvieron un IFE cada dos meses en un año y medio de pandemia, dos veces. Ahí yo creo que efectivamente, al Estado no le dió y no hubo voluntad política para seguir sosteniendo con un ingreso a esos sectores. Creo que el voto castigo tiene como principal componente la cuestión económica. No descarto también que haya sectores que hayan votado al Frente de Todos espantados por Macri y que después vieron a Alberto gobernar, vieron una incidencia de Cristina en gobernar o vieron que Alberto no se distinguía del kirchnerismo. Puede ser que haya sectores que hayan pensado en eso. Pero me parece que el principal voto castigo es de los tradicionales votantes del Frente de Todos como me decían “los propios no fueron a votar o no fueron a votar para no votar en contra”. Evidentemente, si tenemos un padrón de casi 34 millones y medio de personas y la participación fue casi 10% menos…
APU: En la tercera sección esto fue palpable. En Quilmes, hubo mesas con 50% de asistencia.
DG: Sin dudas, esto es lo que pasó. Yo creo que ahora el Frente de Todos va a intentar asegurarse que la población vaya a votar en todos lados. Pero creo que se minimizó, en algún punto, el efecto concreto en los bolsillos de la pandemia. Y se sobreestimó lo hecho ante la pandemia, a lo cual no le quito mérito: la vacunación récord, el esfuerzo que hizo el gobierno. Sin embargo, la cuestión del bolsillo era lo fundamental y para mí hubo un tono de campaña equivocada, peleando con la oposición, diciendo todo lo que se había hecho sin atender a esta realidad social. Creyendo que el voto castigo a Macri era eterno y no es para siempre. Sobre todo, de los sectores que van y vienen, esos sectores que te dan la mayoría. No hablemos de los incondicionales. Pero creo que ahí, hubo un tono de campaña equivocado, en algunos casos algunas figuras centrales enojados con la oposición, casi que quejándose por lo hecho cuando hay millones de personas que están por debajo de la línea de la pobreza.
APU: ¿Qué costo o qué posibilidades a futuro tiene sostener a Martín Guzmán como hizo Alberto Fernández, teniendo en cuenta lo que estamos hablando de la cuestión económica argentina?
DG: Hay que ver ahora los números del presupuesto, hay que ver qué pasa después de noviembre. Se abrió una ventana de tiempo donde apareció un alto el fuego dentro del propio Frente de Todos. Creo que Fernández es el principal sostén de Guzmán, pero también creo que Cristina, que difundió ese mensaje que le dió a Guzmán “yo no estoy pidiendo tu renuncia”, más allá, de las diferencias que existen con Guzmán diría dos cosas: una es que creo que Cristina lo respeta, en el sentido de que es alguien honesto que no trabaja para ningún actor de poder, para ningún sector empresario, ni para afuera. Que tiene intenciones que, uno puede considerar que son nobles, pero después obviamente hay ajuste, Cristina lo marca. Pero no es alguien que esté trabajando para afuera o para sectores de poder que conspiraron contra el kirchnerismo. Y lo segundo es que no sé si tienen un reemplazante para Guzmán, tampoco Crisitina. Entonces, ahí me parece que está la fortaleza de Guzmán no sólo porque es el principal interlocutor con el fondo. Pero Cristina podría usar, como propone Massa o Redrado, que también sería un buen interlocutor del fondo. Pero claro, sería de “Guatemala a guatepeor”. ¿Quién sería el reemplazante que quiere Cristina? Creo que lo están buscando, después hay que acordarlo con Alberto también, pero me parece que no está claro hacia dónde salir, y por eso Guzmán, sigue con vida pese a las dificultades de la economía.