Diego Genoud: “Massa conspira contra sus objetivos muchas veces”
APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Diego Genoud. A raíz de la presentación de su nuevo libro, el periodista analizó el recorrido y la situación actual de Sergio Massa como ministro de Economía del Frente de Todos. “El arribista del poder. La historia no publicitaria de Massa”, de editorial Siglo XXI, ya se encuentra disponible en todas las librerías.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo ve el proceso desde que Sergio Massa asumió en el Ministerio de Economía hasta la situación actual?
Diego Genoud: Lo veo mal. Empieza a jugarle en contra su propio ADN, esa necesidad permanente de sobre-vender sus propios logros, que no son pocos para la trayectoria de un político que lleva más de tres décadas casi en los primeros planos y hoy es el ministro de Economía del Frente de Todos (FDT). Él sobrevendió los logros que iba a tener. La inflación que empieza con 3 en abril, que ya en estos días es elevado y ni hablar de la de marzo.
Massa mismo conspira contra sus objetivos muchas veces. Decir “voy a lograr esto” en una realidad que es compleja, no le podemos atribuir a él los problemas que heredó, pero puso dos señuelos por delante que eran la inflación y la famosa brecha. Algunas personas la pueden ver como más lejana pero sí están pendientes del dólar, que esta semana llegó a 400 pesos. Él había prometido llevarla al 30% y hoy, esa diferencia entre el oficial y el paralelo, está alrededor de un 90%. Sería un milagro que la baje en una semana.
Muchas veces es Massa contra Massa en relación a los objetivos que se pone. Había dicho lo de la inflación de abril con el 3 adelante y también lo de la brecha en un 30% cuando fue a Washington en uno de sus primeros viajes. Le dijo a unos periodistas amigos como si fuera pan comida, casi como aquel Mauricio Macri que había dicho que la inflación no era un problema. Ahí hay algo que hasta los que lo quieren bien y sus colaboradores le deben decir basta. Si no te curaste después de salir tercero para senador nacional en Tigre en 2017, no sé con qué te vas a curar. Cuando arrancó, que se supo ubicar en el FDT en un segundo plano, ganar la confianza de Máximo Kirchner, esperar su momento, eran veces que parecía que sí, eso es lo que cuento en el primer capítulo del libro.
APU: La entrada de Massa al FDT en 2019 es más un peso simbólico que electoral.
DG: Luego de su entrada, él espera y construye. No sólo esperó su lugar sino que construyó las condiciones para llegar a donde quería. ¿Eso fue para el país? Es debatible cómo jugó él en estos tres años para construir las condiciones en las cuales después el FDT iba a tener que buscarlo como el salvador. Él logró construir ese operativo clamor, muchos dirán jugando bien y muchos dirán jugando mal. En determinados momentos, de acuerdo a la reconstrucción que yo hago, conspirando a veces contra el propio FDT.
Es un animal político, vive para eso. Tiene una cantidad de relaciones únicas. No creo que haya otro político ni en el FDT ni en general en la política que sea capaz de reunir lo que hoy reúne Massa. Así y todo, no le alcanza porque la realidad es compleja, a veces conspira contra sí mismo y no llegó con un plan económico ni con un equipo sino diciendo que era el salvador. Ahora, me parece, que eso también le juega en contra porque esto no es sencillo ni lo será para nadie. El operativo blindaje en los medios de comunicación, el apoyo del círculo rojo, de Cristina y de parte del FDT no alcanza sino tomas en serio los problemas.
APU: Tras ese mes de Silvina Batakis, y más allá de los logros o no de la gestión de Massa en el Ministerio, hubo una sensación generalizada de alivio. ¿Eso se sostiene?
DG: El mérito de él es, primero, ser un político capaz de reunir distintas opiniones y de hacer el trabajo, si querés, que Alberto Fernández no hizo de estar online con Cristina. Tiene una racionalidad política mucho mayor. Lo de Alberto no se entiende de ninguna manera, pero ya casi que ni hablamos de él.
Al lado, Massa puede ser para Cristina un bálsamo en el sentido de que viene con el apoyo del poder económico y lo veo a José Luis Manzano en América y en otros medios también. Es decir, lo veo funcionando para lo que lo iba a buscar. Él garantiza esos apoyos y además garantiza que habla con Cristina, cuando Alberto ya no responde a la persona que lo puso ahí y se hace fuerza en esa negativa y agonía un poco rebelde.
De todas maneras, creo que la responsabilidad es compartida, pero el principal es Alberto por ser presidente de la Nación y debería ser más responsable con el rol que le toca ocupar de encontrar una salida a todo esto. Alberto y Cristina hoy, así como hace tres o seis meses, no se hablan. Falta cada vez menos para resolver el tema de las listas. Su círculo cercano no sabe cómo hacer para que hablen con ella, pensará que se hace fuerte siguiendo con su proyecto, aunque para mí no va a ser candidato.
APU: Y la figura de Cristina Fernández de Kirchner también influye.
DG: Después hay también una responsabilidad de Cristina que es indudable. Entre ambos se armó esta sociedad de gobierno. En ese marco de una relación rota aparece Massa y parece llevar tranquilidad, que se ordenó la política. A mí criterio, se ordenó detrás del ajuste. Se cuestionaba el de Martín Guzmán pero se va a uno mayor con Massa. Sin embargo, la política se ordena hasta un poco asustada de siete semanas de corridas y variables sin control.
Lo que Massa ordena es el diálogo con el Senado de la Nación, pivoteando entre Alberto y Cristina. Hoy me parece que hasta rompió su relación con Alberto. Son Massa y Cristina por un lado y Alberto del otro, apostando al fracaso de Massa y a que sea Daniel Scioli finalmente el candidato del Frente de Todos. Esa es la saga de esta experiencia de gobierno.
APU: ¿Hay un operativo clamor para que Massa termine siendo el candidato del FDT este año?
DG: A esta altura creo que está muy deshilachado. Si no tuviéramos todos los antecedentes mencionados, diríamos que un ministro de Economía como candidato con 7,7% de inflación en un mes, con una brecha como la que hay, con los salarios pulverizados hace años, sería un disparate.
Ahora, en este contexto, todo es posible y no es que hable bien de Massa sino de la realidad general. Creo que ya no hay operativo clamor y que, por eso, van a empezar a haber otras propuestas e ideas. Está Jorge Capitanich, que es un candidato, Axel Kicillof, que quiere quedarse en la provincia de Buenos Aires, pero no sabemos si será posible y si está decidida Cristina a respaldar eso, insisto con lo de Scioli y algún otro candidato que pueda aparecer que ordene un poco. Primero no tener uno que juegue en contra, que sería Alberto porque te tira para abajo. Todo en el marco de una situación preocupante porque no veo algo para entusiasmarse.
APU: En este contexto complejo, ¿tiene sentido plantearle un interna al gobernador Kicillof o una idea de “refundación” del FDT como plantean desde allegados al presidente?
DG: Creo que no, pero la política nos sorprende muchas veces. Me parece que lo de Alberto está terminado. Hay una insistencia de La Cámpora de que capitule. Creo que va a llegar en algún momento y que será en beneficio de Scioli. Ahora, Scioli no quiere ser el candidato de Alberto únicamente sino de unidad. Hoy hay sectores del kirchnerismo que lo ven mejor que en 2015 porque desmintió muchos prejuicios y especulaciones.
Se quedó y se mantuvo afuera de la disputa. Hoy Alberto lo apuntala para que sea el candidato y, por ejemplo, los encuentros con Mayra Mendoza no creo que pudieran suceder si no tuviera aval de Cristina al menos para que corra y que sea lo que él pretende ser. Busca ser el candidato de todos los sectores o al menos ir a pelear una interna que no sé si sería contra Massa.
APU: La relación Scioli-Massa parece rota hace ya varios años.
DG: Una interna entre ellos podría ser competitiva, no lo sé. En el sciolismo, que vuelve a existir, dicen que Massa no querría porque la pierde. Hoy Scioli parece ser el único y último optimista que queda en el Frente de Todos y está decidido a ser candidato. No sé si va a competir con Massa, Wado De Pedro o Capitanich.
Todo indica que se va a un formato de PASO, lo cual me parece bien, lógico y casi inevitable dado el historial de los últimos candidatos puestos a dedo, por la propia heterogeneidad y porque no se hablan. Acordar en lo que queda, que es muy poco, un formato de reglas, lo que ya sería para festejar.
APU: ¿Por qué otro libro de Massa si ya escribiste uno?
DG: Por un lado, es alguien que está siempre en posiciones de poder. Habla bien en el sentido de que para donde vaya siempre está. No sé quién esperaba hace tres años que Massa terminara como el salvador o la prenda de unidad del FDT, cuando había entrado por la puerta de atrás. Ya todo el massismo se había ido y estaba dentro. Había quedado el solo sosteniendo esa bandera hasta que dio el salto.
Es un actor central, demuestra todo el tiempo que puede reinventarse. Creo que hay un mérito de él. Es el único político, para mí, que viene asociado a un bloque de poder. No hay otro de ese nivel. Ni Macri, que es como un hijo de dueños. Cuando asume como ministro se ve que Massa tenía al lado de Malena Galmarini a Manzano, Jorge Brito, Alberto Pierri, a toda la liga de empresarios que son su familia, accionistas y sponsors. Eso no lo tiene otro político.
Por otro lado, la intimidad del Foro de Davos con Macri y la cercanía hoy con Cristina. ¿Qué otro político se sienta en la mesa de Macri y Cristina con tres años de diferencia a ese nivel? Macri lo sienta al lado de Juliana Awada y se lo presenta a Joe Biden como el jefe del peronismo, del peronismo a medida que Macri quería, y después Cristina, ya sea por su capacidad de daño, porque Máximo lo compró o porque Alberto fue una trituradora de ilusiones, también lo compra.
Hay muchos elementos que lo hacen para mí un personaje único. El primer libro es sobre el Massa jefe del antikirchnerismo que venía a meter presa a Cristina y que, cuando decide ser candidato, gana en la provincia de Buenos Aires, que es realmente el diferencial. Después, Massa dio la vuelta al mundo de la política. El segundo, cuando empecé a escribir “El peronismo de Cristina”, ya estaba en la mente de Siglo XXI. Habían leído el inicial y era súper actual, algunas sí y otras no. Ya estaba como posibilidad antes de que asumiera y era más una idea de ellos.
APU: ¿Qué relación hay entre los dos libros?
DG: Mantiene si querés un tronco común que es el pasado de Massa. Son alrededor de cinco o seis capítulos que están tal cual y hay cinco nuevos que tienen que ver con esta nueva etapa. Fue una idea más de ellos. Lo hacemos, pero es el último sobre él, aunque sea presidente, jefe de la FIFA o dueño de Edenor en un futuro. Es la historia no publicitaria, porque hay una que se cuenta todos los días y a veces se confunden los deseos de Massa con la realidad. Es un problema para el que compra esa historia publicitaria de todos los días que se puede leer en los grandes medios. Va a circular a través de otros canales donde Massa tiene todo cerrado.