Hablemos de cannabis: viaje a la exposición más grande de Argentina
Por Juli Ortíz | Foto: Juli Ortíz
* Por decisión de la autora, el artículo contiene lenguaje inclusivo
Este último fin de semana, entre el viernes 15 y el domingo 17 de octubre, se llevó a cabo en la Rural la segunda edición de Expo Cannabis. El evento, realizado por primera vez en 2019, es la exposición más grande sobre cannabis en Argentina y una de las más grandes de Latinoamérica. En esta segunda edición, según destacaron desde la organización del evento, más de 50.000 personas asistieron presencialmente y 12.000 se sumaron de forma virtual.
Recorrer Expo Cannabis ofrece una representación del mundo cannábico que lejos está de la que se hace habitualmente en los medios de comunicación: para empezar, es mucho más diversa. La feria reúne en un mismo espacio a consumidores con fines recreativos, pacientes, familiares, comerciantes, abogades, profesionales de la salud, criadores, cannabicultores con experiencia, personas que recién arrancan, gente que no tiene idea y cae ́a ver de qué se trata todo esto´”. Todas estas personas comparten la necesidad y el deseo de hacer circular información sobre los diferentes aspectos de la planta: desde técnicas de cultivo y usos de las flores hasta las implicancias legales que puede llegar a tener su tenencia y comercialización.
Según la primera encuesta nacional sobre cannabis, presentada por la revista THC y el CECCA (Centro de Estudios de la Cultura Cannábica Argentina), el uso del cannabis se encuentra en todas las provincias, atravesando diferentes grupos etarios, socioeconómicos y de género. Los índices de uso recreativo por provincia rondan entre el 86,6% (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y el 72,8%. (La Rioja). En CABA, según informa una encuesta difundida por la Defensoría del Pueblo, dos tercios de las personas encuestadas consultó o conoce a alguien que consultó con un profesional para obtener información acerca del uso medicinal de cannabis. Sin embargo, a pesar de la enorme difusión que tiene esta planta, existe una desinformación muy grande que se le puede atribuir en gran medida a la clandestinidad.
La feria cuenta con dos grandes espacios: un pabellón dedicado a usos medicinales y otro ocupado mayormente por bancos de semillas y locales de insumos para cultivo. En el primero de ellos hay un espacio de consultoría médica destinado a les visitantes que tengan dudas sobre el uso medicinal de aceites de cannabis. De ahí, pueden conseguir el contacto de un profesional con quien tratarse.
En uno de estos consultorios atiende el doctor José María Varvasini, miembro de Cannabis Medicinal Río Negro, una organización sin fines de lucro que se dedica a informar sobre el uso de cannabis en tratamientos médicos. “Es una organización de personas que encontraron en el cannabis una respuesta que a veces no podían encontrar en el sistema de salud 'tradicional'', comenta. El equipo es interdisciplinario: participan profesionales de la salud en sus distintas áreas, abogades, cannabicultores y biotecnólogues que seleccionan y cruzan semillas según las necesidades de cada caso. Les pacientes, por su parte, también participan muchas veces de forma activa, mediante el cultivo solidario. Varvasini es nefrólogo y nutricionista. Su rol es brindar un acompañamiento durante los tratamientos, responder consultas y controlar las dosis de los aceites utilizados.
Cuenta Varvasini que por lo general les pacientes acuden por primera vez a una consulta con el tratamiento iniciado, motivades muchas veces por la experiencia de algún conocide. “Un paciente promedio es un paciente que cae a la consulta médica con un frasquito de aceite. No se sabe el origen, no se sabe quién lo produjo, no se sabe nada de ese aceite.”. En parte, esta falta de control se debe a que muchas veces les pacientes se ven excluídes de sus propies profesionales. La falta de información afecta también al ámbito médico: la mayoría de les profesionales que hoy atienden pueden haber pasado toda su formación de grado sin siquiera haber oído que el cuerpo tiene un sistema endocannabinoide.
Dentro del área médica, sostiene Varvasini, el primer mito que hay que derribar es el mito de que para iniciar una terapia cannábica se necesitan tantos ensayos clínicos y pruebas de laboratorio: “no se puede tapar el sol con una mano, la mayoría de los pacientes que utilizan cannabis tienen una mejoría de su estado general”. La limitación que tienen los ensayos, según su perspectiva, es que tienden a enfocarse más en indicadores puntuales que en el estado general de un paciente”.
Otro espacio en Expo Cannabis destinado a consultas del público, es el de Veterinarios Cannábicos Argentinos. Duilio Baskt, uno de sus integrantes, cuenta que la mayoría de las consultas que reciben giran en torno a problemas de comportamiento, problemas que muchas veces guardan una relación con algún aspecto de la familia humana. Otras consultas frecuentes tienen que ver con el uso de cannabis en animales de edad avanzada, con dolores crónicos y/o enfermedades. El aceite en estos casos puede ayudar a reducir notablemente la cantidad de fármacos que consumen los animales. Sin embargo, la ley aún no les ampara: “nosotros estamos todavía trabajando de forma ilegal porque no estamos dentro de la ley de medicina cannábica, que es solamente para personas humanas y no para no humanos.”.
Veterinarios Cannábicos Argentinos ofrece capacitaciones a profesionales que deseen interiorizarse en el uso de aceites. Según Baskt, hay un interés del gremio a formarse en este sentido y ya hay varias universidades que incluyen en su formación contenidos sobre el sistema endocannabinoide. Respecto de les tutores de animales la recomendación de un tratamiento con cannabis, más allá de algunas resistencias, suele ser bien recibida. “El veterinario tiene la posibilidad de tener una relación con el tutor muy especial. Generalmente, cuando la gente va al veterinario, va por una cuestión de confianza (...). Esa relación de confianza hace que nosotros podamos recomendar determinadas terapias y ser escuchados”
La Defensoría General de la Nación (DGN) cuenta también con un espacio en Expo Cannabis desde su primera edición. Pablo Ordóñez, defensor público oficial, cuenta que las consultas que se hacen hoy son distintas a las de hace dos años. “Hoy por hoy lo que nos vienen a preguntar mayoritariamente es cómo se anotan en el REPROCANN para poder recibir el cannabis medicinal, otros nos preguntan qué pasa con el (uso) recreativo, otros nos preguntan ´no tengo ningún inconveniente pero uso el aceite, lo uso medicinalmente, ¿cómo hago?´.”. Otras consultas están vinculadas al autocultivo y la comercialización de productos con cannabis.
Al igual que con el rubro de la medicina, existe una gran desinformación del público general sobre cuestiones legales. Ordóñez destaca: “hoy por hoy estamos frente a una situación incierta porque pese al desconocimiento de la gente o a una muy mala información de los medios de comunicación, la tenencia con fines recreativos está prohibida”. Más allá de que hubo fallos puntuales favorables a la despenalización, la ley vigente prevé penas de hasta dos años en prisión por tenencia de estupefacientes para consumo personal.
Frente a la desinformación y a la clandestinidad, surgen distintas formas de organización. Para muches, el encuentro con la planta nace del deseo de tener flores para compartir y desemboca en una actividad que requiere de conocimiento y práctica. La conexión con la planta genera una satisfacción que va mucho más allá de la producción que de ella se obtiene. Andrés, criador y miembro de CriaCann (Asociación Argentina para la producción, crianza e investigación de la semilla de cannabis), recuerda que obtuvo sus primeras semillas del prensado.”Soy de los noventa. Ibamos a recitales y ahí es donde nos encontrábamos con las cosas ricas, con las flores (...). Flores que en esa época eran la AK-47, la White Widow, vieja escuela. Sabores mucho no había. Era todo incienso, tierra. Hasta que en los años 2000 para acá, se vinieron todas esas cosas ricas, dulces, florales que encontramos ahora” Esos son los años en que comienza a desarrollarse el breeding (es decir, la cruza de genéticas). Holanda fue uno de los países pioneros y luego comenzó a adquirir mayor relevancia el estado de California en Estados Unidos.
Andrés tuvo sus primeros encuentros con la planta en su adolescencia pero el gusto por el cultivo es anterior: sus abuelos trabajaban la tierra y él los observaba. “Parece que está en los genes”, comenta. Hoy en día cultiva diferentes plantas de forma orgánica y se dedica a cruzar distintas variedades de cannabis para obtener semillas. Esta actividad permite explorar las miles de posibilidades que ofrece la planta en materia de sabores, olores, concentraciones de THC/CBD (particularmente útil si se desea desarrollar genéticas específicas para diferentes patologías), tiempos de flora y vegetación. Para ello, les criadores destinan la mayoría de sus plantas. Las semillas obtenidas se regalan a quien lo necesite o se intercambian para continuar experimentando. En el desarrollo de esta actividad, y con la necesidad de pelear por su reconocimiento legal, formaron la Asociación. “El día que hicimos la asociación salió la resolución del INASE (Instituto Nacional de Semillas). Se podían registrar (las semillas). Nos encontramos con eso que íbamos a pelear, ya hecho”.
Entre los talleres y conferencias que se brindan en Expo Cannabis, los de cultivo para principiantes y el de producción de aceites medicinales, son los únicos que se ofrecen los tres días. Fidel es uno de los asistentes al taller de cultivo. “Hace rato tengo ganas de cultivar, pero vine justamente por eso, para ver cómo es. Al ser principiante yo no sé cómo es y vine a ver”. Fidel recorrió la feria, vio tierras, fertilizantes y se sacó algunas de las dudas que tenía: “me siento que puedo, que se puede hacer”