“Desmadres”, o cómo pensar a la literatura latinoamericana a partir de lo que es: un caos
Por Branco Troiano
“Cada cien metros el mundo cambia”, se lee en un pasaje de la delirante y magistral 2666, de Roberto Bolaño. Y si bien es cierto que la idea de gambetear las voces que componen al canon es siempre seductora, habría que preguntarse si esta línea del autor chileno no pinta de pies a cabeza el espíritu de Desmadres, la revista que fundó y dirige el escritor Nicolás Hochman y que presenta desde críticas y cuentos hasta ensayos, fragmentos de novelas inéditas y diarios. Basta con leer “¿Qué significa hoy ser disruptivo en la literatura?”, uno de los artículos del último número, para dar cuenta del carácter variopinto que se propone en cada una de las entradas.
Martina Vidret es una de las editoras de la revista. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, la joven escritora y estudiante de psicología señala que Desmadres “es tanto lo que es, lo que ya está, como lo que falta, lo que se viene. Lo que está es lo latinoamericano. Distintas voces, distintos géneros, distintas edades, distintos formatos. Ir innovando el comité editorial, que en este segundo número nos llevó a invitar a Dainerys Machado Vento. Que sea gratis, que sea de fácil acceso y lectura. Y lo que no está es nuestro empuje. Lo que falta, lo que nos convoca, a lo que todavía no llegamos. Lo que incomoda. Lo que hace ruido”. Y para concluir, plantea “estar siempre sobre el límite, intentar pasarlo, corrernos, generar un movimiento. Eso también es Desmadres, y es siempre una sorpresa”.
Por su parte, la mencionada Machado Vento, escritora cubana y cofundadora de la editorial “Sualos/Swallows”, indica que “el equipo de Desmadres tiene la voluntad explícita de mover (o acaso generar sería un verbo más preciso) un debate en torno a la literatura latinoamericana dentro del espacio geográfico y lingüístico en que esta está supuesta a producirse, es decir: desde América Latina y en español”.
Además, remarca que “hay también un deseo en este proyecto por mostrar cuán fragmentado y disperso están esos espacios de producción artística y cuán diversos somos los escritores que los habitamos. Diría entonces que, lo que más interesa realmente en Desmadres y lo que, a la vez, la hace diferente, es el anhelo de que seamos nosotros mismos los que juzguemos y descubramos nuestras letras, en un acto de reivindicación de lo que somos como región. Acá no interesa París, aunque se piense desde Buenos Aires. Acá interesan más Ciudad de México, Caracas, La Habana”.
En cuanto a Hochman, el a la vez escritor y gestor cultural cierra la charla haciendo hincapié en que “una de las cosas que buscamos con la revista es salirnos de la endogamia en la que terminamos metiéndonos muchas veces los que hacemos cosas con la literatura. No vamos a dejar de convocar ni publicar a todos esos autores a los que queremos y admiramos, y que también aparecen en tantas otras revistas, ciclos, concursos y eventos. Pero queremos que entre aire fresco, leer voces que no conocemos, escuchar tonos que nos resulten extraños, incómodos, provocadores, que nos interpelen. Por eso el deseo, que más bien es una necesidad, de haberla convocado a Dainerys, y de sostener esa política a futuro, llamando en cada número a un editor invitado diferente”.
El universo cultural tiene un nuevo e interesante jugador. Habrá que echarle el ojo.