¿Qué es el derecho al olvido?
Por Paula Viafora
Diariamente y en diversas temáticas somos testigos de los esfuerzos de miles de personas por construir memoria y mantener acontecimientos e individuos vigentes a través del tiempo, incorporando todo tipo de información al mundo de la tecnología para que esté accesible y a disposición de quien quiera consultarla.
Sin embargo, de a poco se va observando cómo también hay crecientes esfuerzos para que suceda lo contrario, suprimiendo información públicamente accesible a quien se sienta de algún modo perjudicado por ella. En ámbitos jurídicos se conoce ese derecho como “Derecho al Olvido”, que consiste en la posibilidad de solicitar al sitio de internet donde obra la información que no se quiere compartir, que la misma sea retirada de allí.
Este derecho se encuentra, podríamos decir, en “desarrollo”, y aún resulta difícil lograr una sentencia favorable al damnificado.
La semana pasada el tema volvió a los medios en el marco de una causa por la cual la actora obtuvo sentencia favorable en la Cámara Civil, ordenándose a un buscador de Internet que se borren los videos en donde se exhiben escenas de peleas y escándalos televisivos protagonizados por la accionante en ocasión de un caso judicial que se mediatiza, ordena la realización de una audiencia pública para el tratamiento del denominado Derecho al Olvido, a llevarse el próximo 17 de marzo.
En el debate se encuentra la interpretación de dos derechos constitucionales, por un lado el de libertad de expresión y libre acceso a la información, y por el otro, el derecho al honor y la autodeterminación informativa. A tal efecto habilita la participación de los Amigos del Tribunal e invita a participar del acto al Procurador General de la Nación. Los videos refieren a momentos de su juventud, que se vio mezclada en un caso judicial de amplia repercusión mediática (el caso Coppola y la actora en cuestión es Natala Dengri). Hoy en día, con una vida más asentada y una familia para proteger, solicitó estas acciones ante la justicia.
En la actualidad, Internet está presente en casi todas las actividades cotidianas de las personas. "El consumo de noticias, las relaciones laborales y personales, los momentos de esparcimiento y los temas financieros y de salud, suelen involucrar el uso de aplicaciones móviles, servicios en línea y toda clase de intermediarios. Este cambio no solo tiene consecuencias en la manera como las personas afrontan su presente y referencian su pasado, sino también en el tipo de relación que tienen con su información personal y en las dinámicas que genera el movimiento de datos personales en la red. Más precisamente, este cambio implica una redefinición del control de la información sobre nosotros mismos, la cual nos identifica y a la vez nos permite definirnos. En este contexto se viene dando un debate sobre la necesidad de crear un derecho al olvido que, por una parte, le devuelva al individuo el control sobre su información y, por otra, le permita liberar su pasado de un rígido molde digital. Así, el derecho al olvido busca, por ejemplo, que una empresa no tenga más en su poder cierto dato sobre alguien, que mis amigos dejen de ver en las redes sociales la foto de mi excursión de bachillerato de hace diez años, o que un motor de búsqueda excluya de sus resultados los rumores falsos que acabaron con la reputación de alguien”, sostiene en su libro "Borrar: la virtud de olvidar en la era digital‟, Viktor Mayer-Schönberger.
En el derecho europeo ya es una potestad consagrada y hay numerosos fallos que han ordenado a los buscadores más famosos suprimir la información que alguien no desea que se haga conocida. En el caso de no ser esto posible, podría solicitarse que la misma se transforme en anónima y que impida relacionarla con una persona determinada.
Por supuesto que quedan fuera de esta posibilidad aquellos que se tienen por razones paternalistas, comunitarias, impositivas, criminales, electorales, etc.
En la Argentina estamos recién comenzando a recorrer este camino y los especialistas sostienen que aún resulta muy difícil para un ciudadano “no público” lograr un fallo favorable en este sentido, queda claro que se viene un debate en cuanto al tratamiento, protección y disposición de información y las posibilidades que tendrá cada individuo de borrarlos de la internet cuando ya no desee que estén ahí.