Agradecimiento a Vicente Zito Lema
AGENCIA PACO URONDO publica este poema de Martín Tesouro para homenajear a Vicente Zito Lema, poeta, dramaturgo, periodista, abogado, docente e histórico militante por los Derechos Humanos fallecido el pasado domingo 4 de diciembre a los 83 años.
En la foto que ilustra la nota están Zito Lema y su compañera Régine Bergmeijer, se la enviaron al autor del poema luego de la cirugía a la que debió someterse Vicente el invierno pasado, con esta dedicatoria: “¡Brindamos por vos y la poesía!”.
Agradecimiento a Vicente Zito Lema
Que me autorice el cariño
y en el vértigo del salto
hallaré el valor
para escribir en tu nombre,
poeta,
la letra del abrazo
que nos una en la eternidad,
porque has ganado a la ausencia,
ave pelada que no se le anima a almas valientes,
porque has rendido al olvido
bajo la fuerza de fuego de creación indómita.
Será el cariño quien autorice,
Lobo maestro,
la iniciativa de estirarnos hacia vos
mediante estos ladrillos de pan
nacidos, revividos en el crisol de tu alma
inmensa una y otra vez,
entre el humo amigo nocturno festivo
y el humo vil
que los perros del horror desparraman
para envenenar el coraje que germina en cada barricada.
Será el cariño quien nos guíe,
Lobo poeta,
la intención de acercarnos a tu órbita
para agradecer la maravilla,
la razón de vida que es conocer una creación humana
con la potencia de colmar el espíritu
y representar nuestras mudas certezas,
de darle voz a los fantasmas que no pueden terminar su agonía
porque están presos de la garra cobarde de la injusticia,
que desmembra y multiplica la tiniebla,
que quiere privarnos también la tristeza,
privar, anhelo ruin de los ellos,
evaporado en el ardor de tu poesía.
Compañero de los leales (compañeros),
de los caídos en batallas que jamás serán derrotas,
te llevaste en los bolsillos lo que quedaba de la patria y
con trozos de semillas formaste un talismán,
una familia desnuda de caretas
un teatro estelar en las fosas de los locos
que estaban olvidados como islas entre el hielo.
Fue un domingo sin luz,
el silbato acechante cortó (imagino triste) tu hilo subversivo
intrépido por siempre, arrogante de vida
celeste y blanca entonces la lágrima cantada
por más que todo el gris nos gobernara el cielo
tu cuerpo merecía terminar el partido
en ochenta y tres años
con piernas de gambetas contra bombas y balas.
El martes nos unimos
locas y locos libres
a darnos la certeza de que el tiempo no miente
y por más trampas de barrio bajo la manga que armemos,
sin culpa (siempre en filo) la guadaña es paciente.
En la casa de libros olía a desconcierto.
El Sol brillaba igual. Terrible hijo de puta.
Una estudiante sola vino del Sur ardiente.
Ahora crecerás en otras sangres, Vicente.
Una estudiante sola… Y en Sur hay palabras que son sangre, nombres que son amor.
Una estudiante sola es más que toda muerte.
no hay última poesía.