Alfredo Cuellar: “Las cárceles no se hacen para la reinserción, son parte de un sistema perverso”
AGENCIA PACO URONDO dialogó con Alfredo, el padre de Florencia “La China” Cuellar (23), la joven torturada y asesinada en el pabellón 23 de la Unidad IV del penal de Ezeiza, el 23 de diciembre del 2012.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo fueron estos diez años de lucha exigiendo justicia?
Alfredo Cuellar: Fueron diez años de experiencia tremenda. De un gran aprendizaje porque la realidad es que uno no está preparado para esta situación. El destino nos pone en este lugar y uno debe comenzar a transitar muchas situaciones sin tener conocimiento mínimo de como exigir justicia. Nos pasaron miles de situaciones buenas y malas también. Siempre rescato lo bueno. Aún recuerdo de aquellos primeros años cuando comenzamos con las movilizaciones, los escraches. También comenzamos a recibir amenazas y persecución. Fui secuestrado en mayo del 2013, justamente por tratar de visibilizar la situación carcelaria.
APU: ¿Qué aprendizajes obtuvo en esa experiencia de lucha?
A.C.: Con el tiempo aprendí a tener cuidados ante este tipo de situaciones. No es nada fácil enfrentar a un aparato que dispone de todas las herramientas para poder callarnos. Lo más importante lo hemos logrado, la justicia social. Nos costaba mostrar y que la mayoría de las personas entiendan que las cárceles son centros de castigo y de exterminio. Hacen mal al ser humano. No es verdad que sea un lugar de reinserción. La sociedad va tomando conciencia de lo que significan esos lugares en la actualidad. La constitución misma dice que las cárceles deben ser lugares de rehabilitación, pero todo eso es pura teoría. En la lucha uno va conociendo toda esa realidad de ese sistema perverso. Pero de alguna manera buscamos la manera de traspasar esas normas. Seguimos adelante con el acompañamiento de muchos compañeros, compañeras, organizaciones. Eso hace que el camino se vaya allanando levemente. La nuestra ha sido una lucha inmensa.
APU: ¿Qué expresa para usted este nuevo aniversario del crimen de La China Cuellar?
A.C.: Con este nuevo aniversario que se aproxima siento como que fuera reciente la muerte de mi hija. Pero uno mira hacia atrás y ya pasaron diez años. De llevar la voz de una mujer que trataba de buscar la libertad, pero más que nada poder crear a través de su muerte, o transformar su muerte en un acto cultural. Eso nos fortalece a nosotros ante esta muerte y el dolor. Lo hemos transformado en una actividad cultural que año tras año llevamos adelante. También se suman familiares de otras víctimas y cuentan su caso. Eso nos impulsa a seguir año tras año. Todo eso es de suma importancia para nosotros. Este año estamos más organizados que los años anteriores y estamos esperando de brazos abiertos a las demás familias que vienen. Es muy importante este nuevo aniversario, no solo por los diez años sino también por lo que significa esta nueva actividad que es un Festival no solo por La China sino también por muchas chicas que sufren en las cárceles.
APU: ¿Desde su experiencia de lucha y organización como analiza la situación carcelaria actualmente?
A.C.: La situación carcelaria está cada vez peor. Porque justamente la prisión es la antesala del infierno. Es un lugar donde la voluntad y la existencia de las personas están supeditadas al manejo de los carceleros. Son ellos una máquina de aplicar sufrimiento. Son un mecanismo de asesinatos y torturas. Ante ese atropello tanto el Poder Judicial como el político hacen oídos sordos del reclamo que llevan adelante los presos. No hay un organismo independiente que pueda fiscalizar semejante atropello.
Muchos funcionarios avalan leyes duras, la tortura en lugares de encierro. Considero que la situación carcelaria va a seguir empeorando justamente porque todos miran para otro lado con respecto a esa problemática. Yo considero que el sistema capitalista tiene que ver mucho que ver con esto. Nosotros entendemos que esto de la cárcel es un negocio tremendo para quienes crearon las leyes y las cárceles. La inseguridad es un negocio. El sistema te arrastra a esa situación de marginalidad y delincuencia. El ingreso de una persona a la cárcel significa un ingreso económico muy grande para el sistema. El Estado gira un monto millonario para cada cárcel. Ese dinero debería ser utilizado para el bienestar de los internos, no para su sufrimiento y flagelo. Ese dinero se lo llevan los funcionarios penitenciarios y policiales. Por eso hay tanta gente inocente en las cárceles, porque generan un monumental ingreso a los funcionarios corruptos que manejan el sistema judicial y penitenciario.
APU: ¿Qué reformas habría que aplicar para que esa situación cambie?
A.C.: Habría que reformar las leyes. Sin embargo, las veces que se hace eso es para endurecer las leyes en perjuicio de los internos. Se busca volver la cárcel un campo de concentración. Nunca se busca una reforma para el bienestar de los detenidos. Está contemplado en la Constitución Nacional la importancia de la reinserción de los detenidos, sin embargo, se incumple. Entonces es difícil creer que se pueda llevar adelante una reforma en serio y profunda. La realidad es que no hay voluntad de reinsertar a esas personas en el ámbito laboral, social. Se busca que salgan peores de lo que ingresaron.