Alejandro Vanoli: “No hay plan económico que pueda funcionar sin un soporte político”
APU Radio (La Palabra Justa, domingos de 10 a 12hs por FM La Patriada) conversó con el economista Alejandro Vanoli sobre los obstáculos y desafíos que tiene el Frente de Todos en materia económica de cara a 2023.
Agencia Paco Urondo: ¿Las peleas internas del Frente de Todos profundizan la complejidad de la situación económica?
Alejandro Vanoli: Sí. Los problemas económicos son multifactoriales. La herencia macrista (2018-2019), la pandemia, la sequía, la crisis global, los errores cometidos en la gestión, fueron todos factores que incidieron, pero me parece que una de las cuestiones fundamentales que afectó la gestión económica fue la incapacidad que demostró el Frente de Todos para poder procesar las diferencias de una manera más razonable y que permitiera tener un rumbo firme y contundente, avalado por todos los sectores de la coalición. No hay plan económico, en general, que pueda funcionar, ni con las medidas técnicas más brillantes y coherentes, si no hay un soporte político fundamental.
En Argentina, que es un país muy presidencialista, y en el peronismo, que ha sido un espacio histórica y tradicionalmente verticalista, hay una novedad donde no coinciden el jefe político del espacio con el Presidente. Esto, sin dudas, generaba la necesidad de construir equilibrios y acuerdos que, finalmente, no funcionaron. Éstos fueron un obstáculo importante para que existiera unidad de acción para enfrentar los desafíos, los inconvenientes, los factores de poder, los callos que había que pisar para evitar que los problemas históricos estructurales que tiene la Argentina, como la inflación, se amplifiquen.
APU: ¿Tu salida de la ANSES tuvo que ver con estos problemas internos del gobierno?
A.V: Absolutamente. No es importante hacer eje en esta cuestión por algo personal. Estaba claro que quien organiza la modalidad de funcionamiento del sistema bancario no es la ANSES. Creo que de cara a la gente esto que pasó hace tres años no es importante, pero quizás fue el primer caso donde una diferencia dentro del espacio se traduce en una situación que podía ser manejada de otra forma, porque lamentablemente se bastardearon cuestiones, me refiero a políticas públicas como el IFE, que se pagó en tiempo récord, cuando muchos países desarrollados todavía no habían podido hacer una transferencia.
Estas situaciones lastimaron al espacio, y si hubiera quedado ahí era sólo un episodio, pero lamentablemente vivimos a lo largo del tiempo distintas situaciones, y creo que lo que queda claro, lo profundo del tema, es que había diferencias también sobre los rumbos, y me parece que el hecho de que no se pudiera definir nítidamente un camino lastimó a la economía. Esto es algo que impactó muy fuerte en la pospandemia, tuvo un impacto electoral, y yo creo que lo serio es que si no se produce un acuerdo político dentro del Frente de Todos que permita dejar atrás estas pelas, que permita poner todos los esfuerzos, no solamente en la gestión de este momento tan crítico también por la sequía y la crisis global de bancos, sino también, como probablemente los resultados de la política no den margen para cambiar radicalmente el estado de cosas, para proponer un horizonte de salida, una esperanza, de cara a la nueva gestión del gobierno para evitar lo que todos tememos.
Me parece que si el espacio no logra dar una respuesta, sea en el corto plazo, o también una propuesta clara que enamore a la sociedad, el riesgo de un triunfo de la derecha sería muy grave para el país. Por eso creo que estamos viviendo días y semanas decisivas donde, o seguimos con la dinámica que estamos teniendo, y eso creo que va a agravar la gestión y el resultado electoral, o verdaderamente damos un golpe de timón, que implica poder enfocarse en cuestiones estratégicas.
APU: ¿Cuál sería el golpe de timón que hay que dar para frenar esta situación y mejorar la distribución?
A.V: Primero es imprescindible un acuerdo político dentro del Frente de Todos que permita concentrarse en estas cuestiones. Pero, en el aspecto económico, hay algo fundamental que tiene que ver con renegociar las metas con el Fondo Monetario Internacional. Es importante este acuerdo que logró el Ministro de Economía en términos de renegociar la meta de reservas, pero creo que no alcanza. Es insuficiente porque, en el último mes, se agravaron dos cuestiones que están impactando mucho y que pueden continuar impactando en los próximos meses.
Primero, va a haber mucha menos entrada de dólares por la sequía, y, por otro lado, desde hace nueve días, cuando empezó una nueva fase de la crisis bancaria mundial, se está generando también un aumento del dólar a nivel mundial, una salida de los activos en países emergentes, entonces esto introduce otra tensión por el lado del sector externo, uno por el lado comercial y otro por el lado financiero. Entonces, está claro que no solamente la meta externa no se puede cumplir, y por eso fue renegociada y aceptado por el Fondo, sino que también está claro, más allá que el gobierno pueda cumplir con un ajuste las metas del primer trimestre 2023, que más adelante va a perder recaudación por la sequía y por la desaceleración global que está habiendo en la economía en los últimos meses.
Acá quedan dos caminos, o se ajusta el resultado fiscal a esta nueva realidad, que tiene que ver con factores totalmente externos que no estaban, o se profundiza un ajuste, y en Argentina tuvimos ejemplos de gobiernos que han tratado de cumplir metas de déficit de esa manera. Sin ir más lejos, está el de la Rúa. Obviamente estamos en una situación completamente distinta, pero es un buen recuerdo de lo que pasa cuando los gobiernos tratan de ajustar, y también el 2018 y 2019, cuando el gobierno de Macri trató de eliminar el déficit que había creado, con el llamado “déficit cero”, y generó una recesión brutal en la economía.
Entonces me parece que, desde una lectura fina de la realidad local y global, atendiendo la cuestión política, económica y social, el gobierno debe plantear un escenario que impida que se desacelere más la economía y, mientras que, paralelamente, concentra esfuerzos en intentar dar respuesta al tema inflacionario.
Evidentemente en estos tres años no se pudo llegar a un acuerdo económico y social. Es verdad que, en esta situación crítica, y también con los temas internos, los grupos económicos están haciendo abusos y no se están cumpliendo los acuerdos de Precios Justos. Hay una inercia inflacionaria muy alta que hay que cortar con mecanismos, donde en todos los planes económicos que la inflación bajó hubo alguna medida pendiente a que la inflación se reproduzca, y, por supuesto, también la cuestión cambiaria, evidentemente para resolver el problema inflacionario, si uno está devaluando un 5% todos los meses le pone un piso alto a la inflación, y lo grave es que tampoco mejora la competitividad en la economía.
Entonces me parece que hay que tratar, esto obviamente hubiera sido deseable hacerlo por lo menos un año antes para poder ver los resultados, pero por lo menos es importante que se vea que el gobierno está haciendo un esfuerzo sistémico y, sobre todo, con todo el poder político que implique tomar medidas que seguramente no van a ser del agrado de determinado sectores, pero que son absolutamente necesarias tomar, pisando los cayos que haya que pisar, para frenar un flagelo que está desordenando el funcionamiento económico y teniendo consecuencias sociales muy seria sobre la actividad económica.
APU: Te referiste a la necesidad de lograr acuerdos políticos para poder brindar soluciones de cara a la gente. ¿Crees que esos acuerdos existían y se detonaron o nunca existieron? ¿Son esos acuerdos posibles?
A.V: Me parece que hay situaciones que sólo saben dos personas. Si hubo acuerdos que no se cumplieron, no lo sé. Uno puede inferir que, evidentemente, el grado de distanciamiento político del Presidente y la Vicepresidenta debe expresar una expectativa mutua que no fue. Lo que pasó, pasó. El tema es hacia adelante. Necesitamos a toda la dirigencia comprometida. Obviamente, el Presidente y la Vicepresidenta, Massa, los gobernadores, los intendentes, cada uno en su nivel. La situación es grave, hay un enojo importante en gran parte de la sociedad, hay un riesgo económico y político muy serio porque, desde mi punto de vista, perder las elecciones tendría consecuencias nefastas.
Los años 90 nos costaron blindar situaciones como la energética, donde actualmente hay una empresa como Edesur que está incumpliendo y generando una situación gravísima con los cortes profundos y reiterados. Es necesario dar una salida a esto, dar una respuesta clara y concreta en política energética.
Entonces, desde esa mirada, para poder hacer las transformaciones económicas necesarias, no se puede con poco poder político. No hay que resignarse. Es mejor tarde que nunca. Me parece que cada uno desde su lugar tiene la obligación moral y política de decir la verdad y de tratar de que haya una reacción, porque, vuelvo a decir, lo que todos tememos es el costo que puede significar perder las elecciones, que quizás no sean cuatro, sino ocho años. Ya vivimos en los 90 lo que es cuando se consolidan reformas económicas, o situaciones de desinversión social y educativa, que, aunque vuelvas a ser gobierno, no podés revertir o sólo lo podés revertir a un altísimo costo.