Adriana Meyer: “Con Patricia Bullrich a la cabeza, el macrismo denostó a la familia de Santiago Maldonado”
AGENCIA PACO URONDO: ¿En qué gobierno, desde que fue reinstalada la democracia, hubo mayores violaciones a los Derechos Humanos?
Adriana Meyer: En mi libro “Desaparecer en democracia “no abordo puntualmente el tema de las violaciones a los Derechos Humanos puntualmente, sino que lo enfoco en lo que respecta a las desapariciones. Nora Cortiñas en una de las primeras marchas por la aparición de Santiago Maldonado planteó que en todos los gobiernos democráticos hubo desaparecidos. Esto quiere decir que, si proporcionalmente uno reparte la cantidad de desapariciones en los años de cada gobierno, incluso hubo 12 desapariciones en ese interregno entre De la Rúa y Duhalde que tuvimos cinco presidentes. Esto es lo que abona una de las conclusiones de mi libro que es que para desaparecer personas no se plantea la llamada “grieta ideológica”.
APU: ¿Las practicas violentas de las fuerzas de seguridad son decisiones políticas o forman parte de prácticas históricas?
A.M.: A veces se suele decir que las fuerzas de seguridad, principalmente la bonaerense, que se autogobiernan. Quienes saben en profundidad sobre estos temas como el periodista Ricardo Ragendorfer o algunas sociólogas como Alejandra Vallespir sostienen que esta teoría es falsa. Dicen que existe una estrechísima ligazón entre la policía brava que aprieta pibes y los tortura en las comisarías con el sistema punteril de referentes políticos que existen en cada barrio, en cada municipio.
Por otro lado, también existe el error de pensar que etas practicas violentas como fusilamientos, gatillo fácil, asesinatos en comisarías y cárceles, también desaparición de personas son una herencia de la dictadura. Una de mis conclusiones que aprendí en mi investigación para mi libro “Desaparecer en democracia”, editado por Editorial Marea en 2021 es que en realidad es al revés, la dictadura se sirvió de herencias de prácticas policiales previas.
Yo diría que hay determinada manera de hacer política que aún persiste, más allá de la democracia, se sirve de la funcionalidad de determinadas prácticas violentas. Cuando León Arslanian que fue ministro de Seguridad del Gobernador Felipe Sola anuncio la purga en la policía que debían abandonar la fuerza por violencia y muchos casos de corrupción, recibieron llamadas de jueces e intendentes que pedían que no echen a esos policías. Habría que preguntarse porque la política y el Poder Judicial necesitan de esa policía brava. Posiblemente tiene que ver con los negocios y el dinero más que con la ideología.
APU: ¿Hay un correlato entre las cifras de desapariciones y cada gestión presidencial en tu investigación?
AM: Por supuesto que hay algunos matices. Por caso cuando empezó la gestión de Sabrina Friedrich, en el actual gobierno, varios organismos de Derechos Humanos entre ellos Correpi fueron recibidos y fueron derogados varios protocolos utilizados por la gestión de Patricia Bullrich. Cuando se realizó un recorrido por las cifras el gobierno de Macri “fue lejos el más represivo”. En ese gobierno hubo una muerte a manos del Estado cada 19 horas. Uno podría decir que mejoró levemente la situación en el primer año de la gestión de Alberto Fernández. Sin embargo con la pandemia pasamos a tener un muerto cada 17 horas. Esto nos determina que no son las adscripciones ideológicas la problemática de la violencia. Era necesario imponer el aislamiento social preventivo obligatorio. Se les dio carta blanca a la policía brava y los niveles de muerte se dispararon. De las 411 muertes ocurridas en 2020 durante la pandemia, el 70% tuvieron lugar en la primera etapa del ASPO. Ni hablar de la desaparición de la desaparición de Facundo Astudillo Castro y Luis Espinosa en Tucumán. A manos de las policías tucumana y bonaerense respectivamente. Las cifras marcan la evidencia de que más allá de algunas reformas Es necesario plantear reformas mucho más estructurales. Por ejemplo derogar toda la legislación que propicia las detenciones arbitrarias, esto es algo que estableció el fallo sobre el caso de Walter Bulacio y que ningún gobierno cumplió. Una medida positiva de este gobierno fue prohibir la portación de armas en la policía aeroportuaria, lo cual redujo los casos de gatillo fácil en esa fuerza, por lo tanto fue muy positivo. Esto debería ser trasladado a todas las demás fuerzas.
APU: ¿Cuáles fueron los casos más emblemáticos para usted de desaparición de personas?
AM: En mi libro aborde 218 historias. Hay algunas que resultaron más emblemáticas, de paso menciono que el primer desaparecido en democracia fue José Luis Franco en un supuesto enfrentamiento en la ciudad de Rosario. Se convirtió en diciembre de 1983 en el primer desaparecido en democracia. También los desaparecidos en el copamiento al regimiento de La Tablada. Jorge Sivak y Jorge Julio López son los únicos casos que desparecieron dos veces. En mi libro repaso los casos de Miguel Bru, Sebastián Bordón, Sergio Avalos, Facundo Rivera Alegre en Córdoba, Franco Casco en el Litoral. Por supuesto Santiago Maldonado e Iván Torres cuyo cuerpo nunca apareció.
Traté de traer del olvido a casos de la década del 90 y encontré otros que eran poco conocidos y que me impactaron. El caso de Alejandrito Flores que en 1991 fue atropellado por un patrullero en Rio Cuarto en Córdoba, los policías de manejarse legalmente llamaron a unas enfermeras amigas y no pudieron reanimarlo entonces desaparecieron su cuerpo. La familia tuvo que esperar 17 años para encontrase con los huesos de Alejandrito. Fue de manera casual porque estaban en una alcantarilla cerca de donde había sido atropellado. Su cadera tenía la evidencia del choque. Los policías habían llevado a arreglar el patrullero a otra provincia. Luego el caso de Elías Gorosito en Paraná, Entre Ríos que en 2002 un joven de veinte años cuya familia ya había perdido otros hijos víctimas de la violencia policial. Diego Duarte que inspiro el libro de Alicia Dujovne Ortiz “¿Quién mato a Diego Duarte?”. Un joven que estaba revolviendo la basura en el CEAMSE de José León Suarez y lo enterraron con tierra de una pala excavadora por orden de un custodio policial. El cuerpo de Diego nunca apareció. Y por último el caso de Víctor Balbuena en Concordia en 2003, salía de bailar y fue fusilado por los escuadrones de la muerte policiales que por esos años asolaban Entre Río. Cuatro compañeros suyos fueron torturados y solo uno sobrevivió a ese fusilamiento.
APU: Usted destacó en otra ocasión la etapa de la gestión de Mauricio Macri y Patricia Bullrich como la más represiva. ¿Podría desarrollar mejor ese concepto?
AM: Más allá de las cifras claramente fue el más represivo el gobierno de Mauricio Macri con Patricia Bullrich a la cabeza. Pensemos nomas en la actitud del estado en el caso Santiago Maldonado. Un Estado dedicado a denostar a la familia del joven desaparecido. Dedicados a encubrir de una manera escandalosa. En el caso del macrismo su actitud fue de un carácter desembozada. Implementó protocolos represivos que por suerte en el actual gobierno fueron derogados. La Doctrina Chocobar de “primero disparo, después pregunto “,”El que quiera andar armado que lo haga”. Fueron un gobierno que hizo lo que quiso. Tuvieron las cifras más altas de violencia institucional y sin embargo seguimos escuchando herederos suyos con discursos de odio que proponen fusilar a los pobres como Javier Milei, Espert y toda esa calaña. Definitivamente el macrismo fue el peor gobierno por lo represivo y en materia de violencia institucional. Esa afirmación está avalada por el CELS y CORREPI.