Rectificar es de sabios
En medio de la candente campaña electoral, la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha realizado un gesto político que no puede pasarse por alto. Siguiendo la máxima del poeta Alexander Pope, "errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios", la líder del espacio nacional y popular ha dado un paso valiente al pedir perdón públicamente.
Este acto de sinceridad tuvo lugar durante la reedición del libro "Después del derrumbe" en una charla titulada "De castas, herencias, derrumbes y futuro", llevada a cabo en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Ante la sociedad, la vicepresidenta reconoció: "Nadie es libre si le dicen una cosa y es otra. Yo entiendo porque hubo mucha ilusión y expectativa, y no se pudo cumplir, y yo quiero pedirles perdón si no pudimos cumplir, pero créanme que lo intenté muchas veces. Ahora hay que meterle para adelante porque necesitamos que la sociedad argentina sepa cuál es el problema que tiene nuestra economía".
El mensaje, de quien fue dos veces presidenta, es un claro respaldo al candidato presidencial y actual ministro de economía, Sergio Massa. También es un reconocimiento de la crisis de representación que causó el gobierno actual, al profundizar y prolongar la carencia de ingresos que sufren los sectores bajos y medios que generó un gran malestar social. Admitir que no se pudieron cumplir todas las expectativas es un paso necesario, y especialmente relevante, en un momento en que la desconfianza en la política y en los políticos es muy fuerte.
Pedir perdón públicamente no es tarea sencilla; no obstante, Cristina Fernández demostró valentía al hacerlo. Pedir perdón no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. La misma fortaleza que la caracterizó durante sus dos mandatos presidenciales y con la que ahora enfrenta esta crisis de representatividad de la que forma parte. Este acto, más allá de la inevitable búsqueda de apoyo electoral, debe fomentar la comprensión y la empatía en la comunidad, además de establecer una comunicación efectiva con la sociedad, que tiene el derecho de conocer los desafíos que se avecinan y las presiones económicas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De cara a la militancia y a la sociedad toda, Cristina, a través de su acto de contrición transmitió responsabilidad futura hacia los dirigentes del movimiento nacional y popular. Responsabilidad con la que el exintendente de Tigre, Massa, trata de recuperar la confianza en un contexto de inflación acelerada que aumentó el costo de vida y que se tradujo en apoyo al candidato anarco-capitalista, Javier Milei, quien pareciera tener chances reales de ocupar el sillón de Rivadavia.
A pesar de no ser candidata a ningún cargo y de no ampararse en futuros fueros debido a la reciente reapertura de causas judiciales en su contra, la actitud de la vicepresidenta puede tener un impacto positivo en la percepción del ciudadano común. Si bien el perdón no garantiza una reconciliación inmediata, sí establece un puente hacia la reflexión que puede resultar en una mayor participación ciudadana el día de la elección, inclinando la balanza a favor del oficialismo.
Pedir perdón también es un acto de autocorrección que conlleva una profunda responsabilidad moral y es desde ahí que el futuro de la política y del accionar de los futuros dirigentes deben verse marcados para, y por sobre todo, no cometer los mismos errores y llevar en alto las banderas, principios y valores del peronismo.