La CGT conduce la resistencia
Desde el 10 de diciembre, es decir, 26 días, la CGT junto con la CTA le asestaron tres duros golpes al gobierno. Las cautelares contra el Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU), la movilización a Tribunales para refrendarlas y el paro nacional propuesto para el 24 de enero. La consecuencia inmediata fue que dos tribunales laboralistas dictaron la cautelar para detener el DNU y otro del contencioso administrativo le dio la razón. Esto es un mazazo extra para los libertarios, porque suponía que era un fuero aliado.
La cara visible fue la de Pablo Moyano. Es natural: hereda el mandato histórico del MTA, aquella agrupación de sindicatos en la que su papá Hugo, el colectivero Juan Manuel Palacios (¿el mejor cuadro sindical de los 90s?) y la etapa heroica del judicial Piumato y el titular de Dragados y Balizamientos, Juan Carlos Schmid. No faltó quien encontró alguna similitud de Pablo con Juan Román Riquelme. La tienen: en su origen popular y el liderazgo que construyeron desde abajo.
También es obvio que fue efectiva la presión que ejerce la Corriente Federal, siendo el ministro bonaerense Walter Correa su rostro más conocido. Como la gota que orada la piedra, el sector más ideológico del sindicalismo va imponiendo su programa.
Pero lo que realmente torció el brazo del acuerdista Gerardo Martínez (UOCRA) y el ausentista Armando Cavalieri (Comercio) fue Héctor Daer. Representante de uno de los gremios más populosos de Argentina, Sanidad, está considerado un moderado y por lo tanto, el fiel de la balanza. Cuentan que a Daer lo marcó mucho el protagonismo que tuvo en la última campaña pero también el “poné la fecha la puta que lo parió” del final macrista.
El gobierno retrocede groggy, y detrás de la CGT se envalentonan muchos. Los senadores voltearon el proyecto de Boleta Única y los diputados peronistas combatieron a brazo partido en la Comisión de Presupuesto. ¿Será una coincidencia que la voz cantante la llevó la diputada sindical Vanesa Siley? Los empresarios nacionales levantan cabeza: el sector pesquero obligó al gobierno a reformular el proyecto de ley de entrega de los mares y los azucareros y limoneros también manifestaron su enojo.
Con todo, Javier Milei no esperaba que la peor derrota de esta andanada se dé en el plano financiero. Este jueves los bancos rechazaron por segunda vez el BOPREAL (aquí y aquí). Se trata de un bono que cambia los pesos a dólares. Si los libertarios no logran contener de alguna manera esta masa que se renueva diariamente, en cualquier momento migrarán al dólar desatando la corrida más grande que se tenga memoria. Al precio de hoy, demandarían 25 mil millones de dólares. ¿Y qué tiene esto que ver con la CGT? La parada de carro sindical le despierta desconfianza a los mercados, no creen que Milei pueda imponer el ajuste. Lo mismo ocurrió en las protestas y cacerolazos contra la reforma del sistema jubilatorio a fines de 2017.
Asediados por la precarización en especial la economía de plataformas, demonizados minuto a minuto por los medios de comunicación (incluyendo los progresistas), el coloso sindical sigue siendo el guardián de los intereses de los y las asalariadas de Argentina. La principal institución que organizó Juan Domingo Perón, sigue activa.