BRICS: hacia un nuevo modelo de desarrollo, distribución y tributación
La “XVI Cumbre de los BRICS” dejó en evidencia que la hegemonía de los Estados Unidos de América, que sostuvo desde 1945 hasta la actualidad, se encuentra en constante discución. La planificación y visión estratégica a largo plazo de la Republica Popular China, el resurgimiento de la influencia y expansión política y comercial en África y América Latina por parte de la Federación Rusa, la ralentización económica de la Unión Europea, y el protagonismo incipiente de otras naciones asiáticas, abren las puertas a una nueva era que la podemos conceptualizar como “poli-globalización”. Este termino fue utilizado por Rebeca Grynspan, Secretaria General de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo- UNCTAD- en sus ultimas publicaciones para la CEPAL. Al igual que muchos expertos y expertas observamos un mundo que tiende a regionalizarse.
¿Esto que significa? Básicamente que las naciones buscaran fortalecer el flujo de inversiones y comercio exterior con países limítrofes. A su vez, priorizar la industrialización de algunos bienes manufacturados, ya sean de capital o intermedios, que anteriormente se importaban de terceros países. Esta es una de las alternativas que analizan parte de los equipos económicos de una gran cantidad de países en vía desarrollo y de naciones menos adelantadas.
El próximo año se cumple una década de la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, donde se dio impulso a la creación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030. Ambas contemplaban una meta ambiciosa que incluía la erradicación de la pobreza extrema y eliminar las desigualdades entre países y proteger el medio ambiente. Pese a los esfuerzos hechos desde las Naciones Unidas, no solo que los ODS no se cumplieron, sino más bien, la situación se agravo en varios aspectos. Según la nueva publicación del Banco Mundial “Poverty, Prosperity, and Planet Report” ya advirtió que podría ser necesario más de un siglo para eliminar la pobreza tal como se la define en casi la mitad del mundo, es decir, la situación de las personas que viven con menos de USD 6,85 al día.
“Después de décadas de avances, el mundo está experimentando graves retrocesos en la lucha contra la pobreza mundial, como resultado de desafíos interconectados, entre los que se incluyen el crecimiento lento de la economía, la pandemia, la elevada deuda, los conflictos y la fragilidad, y las conmociones climáticas”, declaró en una conferencia de prensa, Axel van Trotsenburg, director gerente sénior del Banco Mundial. “En el contexto de estas crisis superpuestas, ya no sirve seguir como hasta ahora. Necesitamos un modelo estratégico de desarrollo esencialmente nuevo si queremos mejorar de verdad las vidas y los medios de subsistencia de las personas y proteger nuestro planeta”.
Un nuevo modelo estratégico de desarrollo conlleva pensar nuevas fuentes de financiamiento para la producción industrial en América Latina y África, caracterizadas fuertemente por ser regiones proveedoras, en su mayoría, de bienes primarios sin valor agregado. Para que esto ocurra, los países desarrollados y las transnacionales más importantes a nivel global deberán hacer aportes extraordinarios de manera sostenida en las próximas décadas para robustecer las arcas fiscales de las naciones más débiles, para así poder dotar de recursos que luego permitan a las entidades públicas y privadas bancarias otorgar créditos accesibles; teniendo como resultado un crecimiento sostenido del sector privado, el empleo calificado y fortalecimiento del poder adquisitivo
En el punto 14 de la Declaración de Kazán los países BRICS + destacan el papel clave del G-20 como principal foro mundial para la cooperación económica y financiera multilateral. Así mismo ratifican el apoyo a las iniciativas impulsadas por Lula Da Silva “Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza” y la histórica Declaración de Río de Janeiro sobre “Cooperación Internacional en materia de Tributación”. En esta última, Brasil junto con los principales gobernadores de los Bancos Centrales del Foro, propusieron la creación de un impuesto mínimo global a la renta de los multimillonarios; con una tributación global del 2% a los superricos se podrían recaudar USD 250 mil millones al año. Esto refuerza el texto de la Resolución 78/230 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Promoción de una cooperación internacional inclusiva y eficaz en materia de tributación en las Naciones Unidas
Resultaría sumamente transformador para el avenir de múltiples de naciones para poder impulsar una fuerte transformación productiva, y al mismo tiempo distributiva, que mejore la calidad de vida de los 500 millones de habitantes que se encuentran en situación de pobreza.
* El autor es embajador Honorario IMBRICS +