Carta de un socialista argentino a un socialista español
Sec. Gral. PSOE, Partido Socialista Obrero Español
Me atrevo a escribirle en virtud de la hermandad histórica que unen a españoles y argentinos, desde que les abriéramos las puertas de nuestro país a sus ciudadanos exiliados, ya sea por causas económicas o políticas, desde los muchos argentinos que dieron sus vidas en las Brigadas Internacionales durante la guerra civil. Al mismo tiempo, me dirijo a Ud. basado en la confianza que nos da reconocernos como socialistas, de haber participado juntos en mas de una oportunidad en los congresos internacionales de nuestras fuerzas, también como tributarios de un conjunto de ideas que superan las fronteras, que unen a aquellos hombres y mujeres de cualquier latitud que luchan contra la desigualdad, contra la opresión y contra la injusticia.
Me duele como argentino y como socialista que ustedes, socialistas españoles, se hayan pronunciado a favor de esa empresa depredadora, multinacional que es Repsol, como así también su apoyo al gobierno del Partido Popular, que hoy sólo les ofrece menos educación, menos salud, menos seguridad social como salida a la crisis, y a cambio sólo les ofrece endeudamiento, recesión y represión.
Me cuesta tanto entenderlo que me tienta hablarles de “vosotros”, en lugar del más argentino “ustedes”, como si ello pudiera allanar el entendimiento. Me tienta preguntaros en qué momento vosotros, socialistas españoles, han creído que vuestras banderas debían plegarse a las de gobiernos antipopulares o a las de empresas que expolian economías en desarrollo.
Quizá ustedes, socialistas españoles, no sepan que desde que Repsol tomó el control de nuestra empresa de hidrocarburos, la producción cayó de manera vertiginosa, al igual que las reservas, poniendo en riesgo severo el desarrollo de nuestro país. Que distribuyó una enorme parte de las multimillonarias ganancias obtenidas, sin una política de reinversión de utilidades, explotando irresponsablemente los pozos descubiertos gracias a las inversiones hechas por nuestra YPF mientras era estatal.
Y a lo mejor tampoco sepan que aquí, en Argentina, existe un gobierno que ha transformado nuestro país, sacándonos de la oscura noche neoliberal, que por cierto ya posa sus nefastas garras sobre vuestro pueblo. Que ese gobierno ha sido apoyado por el 54% de los argentinos y las argentinas, legitimando lo hecho hasta aquí y dando fuerza para seguir creciendo, seguir generando empleo, reduciendo la pobreza, expandiendo la cobertura previsional, universalizando la asignación por hijo, mejorando la educación y la salud públicas, desendeudando al país para que éste sea verdaderamente soberano.
En el marco de estas medidas, esta no es la primera vez que el gobierno interviene en un área estratégica que se encontraba en manos privadas. Pasó con el correo, pasó con el agua. Y puntualmente ocurrió con Aerolíneas Argentinas, cuya privatización fue un oprobio. Me tocó defenderla como dirigente sindical y luego como diputado hasta que, en 2009, tuve el orgullo de votar en el Parlamento su nacionalización. En ese caso, tal como en el de YPF, se trataba de un área de interés público que estaba siendo explotada irresponsablemente por manos privadas, con un criterio meramente mercantil y sin ningún vínculo con las necesidades del país. Fíjese, Croya Rubalcaba, que en aquel entonces los dueños también eran españoles, que fueron condenados por vuestra justicia –y no nuestra- por fraude y prácticas indebidas.
Nosotros, los socialistas argentinos, apoyamos este proyecto que le está devolviendo la dignidad a la Argentina tomando medidas que ustedes, mientras fueron gobierno, no tuvieron el coraje de adoptar. Y sabemos que recuperar el dominio sobre un recurso tan estratégico como los hidrocarburos es fundamental para poder seguir impulsándolo. Sabemos que mientras estos recursos estén en manos de empresarios que sólo persiguen la ganancia a cualquier precio, el interés público estará de rodillas ante el interés del mercado. Y sabemos –porque lo hemos sufrido- que cuando eso ocurre no es un gobierno o la clase política la que más lo siente, sino los trabajadores, los estudiantes, los pobres. Aquellos a quienes nosotros, socialistas, decimos defender.
Por eso lo llamamos a rever la repudiable decisión de poner las banderas socialistas al servicio de Repsol y del PP. A imitar el ejemplo de los compañeros de Izquierda Unida, que han impugnado el accionar de esos neoliberales trasnochados. Y a ponerse del lado del pueblo, que es el lugar del socialismo.