“El niño es un lector exigente, no se queda con las apariencias”
AGENCIA PACO URONDO (Por Victoria Palacios): María Victoria Ramos, es poeta, profesora de psicología del arte de la UBA y hace unos años se dedica a la literatura infantil. Publicó en varias antologías y su primer libro de poesía es “El ojo de la tortuga” que es un libro hermosísimo. Ahora acabás de sacar un cuento en Billiken y para Edelvives que es una editorial muy importante de literatura infantil.
María Victoria Ramos: Es verdad en este último tiempo me volqué más a los cuentos de Billiken que en realidad fueron una serie y el último se publicó este sábado 7 de septiembre. Es una serie de cuentos del circo que surgieron a partir de distintas anécdotas y recopilaciones de las propias vivencias infantiles que después uno va trabajando y reescribiendo, siempre con una impronta poética porque uno viene más de esa línea. Siempre está la posibilidad de un presente en la narrativa.
APU: ¿Cómo se llaman los cuentos?
MVR: Los cuentos integran un libro que se llama “El gran salto y otros cuentos de circo”. El libro está inédito pero fue publicado en su totalidad en Billiken, hace dos años que Billiken viene publicando los cuentos. Pero se podría publicar como libro. Por ahora sale en una publicación periódica.
APU: ¿El sábado qué cuento salió?
MVR: El último que salió se llama “Una estrella fugaz” y trata sobre la vida del hombre bala del circo que es un turco, se llama Kail desde el Cenit y atraviesa el cielo de Turquía volando con su túnica y va a trabajar a este circo que es el “Circo Bengalí”. Ahí desarrolla una serie de pruebas un poco arriesgadas y se involucra con los tigres bengala que son tres hermanos que hacen maldades. Ese fue el último que se publicó y el primero que se publicó en Billiken fue “El gran salto” que es un equilibrista que se llama Jabalí y tiene que vencer su propio peso para convertirse en equilibrista.
APU: ¿Ahora van a salir unos Haikus para chicos?
MVR: Sí, varios de los haikus fueron publicados, en realidad la primera serie de haikus que se llama “Los haikus del colibrí” fueron publicados en Tinta Fresca hace unos años. Después de eso escribí un libro que se llama “El libro de los suspiros” que está compuesto íntegramente por haikus, sobre la naturaleza, los pájaros, las flores. Ahora Edelvives seleccionó uno de esos haikus para un libro de lectura para chicos de tercer grado que se llama “El carretel de lectura” y otros haikus ya fueron publicados en una antología de cuentos y poesías que se llama “Cuentos y cantos” que fue publicado por “Guadal” hará dos años atrás.
Y también Macmillan a través de Editorial Estrada va a publicar unos poemas que se llaman “Epitafios de cuentos” que son epitafios de cuentos famosos. El epitafio del espejo de la madrastra o el epitafio del Jinete sin cabeza ya es más en tono humorístico.
APU: ¿Qué es un haiku?
MVR: El haiku es un poema breve, una composición oriental que tiene 17 sílabas, una métrica muy precisa, tiene que tener tres versos y 17 sílabas. Dentro de esas 17 sílabas se busca lograr una impresión de la naturaleza, una percepción. Algo muy sutil que tiene que ser contado en muy pocas palabras. Eso sería el haiku.
APU: Con respecto al Haiku específicamente pero también a nivel general para pensar la cuestión de la literatura infantil, ¿cómo pensás vos el género de la literatura infantil?
MVR: En realidad hay dos cosas que están vinculadas con la poesía y con el haiku. Por un lado la brevedad, me parece que han existido muchos géneros como la microficción que tiene que ver también con ese sentido de condensación que tiene que tener la literatura para captar la atención del niño. El niño es un lector mucho más exigente, no se queda con las apariencias, si no le gusta no lo lee y listo.
En ese sentido la condensación, la brevedad apunta a ese nivel de sustancia que tiene que tener la literatura para captarlos. Después sí, podría hablarse acerca de la especificidad de los géneros que en realidad no tiene que ver con las nomenclaturas que ponen las editoriales, como calificar un libro de 7 a 9 años. No creo en esa cuestión de mercado que condiciona las lecturas, sino más bien que hay niveles de lectura.
Los adultos también leemos libros para niños y los niños leen libros para adultos, entonces, tiene que ver con las apropiaciones que cada uno puede hacer en distintos momentos de la vida desde una literatura que es muy amplia y nos abarca a todos. Hace poco ganó el premio Hans Christian Andersen, que es como el Nóbel de la literatura infantil, María Teresa Andruetto que es una escritora cordobesa que muchos años vino exponiendo estas ideas, tiene ensayos que habla acerca de una literatura sin adjetivos que es esta cuestión de no calificar como infantil, juvenil, sino que en realidad una literatura que tiene que estar hecha con calidad y cuando eso sucede todo el mundo la quiere leer.
APU: ¿Tenés a mano Haikus para leer ahora?
MVR: Les digo alguno que me acuerdo. Uno que se llama Vagabundo dice, “Dibuja un lomo la caricia y hace nacer al perro”, otro podría ser Nieve, “Página en blanco para la breve huella del zorro”.
APU: ¡Muy bueno! Hay como un boom editorial de la literatura infantil, ¿no es cierto? Me quedé pensando en Harry Potter (risas) ¿Por qué la literatura infantil de golpe está en un momento de tantas ventas? De tanto prestigio y reconocimiento social, ¿qué pensás?
MVR: Creo que se conjugaron varias cosas. Por un lado, por fin tuvo su reconocimiento un espacio que se venía luchando desde hace bastante tiempo, pienso en Graciela Montes, Andruetto, Graciela Cabal. En Argentina a partir de la poesía de María Elena Walsh y de todo lo que ella abrió, porque fue realmente la impulsora de un campo enorme de producción. Después se luchó para que fuera reconocida y que no fuera relevado simplemente a lo escolar que, es el papel que tuvo durante mucho tiempo la literatura para niños, pensar como algo didáctico o escolarizado.
Creo que eso es lo bueno de esta conquista, se abrió un espacio de enorme oferta para que haya llegada a los chicos desde un lugar más genuino y no de tanta bajada moralizante como tenía antiguamente la literatura mal entendida infantilmente. Después a eso se le adosa una cuestión de mercado editorial que también explota un público que tiene más facilidad para captar el mercado, en el sentido que están los mediadores de lectura, los padres que compran los libros para los chicos, porque no sé si los niños eligen directamente los libros. Creo que el mercado se sumó o aprovechó todo esto para sacar su propio rédito.
Pienso en esto obviamente corriéndose un poco de lo mercantil que hay en los libros, libros de series televisivas, libros que traen juguetes, que dejan de ser libros. Si uno se conecta con lo bueno de este boom en el sentido de que hay muy buenos escritores produciendo mucho puede haber un crecimiento para las futuras generaciones lectoras. En ese sentido siempre suma que haya más, habría que correr un poquito las imposiciones que hay en el mercado que no sé si son los deseos genuinos de los lectores.