Asesinatos que forman parte de un plan de gobierno
Por Jorge Rivas
Facundo Ferreira era un chico tucumano de doce años que recibió un tiro de un policía en la nuca. Iba a comenzar la secundaria, estaría lleno de sueños, como lo están todos los pibes a su edad. Es imposible no conmoverse al ver su foto y ver en su sonrisa, la sonrisa de nuestro hijo, de nuestro nieto, o de nuestro hermano.
Facundo era pobre, como también lo era su amigo de catorce años que lo llevaba esa noche en moto, y como seguramente también lo era el policía que lo ejecutó. Trato de decir con esto, que lo que sirve de contexto o escenario a esta tragedia, es la pobreza y la desigualdad.
El aumento exponencial de la violencia institucional, al amparo de la derecha macrista, que no solo la justifica, sino que también la estimula, es muy preocupante. Y es muy preocupante porque no estamos en presencia de un hecho aislado, ya que las ejecuciones sumarísimas de las fuerzas de seguridad son la acción del plan de gobierno, que tiene por objeto, además de criminalizar la pobreza, darle a sus votantes el mensaje de que de esa manera se combate eficientemente la inseguridad.
No debemos naturalizar este accionar policial, ya que una verdadera democracia no puede admitir estas prácticas salvajes. Y ser implacables en la defensa irrestricta del estado de derecho, ya que cuando éste se viola, siempre pierde el más vulnerable.