De saqueadores, bandoleros sociales y papanoeles
Por Esteban Rodríguez Alzueta
Ensayo sobre el don y la economía según Santa Claus
“Te persigue la policía, el día de Navidad. Es la fiesta que te prometí.” El mato a un policía motorizado en Navidad de reserva
Una Navidad sin regalos es una navidad triste, que muestra los dientes. Y la familia no siempre es un consuelo para pasarla bien. Hay Santa Claus para cada arbolito o al menos es lo que nos gustaría. Pero Santa Claus antes de tener cara de Coca Cola, de parecerse a nuestros padres, tenía otras versiones.
Se cuenta que Santa Claus nació en el año 280 en Turquía y se llamaba Nicolás de Bari, como el cantante italiano. Parece que provenía de una familia de comerciantes que había prosperado traficando en el Mar Adriático. Cuando la peste se lleva a los padres, Nicolás, conmovido por la desgracia, repartió la herencia entre los necesitados y partió para luego ordenarse de sacerdote. Esta es una de las primeras versiones, muy filantrópica, hecha a la medida de las necesidades de la Iglesia.
La segunda versión la sabemos por boca del príncipe Kropotkin que, según nos cuenta, su árbol genealógico se remonta hasta San Nicolás. La historia de este viejo anarquista con cara de Papá Noel es muy distinta. Parece que su pariente era una suerte de bandolero que robaba y repartía lo que sustraía. Cuando no hay Estado, las desigualdades se apoyaban en otras instituciones. Se sabe, si la propiedad es un robo, la tarea que se imponía era la distribución forzada de la riqueza. El robo deja de ser robo cuando no hay cálculo y su finalidad no es el enriquecimiento sino la ayuda mutua. Otra verdad que no solo había sobrevivido al paso de los siglos, se había convertido en mandato.
Son conocidas las célebres intervenciones de King Mob en Inglaterra, cuando sus integrantes se disfrazaban de Santa Claus e ingresaban en las tiendas Harrods para sacar los juguetes de las góndolas y obsequiárselos a los niños que deambulaban con sus padres que también creían que se trataba de una “atención” de la casa. Una acción, dicho sea de paso, que ya habían hecho antes los Motherfuckers en los Estados Unidos y la Kommune 1 en Alemania.
Esta versión subsiste como amenaza cada fin de año. Los saqueos en Argentina en esta fecha, son formas desquiciada de una historia secreta. No hace falta la tradición oral para trasmitirla. Hacen falta el hambre de un lado y la ostentación del otro. Bandoleros del mundo uníos!