La música de Vidal: conflicto en el programa de orquestas infantiles y juveniles de provincia de Buenos Aires
Por Guadalupe Lucero
El sábado 9 de junio la Orquesta Infantil y Juvenil “El puente” de Alejandro Korn dió su primer concierto del año. Es una de las orquestas que logró sobrevivir al desmantelamiento encubierto que sistemáticamente se realizó sobre el Programa de Orquestas y Coros del Bicentenario desde el 2016 hasta su relanzamiento a principios de este año. En ese tiempo, los docentes de la orquesta pasaron meses sin cobrar sus sueldos y sin respuestas de parte de las autoridades del programa. En marzo de 2016 se realizó una emotiva protesta frente al palacio Pizzurno en la que participaron cientos de alumnos de todo el país.
La orquesta “El puente” sin embargo resistió. Durante dos años el director logró sostener con inteligencia y afecto a la mayor parte del equipo docente y mantener el funcionamiento de la orquesta. Las familias armaron a su vez sus propias estrategias de resistencia ayudando a lxs docentes con los viáticos y colaborando comunitariamente con el trabajo.
Es que lxs niñxs y jóvenes que dan vida a la orquesta-escuela aprenden allí algo más que a tocar un instrumento. El programa se pensó y diseñó como un programa socioeducativo de inclusión, cuyo foco apunta a que los niños encuentren un espacio donde desarrollar la autoestima y el trabajo grupal, un espacio de contención a través del aprendizaje. “En cuanto toca una nota comienza a ensayar con la orquesta” dice el director a los padres que recién inscriben a su hijx. Es que el director mismo junto con el cuerpo docente se ocupa de escribir arreglos que incluyan a lxs niñxs de todos los niveles y que puede implicar en algún caso, tocar solo una nota. De más está decir que este trabajo es sencillamente monumental, se piensa la intervención para cada instrumento y para cada nivel, logrando que los niñxs y jóvenes participen en la interpretación de obras complejas desde el primer momento. Para quienes hayan pasado por la enseñanza en conservatorios puede resultar mágico que los niñxs en tres meses toquen en un concierto con la orquesta, que lean su partitura y puedan seguir las indicaciones del director. Parece magia, pero es proyecto pedagógico pensado y puesto en práctica.
La orquesta funciona en las instalaciones de una escuela primaria. En la semana lxs chicxs asisten después del horario de la escuela, en la pequeña franja que queda entre las 17:30 y las 19:30. El sábado es día de ensayo de toda la orquesta, y lxs chicxs están en la escuela desde las 14 hasta las 18:00. El programa brinda a lxs niñxs y jóvenes enseñanza de instrumento, de lenguaje musical y práctica orquestal. Las familias se involucran activamente, están en la escuela junto a lxs chicxs, y se turnan para preparar la merienda, que a veces incluye el festejo de algún cumpleaños.
Algunas madres cuentan que allí encontraron “el lugar” para sus hijos. Un espacio que nutre en valores cooperativos y escapa a la competencia individual. También, que la orquesta logra contener a los que no se llevan bien con la escuela o que tienen problemas para integrarse y adaptarse en otros espacios. Es que la orquesta desarrolla un microclima ideal, en el que lxs chicxs y jóvenes son respetados y considerados responsables desde el primer día. Se les presta el instrumento y se les enseña a cuidarlo y limpiarlo. Se los integra a un trabajo grupal que exige de ellos una participación adecuada a lo aprendido pero no por ello menos valorada. Lxs más grandes ayudan y enseñan a lxs más chicxs. Uno de los chicos de apenas 14 años ya hace prácticas de dirección y dirige a sus compañerxs.
Dos años después de la protesta del Pizzurno, el presidente Mauricio Macri relanzó el programa. Lo hizo de la mano de Gustavo Dudamel, director estrella venezolano y referente de los programas de orquestas infantiles y juveniles. Chavista convencido. De inmediato, se saldaron las deudas de sueldos y se abrieron nuevas vacantes. A la Orquesta de Korn se le autorizó la compra de un nuevo cello y se dio el visto bueno a proyectos paralelos que la orquesta ya llevaba adelante, como el “ensamble de cellos” y el “taller de percusión latinoamericana”.
Cuando parecía que finalmente el espacio renacería de la agonía que había atravesado, y que la inestabilidad terminaba, la Dirección de Políticas Socioeducativas (a cargo de Carolina Ruggero) a través de la Coordinación del Programa de Orquestas y Coros para el Bicentenario de la Provincia de Buenos Aires (a cargo de Nadia Diez) decide despedir al director. Una semana después del primer concierto del año, que había dejado a todas las familias y vecinxs emocionadxs. Un día después de su cumpleaños y de la decisión de los docentes de la orquesta de adherir al paro del 14/6. En estos casos el desprecio es un bien a exhibir.
Un turbulento movimiento en whatsapp hizo que padres y docentes lograran armar una protesta en la puerta de la escuela en menos de 24 hs con presencia de concejales, medios locales, representantes sindicales y público en general. La orquesta dio nuevamente el concierto del sábado anterior, aunque ahora en la vereda. Una niña pregunta ¿cómo se toca protestando? La línea de cellos luce en pleno el pañuelo verde de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito. Es claro que lxs chicxs de la orquesta están en varios frentes colectivos a la vez.
Muchas mamás lloran. Es que entre las mamás corre una energía extraña, entre alegría sorora del encuentro y tristeza por la injusticia y la impotencia. Los coordinadores del programa que enviaron la carta de despido jamás bajaron al territorio. Nunca vieron la orquesta ni conocen la comunidad que alberga. Más allá de las posibles excusas burocráticas parece claro que se trata de un despido aleccionador: si un espacio es ajustado, resistir sin cobrar, mantener la lógica de trabajo colectivo, construir más lazo donde se apuesta por la destrucción es evidentemente un pecado mayor. Más de 80 familias y por lo tanto más de 200 personas de un pueblo chico, se ven afectadas por políticas que castigan el trabajo y la construcción colectiva. De nada parece servir el éxito que cualquier indicador podría arrojar sobre el desempeño pedagógico y social de la orquesta.