Lula y el nuevo ordenamiento mundial, por Santiago Gómez
El ex presidente recordó que el derecho a la sindicalización es un derecho humano universalmente reconocido y una exigencia taxativa de la Organización Internacional del Trabajo. Lula apeló a la alta dirección de la empresa solicitándole que modifiquen este tipo de prácticas anti-sindicales. Es la tercera vez que el ex presidente brasilero decide inmiscuirse en la política interna de los Estados Unidos. La primera revalorizando la política frente al mercado, en el artículo que Clarín se ocupó de recortar. Luego fue en su mensaje al Secretario de la AFL-CIO, la central general de trabajadores estadounidense, donde llamó a los trabajadores estadounidense a luchar por mantener los derechos laborales que tanta lucha les había costado conseguir, denunció la práctica de Estados de EE.UU que se comunicaban con empresarios para que no permitiesen la filiación sindical, de empresarios extorsionaban a los gobernantes para que les permitiesen violar los derechos laborales.
A Lula lo siguió Putin en la utilización del New York Times para dirigirse al pueblo de los Estados Unidos. No creo que haya fracasado Obama al no invadir Siria, sino el sector dominante del poder financiero. ¿Quién se le iba a oponer a Obama invadir Siria? Mandarla al parlamento dio el tiempo suficiente para que el rechazo internacional se hiciera oír. El shot down estadounidense es lo que le costó a Obama no invadir Siria, la tolerancia que tiene el poder financiero que impera en el mundo a la intervención de la política encarnada en el Estado en sus asuntos. Fue llamativo que al otro día no fuese tapa de Clarín el bloqueo del poder financiero al gobierno demócrata supuestamente más poderoso del mundo. El interés privado o el interés colectivo. Prima el interés de uno o prima el interés de las mayorías.
Lula, un ex presidente, no el Secretario de UNASUR, le explica al CEO de Nissan que se siente “obligado a comunicarles una seria preocupación que me fue traída con relación a la respuesta de Nissan a los esfuerzos de sindicalización en los Estados Unidos”. La no intromisión en la política interna extranjera Lula no tiene ningún inconveniente en ponerla en cuestión. La intervención de los presidentes alineados de América Latina en la última Asamblea de Naciones Unidas dio cuenta de lo mismo, de poner en cuestión el discurso imperante sostenido desde los medios hegemónicos de comunicación que, en todo el mundo, son propiedad de capitales financieros. Responden al interés de los poderes transnacionales, que conducen desde los Estados Unidos, por ser ellos quienes tienen la máquina de fabricar dólares que es la moneda única de referencia. Lo que retroceda Estados Unidos en derechos sociales intentarán hacer retroceder a los otros Estados en los que las multinacionales tienen sedes. El conflicto que se está dando en el mundo es quién conduce, si el Estado o el mercado. La falta de regulación al poder financiero estalló con las consecuencias internacionales que todos conocemos.
En su carta, el ex Presidente de Brasil señaló cómo de acuerdo a los límites impuestos por el Estado las empresas una misma empresa se comporta distinto, al destacar que la empresa japonesa los derechos que no respeta en Estados Unidos en Brasil y otros países lo hace. “Entiendo que el grupo Nissan-Renault mantienen relaciones respetuosas con los sindicatos en Brasil y en otros países”. Lula, como quien tiene capacidad de influir en el accionar ajeno, manifestó “estoy muy preocupado con la campaña anti-sindical que Nissan ha hecho en los Estados Unidos, considerando que el derecho de sindicalización es un derecho humano universalmente reconocido y una exigencia taxativa de la Organización Internacional del Trabajo, organismo de las Naciones Unidas, en varias de sus convenciones oficiales”.
Lula expresó que le costaba creer que Nissan mantuviera una postura de intolerancia e intransigencia en una planta situada en los Estados Unidos, y señalo que habrá que indagar “si eso corresponde a una decisión de la propia empresa o, más grave aún, se es fruto de intervenciones inaceptables del gobierno de los Estados Unidos”. Para finalizar, y para no dejar lugar a dudas, Lula apeló a las autoridades de la empresa “en el sentido de alterar inmediatamente este tipo de práctica anti-sindical, colocándose en sintonía con los valores democráticos en las relaciones de trabajo que deben seguir todas las empresas en este inicio del siglo 21, aboliendo restricciones que eran propias de los siglos anteriores al 20”.