Opinión: Los límites de 678 frente a las tomas de tierras
Exclusivo I El miércoles 10 de agosto del presente año, el programa 678 presentó su interpretación sobre las tomas de tierras en Jujuy y el posterior desalojo que dejó un saldo de cuatro muertos. Los hechos habían sucedido en tierras de Carlos Blaquier, presidente del Grupo Ledesma a fines de julio pasado. El informe del programa suscribía unas declaraciones del gobernador de Jujuy, Walter Barrionuevo acusando a Eduardo Duhalde de organizar las tomas para perjudicar al gobierno nacional.
El complot oficiaba así de comodín explicativo, donde los ocupantes, la policía, la familia Blaquier y el gobernador eran parte de un escenario montado por el duhaldismo para evitar el anunciado desenlace de las primarias de agosto y de las elecciones de octubre.
Nadie puede creer seriamente que la raleada construcción territorial de Duhalde en provincia de Buenos Aires pueda tener algún efecto en Jujuy. Sin embargo, este mentís empírico no alcanza a dilucidar cuál es el transfondo que está detrás de las coberturas realizadas por el programa del grupo Spolsky. El quid de la cuestión pasa por entender qué concepción social impera en estas presentaciones televisivas. ¿Acaso la producción del programa piensa que en la sociedad argentina reina la armonía y que los conflictos son obra de desestabilizadores?
Precisamente, esa es la cuestión. 678 niega la conflictividad social. La lógica que rigen sus informes es que el estado normal de la sociedad argentina (kirchnerista) es la concordia y que hechos de esta naturaleza no podrían ocurrir con Cristina en el gobierno. Al no haber razones profundas para que estas situaciones estallen cualquier elemento perturbador para la presidenta es producto de un complot. Conclusión, sin conspiraciones no habría tomas
La conflictividad social existe, quiérase o no. A 678 le podrá gustar más o menos pero el conflicto estará siempre presente, como la ley de gravedad, de forma permanente y objetiva. El esfuerzo invertido en negar su existencia será proporcional a la necedad construida en sus informes. Para la producción del programa las tomas de Jujuy habían sido obra de crispados que no captaban la etapa de concordia en que ingresaba el país. Clarín crispado, Duhalde crispado y los ocupantes de tierras crispados. Tamaña pobreza conceptual no ameritaría un contrapunto sino fuera porque esa línea argumentativa pugna por convertirse en la voz oficial de todo el kirchnerismo.
La política como conflicto
Los gobiernos de Néstor y Cristina supieron resolver a favor del campo popular varias de las contradicciones que el neoliberalismo introdujo en el país. Durante estos años se logró un crecimiento con inclusión a fuerza de disciplinar capitales. Sirva como ejemplo las empresas prestadoras de servicios públicos y sus tarifas congeladas durante todo el ciclo kirchnerista. El crecimiento económico, el aumento del empleo y varias medidas favorables al campo popular fueron una decisión conciente de los gobiernos K que optaron por privilegiar a un sector de la sociedad por sobre otro. La demarcación política en los intereses sociales contrapuestos tuvo una de sus mejores correspondencias discursivas cuando Cristina diferenció los piquetes de la abundancia (de las patronales agropecuarias) de los piquetes que realizaban los desocupados. Sin embargo el modelo económico kirchnerista no está exento de problemas y posee sus propias contradicciones.
Una de las principales fuentes de conflictividad derivadas del actual modelo proviene del boom de la construcción. El impresionante desarrollo de esta rama incrementó el empleo y dinamizó otros sectores de la economía. Pero también generó nuevas tensiones y contradicciones que ayudan entender las causas de las tomas de tierras. Desde que sucedió la toma del Parque Indoamericano insistimos mucho en observar los nexos que existen entre el auge de la construcción y las dificultades de acceso al suelo urbano. La falta de control de los desarrolladores por parte del Estado generó un acceso desigual al espacio que ha sido resuelto por los sectores más empobrecidos mediante la toma de tierras.
678 debería indagar en estos temas en vez de buscar conspiradores. Flaco favor le hacen a la presidenta malgastando las sumas invertidas en la producción de sus programas en difundir ideas ramplonas que impiden entender las causas de este tipo de conflictos. En vez de “descubrir” agitadores por todas partes podrían reflexionar sobre cuáles fueron las características transformadoras que posibilitaron las medidas favorables a los sectores populares. No les vendría mal incursionar en los orígenes sociales del kirchnerismo y revisar las demandas del campo popular a lo largo de la década del 90. Tal vez deberían intentar relacionar la vocación transformadora de los gobiernos de Néstor y Cristina con la multiplicidad de conflictos que se condensaron en diciembre de 2001. Es indiscutible que las medidas tomadas desde 2003 modificaron muchas de las desigualdades producto de 25 años de neoliberalismo. Pero también es cierto que el capitalismo argentino actual sigue siendo injusto y que existen otras contradicciones que han provocado renovados conflictos.
¿Como profundizar el modelo?
Lo que 678 no comprende es que la profundización del modelo no va a venir solamente de garantizar la gobernabilidad al ciento por ciento. Para seguir profundizando se va a necesitar de dos factores en permanente tensión pero ambos igualmente necesarios: el gobierno de Cristina y el conflicto social. Ninguno de los dos puede dejar de existir y ninguno de los puede poner en peligro la existencia del otro. Pareciera que 678 sólo ve riesgos en la escalada conflictiva y por eso apuesta a que Cristina gobierne sin contratiempos. Si así fuere, si la presidenta a toda costa buscase evitar que estallen los conflictos -en vez de pararse sobre ellos y resolverlos a favor del campo popular como ha venido haciendo desde que asumió- nos encontraríamos ante un giro reaccionario del gobierno. Por esa razón la cobertura de 678 es reaccionaria.
La profundización del modelo dependerá de la manera en que el gobierno resuelva el conflicto social. Las demandas por la profundización vienen realizándose de manera concreta en las tomas, en los conflictos sindicales, en los reclamos por pase a planta permanente, en fin en las distintas formas de lucha que despliega el campo popular en su práctica cotidiana. En la fuerza que construyamos desde los sectores populares y en las orientaciones que vaya asumiendo el gobierno están las claves para profundizar el modelo. En negar el conflicto y en ver conspiraciones cuando este se manifiesta está el suicidio del kirchnerismo. 678 puede elegir suicidarse El autor de esta nota prefiere lo contrario.