Paro general sin movilización: ¿Cuál es el alcance del desborde de las bases?
Por José Cornejo*
El 6 de abril finalmente se realizará el paro general. Es evidente que la premura en anunciar la fecha luego de la movilización del 7 de marzo, responde al desborde de las bases producido en esa jornada. De esta manera, el triunvirato pretende volver a expresar el sentir generalizado expresado durante la convocatoria. Sin embargo, algunas voces plantean que la medida perderá contundencia al no plantearse una movilización. ¿Esto constituye un indicador de que el desborde de las bases es todavía más pronunciado?
Para responder la pregunta es necesario no centrarse en lo discursivo y analizar la disposición a la lucha del conjunto del Movimiento Obrero. Veamos algunos indicadores:
- El reclamo de paro general se manifestó únicamente ante convocatorias de la dirección de la CGT como en la marcha del 7 o el Confederal del año pasado, o ante la presencia del triunviro Carlos Acuña en una huelga sectorial como la docente.
- Por el contrario, no hubo movilizaciones a la CGT para exigir el paro general.
- Tampoco hubo huelgas en la mayoría de las ramas de las que provino el reclamo para que se efectivice la huelga general.
- La presión de las bases fue más un planteo del activismo, expresado en cuerpo de delegados y sindicatos locales, que del grueso de los trabajadores.
- Este activismo se expresó encolumnado en las organizaciones obreras oficialmente reconocidas, no existiendo organismos informales que canalicen el malestar.
- Quienes se manifestaron por fuera de las organizaciones gremiales, sea en orgas militantes o de manera suelta, recién hicieron confluir su exigencia de huelga general en la movilización convocada por la CGT.
- El objetivo del paro general reclamado no va más allá de expresar la desaprobación y el descontento frente a la política económica macrista, algo que ya estaba contenido en la movilización del 7.
Por todo esto, cabe concluir que el desborde de las bases es muy limitado. Podrá retrucarse que los indicadores planteados son irreales pero todos los elementos ausentes en la actualidad, estuvieron presentes, por ejemplo, en la huelga general del 7 y 8 de julio de 1975. Por entonces, días antes de convocatoria se había producido una huelga general por localidad en Córdoba, convocada por un agrupamiento al margen de la CGT local, y gran parte de las principales industrias estaban en paro sin que existiese un llamamiento formal de los sindicatos oficialmente reconocidos. La sola imposibilidad de imaginar ese escenario es otro indicador más de cuán acotado es todavía el malestar y desborde de las bases. Por esta razón, la bravuconada de Pablo Moyano tiene un sentido. Su afirmación de que sólo la CGT puede hacer un paro general y su desafío a que otro sector lo haga demuestra lo relevante que siguen siendo las decisiones que tome el triunvirato.
¿Puede producirse un incremento de la radicalidad de las bases y un desborde aún mayor? El escenario está abierto y el paro del 6 del abril representa una oportunidad. Ante la medida, muchos comentaristas de redes sociales y algunas voces en los lugares de trabajo, se quejaban de que el paro fuese convocado sin movilización. Pues bien, nada impedirá que nos movilicemos ese día. Si realmente existe mayor disposición a la lucha habrá que demostrarlo en la Plaza de Mayo el 6 de abril.
* El director de APU firma en nombre del verdadero autor, que no puede firmar por persecución laboral.