La importancia de Brasil en Venezuela
Desde Salvador de Bahía, Brasil.
Si tuviésemos que jerarquizar el peso de las voces en América, la más fuerte es la de Estados Unidos, la segunda la de Brasil. Y Estados Unidos quiere llevarse bien con Brasil. Pero Brasil con Estados Unidos conversa de igual a igual. Sólo un títere le hace la venia a la bandera estadounidense. Brasil tiene en la presidencia de la República alguien que defiende la soberanía, y defiende y fortalece el papel de Brasil en el mundo. Y un veedor internacional en la elección venezolana del nivel de Celso Amorim, un señor de la tradición diplomática brasilera, que no va a arruinar su historia defendiendo lo indefendible. Los veedores internacionales, que en la elección en Bolivia salieron gritando fraude y promoviendo un golpe, delante de Amorim no pueden salir diciendo bobadas, sin pruebas. Quien crea que un diplomático de carrera, con el reconocimiento que Itamaraty y la diplomacia mundial tienen por él, va a asesorar al presidente a decirle que la elección fue normal, sin que nadie le haya mostrado nada a él, es porque no leyó nada de lo que Amorim escribió. La jugada de Maduro fue de ajedrez.
Cuando vemos que el mismo proceso se repite en toda América Latina, no se puede explicar la realidad local por cuestiones internas. Si gana quien confronta a Estados Unidos, la oposición sale gritando “fraude”. Fue Brasil, con Celso Amorim al frente de Itamaraty, que propuso la creación del Grupo de Amigos de Venezuela, para reconocer la legitimidad del triunfo de Chávez. El domingo ningún veedor internacional salió diciendo: “declararon el triunfo pero nadie nos mostró algo que pruebe eso”. Una cosa es que las actas no sean públicas. Otra cosa es que los veedores no hayan visto las actas, que no les hayan probado que el resultado es legítimo. El Centro Carter, que fue invitado por el Consejo Nacional Electoral para ser veedor, dijo que la elección no fue democrática, pero no dijo que le impidieron ver el proceso por el cual el CNE llegó al resultado. Señaló que "el CNE no anunció los resultados por mesa, lo que constituye una violación grave de los principios electorales”. Pero no dijo que violaron la ley electoral. Brasil, Colombia y México le pidieron al gobierno venezolano que “divulge públicamente los datos desagregados por mesa de votación”. No dijeron “los veedores no consiguieron ver los datos”. Después está analizar por qué Maduro no publicó las actas.
Hasta ahora la secuencia era: victoria, “fraude, victoria, “fraude”. Comenzó en Estados Unidos, siguió en Brasil en 2014. En Bolivia fue la OEA que deslegitimó la victoria, fue un ataque abierto, con fuerzas armadas en las calles dando el golpe, una golpista evangélica ingresando a la Casa de Gobierno con una Biblia en la mano. En la elección de 1994 Netanyahu hacía campaña con una Biblia en la mano diciendo “este es nuestro título de propiedad”. En ese aspecto es una bendición para el mundo tener a Lula en el gobierno. Brasil llama genocidio a lo que es un genocidio y acto terrorista a lo que es un acto terrorista. Pero no llama organización terrorista a la resistencia armada de un pueblo colonizado. Lo que dice la ONU, Brasil respeta. Y Brasil con su propuesta de cese del fuego en Gaza para ayuda humanitaria, consiguió exponer en el mundo que Estados Unidos fue el único que se opuso a detener el genocidio de Israel en Palestina, consiguiendo doce votos a favor, la abstención de Rusia, Gran Bretaña y Francia, forzando a Estados Unidos a vetar la propuesta. ¿Israel manda en Estados Unidos? Lo que sabemos es que en la CNN de Brasil a Amorim le decían antisemita. Los sionistas creen que son superiores a todos, no soportan que alguien los trate de igual a igual.
Maduro convocó a la oposición a probar el fraude. En la elección en Venezuela hay urna electrónica, la persona digita el voto, le piden que confirme si es ese voto el que quiere realizar y vota. La urna electrónica imprime el voto en papel y la persona coloca el voto en una urna. Con el cierre de la elección, cuando se hace el escrutinio la urna imprime un acta, con el resultado total, y después imprime actas para los testigos que representan a los partidos o alianzas que están compitiendo. Las actas del escrutinio llevan los nombres de los testigos, que testifican la impresión de las actas y firman. Si un testigo no está conforme con el resultado del acta, debe manifestarlo por escrito en el acta y firmar. Si algún testigo no quiere firmar el acta, los otros testigos tienen que dejar registro escrito de ello en el acta. ¿La oposición manifestó en cuáles actas tiene diferencias? Si el gobierno fue a la justicia a pedir que la oposición documente con actas cómo es que dice que ganó, es porque el gobierno tiene las actas firmadas por los testigos que representaron a la oposición en cada mesa. Hasta Duran Barba les dijo que no hay forma que hubieran obtenido el 70%.
¿La oposición denunció en qué mesas no coinciden el resultado de la urna electrónica con el resultado de los votos impresos? No. No mostró las actas que tiene diciendo: “en esta mesa el resultado fue X, en la otra mesa fue Y, y nosotros llegamos a ese resultado sumando esto”. Lo que hicieron fue crear una página, poco seria, donde dan la opción de visualizar las actas, pero clickeas y no abre nada. La oposición tampoco muestra las actas que probarían que vencieron. Si ellos no lo hacen ¿Vencieron?
El gobierno de Venezuela, que tiene lógica militar, los dejó decir “fraude”, como las otras veces. Pero esta vez no mostró los resultados, dejó que la oposición mienta, que construya un sitio con supuestos resultados y después fue a la justicia a pedir que prueben cuáles son los resultados verdaderos. En el medio está el problema de que detuvieron a opositores, sin haber probado públicamente que ganaron. Hacen eso con veedores internacionales. Los fuerzan a que se manifiesten sobre el tema. Desgasta la imagen de Venezuela, pero es necesario entender que el proceso en Venezuela es un proceso revolucionario. Así que bancar a Cuba y criticar a Venezuela, tiene más de cheto que de revolucionario. O se bancan los procesos revolucionarios, con sus complejidades, o sólo se bancan procesos democráticos. Brasil bancó y criticó a Cuba. Con Lula el gobierno bancó y criticó al gobierno de Chávez. Dilma siempre criticó a Venezuela. La posición de Lula siempre fue: es asunto de ellos, lo tienen que resolver ellos, y también dice lo que no le gusta. En el libro de Celso Amorim “Laços de confiança. O Brasil na América do Sul”, el excanciller cuenta lo difícil que era ayudar al proceso venezolano. Cabe reconocer que los socialistas del siglo XXI muchas veces dificultan ser ayudados.
El primero que salió a reconocer el triunfo fue el PT. ¿Alguien cree que la presidenta del partido haría eso sin hablar con Lula? ¿Alguien cree que Lula va a decir que fue una elección normal sin antes hablar con Amorim? ¿Creen que Celso Amorim, después de la historia que construyó en Itamaraty y el mundo, le va a sacar respeto a la voz de Brasil en el mundo y va a decir que hubo una victoria donde no hubo? ¿Va a tirar su reputación a la basura, para defender al gobierno de Maduro, que es un tipo de gobierno que no le gusta? Maduro ganó las elecciones. Podrá gustar o no el proceso venezolano, pero ningún veedor internacional dijo que no le permitieron chequear cómo llegaron al resultado. Y con sus tiempos, el gobierno venezolano fue a la justicia a pedir que la oposición pruebe que ganó y que las actas del gobierno están fraguadas.