CELS: "Preocupación regional por la grave situación en Brasil"
Por el CELS
El resultado de la decisión del Supremo Tribunal Federal brasileño de negarle al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva un habeas corpus contra su prisión, en cumplimiento de una sentencia penal condenatoria no firme, abre cuestionamientos sobre el futuro de las democracias y el Estado de derecho en la región, con consecuencias graves para los derechos humanos. La prisión de Lula fue solicitada en el marco de procesos judiciales cuestionables tanto en relación a sus bases jurídicas como a sus procedimientos, mientras él es el candidato líder en las encuestas para las elecciones de 2018.
Si bien los avances en la investigación y sanción de la corrupción son claves para el funcionamiento de las instituciones democráticas, la llamada Operación Lava Jato presenta indicios de incumplimiento de las garantías de imparcialidad y del debido proceso, así como del derecho de defensa y la presunción de inocencia de los imputados. Las obligaciones del Estado de investigar hechos de corrupción con consecuencias, también, para la vigencia de los derechos humanos pierden legitimidad si la acción de la justicia se torna selectiva con el fin de interferir en los procesos democráticos y conculcar los derechos políticos de un sector de la población.
Elementos centrales del derecho internacional de los derechos humanos fueron sesgados o no fueron tenidos en cuenta por la mayoría de los jueces del tribunal, lo que pone en cuestión la obligación de la Suprema Corte de justicia de mantener su rol de garante de la democracia y los derechos fundamentales en medio a la crisis institucional de Brasil.
Esta decisión está inserta en un contexto de golpe institucional que destituyó a la presidenta Dilma Roussef en 2016 y del espacio creciente de las fuerzas armadas en la seguridad pública y en la conducción de los asuntos políticos internos del país.
El general Eduardo Villas Bôas difundió mensajes preocupantes la noche anterior a la decisión del Supremo Tribunal Federal de Brasil sobre el ex presidente Lula. El comandante afirmó que repudia la impunidad y que “el ejército se mantiene atento a sus misiones institucionales”. Los militares comandan una intervención federal en Río de Janeiro desde febrero, cuando las más altas autoridades militares reclamaron “garantías para actuar sin el riesgo de que surja una nueva comisión de la verdad”. Además, lideran operaciones policiales conocidas como “Garantía de la Ley y la Orden”. En este contexto de fragilidad de las instituciones democráticas, en marzo fue asesinada la concejal y defensora de derechos humanos Marielle Franco y las caravanas de la campaña a la presidencia de Lula sufrieron ataques que incluyeron disparos con armas letales .
Ante lo que representan estos hechos en términos de controles democráticos, separación de los poderes, imparcialidad y libertades civiles y políticas en el país, en el contexto de la prisión del ex presidente, hacemos un llamado urgente para que los países de la región en los espacios intergubernamentales correspondientes, como la CELAC, la UNASUR, el MERCOSUR y la OEA, en especial, en el ámbito de la Cumbre de las Américas, que se realizará el próximo 13 y 14 de abril, así como las organizaciones internacionales de derechos humanos, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se posicionen sobre la gravedad de la situación en Brasil.