Colombia: “El Acuerdo de Paz puede vivir bloqueos y retrocesos”
Por Sergio Ferrari, desde Suiza (*)
Iván Duque, candidato del derechista Centro Democrático, fue electo como presidente de Colombia en la segunda vuelta del 17 de junio. Con casi el 54 por ciento del electorado –y más de doce puntos de diferencia sobre el candidato progresista Gustavo Petro-, Duque asumirá las riendas del país el 7 de agosto próximo bajo la atenta mirada de su promotor y referencia, el expresidente Álvaro Uribe. ¿Cuáles son las claves de interpretación del resultado del voto de casi 20 millones de colombianos, es decir, un 53 por ciento del padrón electoral? ¿Qué incidencia puede tener en la ejecución del Acuerdo de Paz suscrito por el gobierno saliente y las FARC?
Interrogantes centrales de la entrevista exclusiva con el doctor Enzo Nussio (foto 2), experto suizo en post-conflictos e investigador del reconocido Centro de Estudios para la Seguridad de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETHZ, por su sigla alemán).
Causas de la victoria electoral
Iván Duque ganó con casi 54 por ciento de los votos. ¿Cuáles fueron a su entender los argumentos de la victoria?
Dos principales. El primero, esencial, la cercanía política con el expresidente Álvaro Uribe, que sigue teniendo un alto capital político, monolítico. A pesar de acusaciones por violaciones a derechos humanos durante su gobierno, hay un 50 por ciento de colombianos que continúan a sostenerlo. El segundo, el hecho de haberse presentado el ballotage como una confrontación derecha-izquierda. La polarización ayudó, sin duda alguna, a Duque.
Duque se presentó además como el candidato joven, con un discurso de confrontación hacia Venezuela y crítico hacia los Acuerdos de Paz…
Dio la imagen del candidato joven para distanciarse de la política tradicional, de las élites corruptas y del clientelismo, que son una impronta negativa en ese país sudamericano. Su crítica a la Venezuela chavista, buscó resaltar su propia identidad y diferenciarse del otro candidato, Gustavo Petro, que en su momento fue un simpatizante de (el ex presidente venezolano Hugo) Chávez. La crítica al proceso de paz y los acuerdos buscaba capitalizar y beneficiarse del sector mayoritario del electorado que votó “no” en el plebiscito del 2 de octubre del 2016.
Retórica que le permitió convencer a un 54 por ciento del electorado…
Por una parte, logró movilizar en las urnas, a su favor, a sectores de diversos partidos, como los liberales o Cambio Radical, que presentaron en la primera vuelta sus propios candidatos. Es decir, movilizó un caudal electoral adicional complementario al de su propia fuerza. Por otra parte, se confrontó al adversario más fácil a vencer en el ballotage. Petro tenía un techo de votos claro y definido que no le alcanzaba para ganar.
¿Eso puede interpretarse como que la de Petro fue una mala candidatura?
¡No! No fue una mala candidatura. Realizó una excelente campaña y su resultado es significativo para un candidato progresista. Lo que quiero decir es que debido a la imagen negativa que tiene entre casi la mitad de los colombianos, le quedaba difícil alcanzar el 50 por ciento de los votos. Si me ubico en el plano eminentemente analítico, Sergio Fajardo –que en la primera vuelta quedó tercero, muy cerca detrás de Gustavo Petro- tenía una imagen negativa menos pronunciada y por ende hubiera sido un contrincante más complicado para Duque en la segunda vuelta.
Duque y la paz
¿Qué puede representar la llegada de Duque al gobierno de Colombia de cara a una realidad política latinoamericana muy compleja?
Es una pregunta difícil. Pienso que puede tener un impacto directo en las relaciones con su vecino Venezuela. No digo que llegue a una guerra, pero que se va a endurecer y tensionar. Por el resto, siento que Colombia, en los próximos meses, va a estar muy ocupada consigo misma, en resolver cuestiones candentes como lo de la ejecución del Acuerdo de Paz.
Quería llegar a ese tema. ¿Qué va a pasar con la implementación del Acuerdo de Paz, muchos de cuyos temas están aún pendientes?
Siento que hay un riesgo evidente. Ya ahora está bloqueada en el Congreso la aprobación de un procedimiento para la justicia transicional que incidiría en todos los actores involucrados en el conflicto. Es un punto muy importante. Y percibo que va a seguir recorriendo un camino muy espinoso.
Este tipo de bloqueos se pueden ampliar, por ejemplo, en la temática de las reformas rurales que no le interesan a Duque. En temas como el tratamiento de los cultivos de droga puede inclusive haber retrocesos. Es posible que se vuelva al método tradicional de la aspersión aérea, que no lo quieren ni las FARC ni los campesinos. Otros puntos políticos van a ser re-tematizados, como la representación automática de las FARC en el Congreso, sin previo juicio por parte de la justicia transicional.
(*) En colaboración con el diario digital suizo Swissinfo.ch.