Maduro, el elegido de Chávez
Antes de partir a La Habana para operarse por cuarta vez del cáncer que se le diagnosticó en 2011, el presidente venezolano Hugo Chávez expresó por primera vez la posibilidad de que no pueda continuar al frente de la Revolución Bolivariana. Designó al canciller y vicepresidente Nicolás Maduro como el indicado para ocupar su lugar.
“Si algo ocurriera que me inhabilitara, Nicolás Maduro no sólo debe concluir el período como manda la Constitución, sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, es que en ese escenario, que obligaría a convocar a elecciones, ustedes lo elijan como presidente. Yo se los pido de corazón”, manifestó el mandatario luego de anunciar que debía volver a ser intervenido quirúrgicamente.
Según la Carta Magna venezolana, en caso de que Chávez no pueda asumir el próximo 10 de enero como está previsto, el presidente de la Asamblea Nacional deberá asumir el cargo y convocar a unas nuevas elecciones en los siguientes 30 días. En cambio, si el mandatario llega a comenzar su nuevo mandato pero debe dejar el cargo antes de los primeros cuatro años, el vicepresidente ejecutivo quedará al frente del país hasta los nuevos comicios, que también deberían ser realizados en el transcurso de un mes.
En Venezuela el vicepresidente no es electo por sufragio popular, sino que es designado por el presidente, quien puede cambiarlo en cualquier momento como a todos los ministros. Maduro, que hace seis años se desempeña como canciller, fue designado vicepresidente el pasado 10 de octubre luego de que Elías Jaua abandonara el cargo para disputar la gobernación de Miranda en las elecciones del próximo domingo.
Se trata de un hombre de 50 años, proveniente del sindicalismo de izquierda y con un pasado maoísta en su etapa de estudiante secundario. Trabajó como conductor de autobuses del Metro caraqueño, del que fue un destacado dirigente gremial. “Mira dónde va Nicolás, el autobusero. Nicolás era chofer de autobús en el metro y cómo se han burlado de él”, bromeó Chávez al designarlo vicepresidente.
La esposa de Maduro, Cilia Flores, fue una de las abogadas que encabezó la lucha por la liberación de Chávez cuando estaba encarcelado por el intento de golpe de 1992. Allí el “autobusero” conoció al que luego sería presidente.
Maduro participó de la redacción de la Constitución de 1999, fue electo diputado en el 2000 y designado presidente de la Asamblea Nacional en 2006. Sin embargo, ese mismo año se alejó del Parlamento para ocupar la Cancillería, donde continúa hasta hoy. Es el ministro con mayor antigüedad en el gabinete chavista, y a su puesto de canciller ahora le suma el de vice.
Su designación como sucesor de Chávez es una apuesta por el sector obrerista y de izquierda dentro del PSUV, al mismo tiempo que una opción por el liderazgo civil por encima del militar. Diosdado Cabello, ex miembro del Ejército y actual titular del Congreso, era otro de los posibles herederos del presidente, en lo que hubiera significado un guiño mayor al poder de las Fuerzas Armadas en el proceso bolivariano.
La atención de los venezolanos está ahora en dos frentes. Por un lado, la recuperación de Chávez es el tema central de la política de ese país. El mandatario evoluciona hasta ahora de manera favorable, luego de una compleja cirugía en la que surgieron algunas complicaciones. El Gobierno informó oficialmente que el proceso posoperatorio será “largo y complejo”.
Por otro lado, este domingo 16 se realizaron las elecciones regionales, en las que el chavismo conquistó veinte gobernaciones, dejando solamente tres a la oposición. La principal batalla estuvo en el populoso estado de Miranda. Allí el ex vicepresidente Elías Jaua enfrentó al actual gobernador y reciente candidato presidencial Henrique Capriles, la principal figura que tiene hoy en día el antichavismo a nivel nacional. Capriles fue uno de los pocos opositores que pasó la prueba.