Operación de Clarín y La Nación: las cuentas inexistentes de Lula y Dilma
Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis - Brasil
El Ministerio Público de Paraná le tomó declaración a Joesley Batista como parte de la delación premiada el día 3 de mayo, el mismo día para el que estaba planeada la declaración de Luiz Inácio Lula da Silva al juez Sérgio Moro, pero la citación fue suspendida con la excusa de la Policía Federal, que formó parte de las grabaciones que realizó el empresario a Aécio Neves, de que necesitaba más tiempo para organizar el dispositivo de seguridad para la llegada de cincuenta mil personas. Frente a dos fiscales y en presencia de su abogado Joesley Batista afirmó que tenía dos cuentas en Suiza a su nombre, que no eran ni de Lula ni de Dilma, sino que desde esas cuentas se giraba dinero para campaña política, la mayor parte al PMDB, el partido de Michel Temer, en tiempos en que la ley establecía que las empresas sean las encargadas de financiar la política. ¿Pero la plata era de Lula?
Según informa Folha de São Paulo, que se opuso desde el inicio a que Michel Temer asumiera el gobierno y a quien Temer denuncia de haber entrenado a Batista para la delación, el día 19 de febrero de este año se comunicó el abogado de los hermanos Joesley y Wesley Batista con el fiscal Anselmo Lopes para decirle que los empresarios confesarían los delitos cometidos, previo acuerdo con el Ministerio Público y la justicia de los Estados Unidos, a donde trasladaron sus oficinas y hoy se encuentran. Antes de que se difundieran las grabaciones, los Batistas, dueños de JBS, la empresa de carne más grande del mundo, compró US$ 1.000 millones, vendió acciones de la empresa, conscientes de que la noticia llevaría el dólar al alta y las acciones de su empresa a la baja. A nadie debería sorprender si los mismos que compraron acciones de JBS las vendieron tras la noticia y los Batista hicieron negocios recomprando lo que era suyo.
La grabación que se difundió de Temer corresponde a dos semanas después de que el pacto hubiera sido realizado con el Ministerio Público, fue el día 7 de marzo la reunión. La grabación no fue parte de un procedimiento judicial, la Policía Federal no participó del monitoreamiento de la conversación entre Joesley Batista y Michel Temer y sobre este aspecto se agarra el presidente de facto para decir que la grabación es ilegal, además de poner el acento en el hecho de que por las interrupciones que tiene el audio parece editado. Batista señaló que tiene una copia de las grabaciones y que lo que se difundió fue conversado.
Temer de su propia medicina
Michel Temer está padeciendo el veneno que lo hizo y esparció. Las delaciones premiadas no son pruebas sino que las mismas se promueven porque la justicia brasilera establece la obligación de filmar las declaraciones judiciales y aunque estén bajo secreto de sumario después son difundidas en los medios de comunicación como verdades.
“Batista dijo que pasó 70 millones a una cuenta de Lula en Suiza” repite la población y lo que Batista dijo fue que él, Joesley Batista, tenía dos cuentas en Suiza, a su nombre, una tenía US$ 70 millones y la otra US$ 80 y que habría seguido indicaciones del ex ministro de Economía Guido Mantega de a qué partidos girarles recursos. Es fundamental considerar que en Brasil por ley los partidos políticos debían financiarse de forma privada hasta que el 17 de septiembre de 2015 cuando el Supremo Tribunal de Justicia, tras la operación Lava Jato, declaró la inconstitucionalidad de la ley, el mismo día en que el PMDB presentaba en comisión de la Cámara de Diputados que se tratara el juicio político a Dilma Rousseff.
Tras la sentencia del STF publicamos en APU que “Mientras en su dictamen la Ministra Cármen Lúcia (N.E: quien se especula que asumiría en caso de que Temer renuncie) se refirió a la necesaria igualdad de oportunidades en la disputa electoral, destacando que aquel que tiene mayores recursos es el que tiene mejores contratos con las empresas y después va a representar esos intereses y no los del pueblo, en los que se basa la democracia, el ministro Celso Mello, el mismo que consideró que a los presidentes sólo se los puede juzgar por los actos durante su gobierno y uno de los tres que votó en contra, junto a Teori Zavascki y Gilmar Mendes, consideró que las empresas tienen intereses legítimos, cuya vinculación debe ser amparada y protegida por el sistema jurídico, y entendió que no es contrario a la Constitución el aporte privado a las campañas, mientras que sea bajo un efectivo control que impida el abuso económico. El sistema político brasilero, en el que se votan candidatos y no partidos, hace imposible la inexistencia del abuso económico con el que el ministro sueña”.
Cármen Lúcia se reunió la semana pasada con los 13 empresarios más importantes del país. Teori Zavascki está muerto, era el relator de la causa Lava Jato. Tras la difusión de los audios de Temer el hijo de Zavascki, Francisco, se desahogó en Facebook diciendo que cree que a su padre lo mataron, que hicieron derribar el avión, contó que el entonces juez del Supremo Tribunal le reconoció que el PT no hizo nada para evitar que la causa avanzara, lo que generó conflictos con sus aliados del PMDB por lo que debieron destituir a Dilma Rousseff para evitar que terminaran todos presos.
Francisco Zavascki también contó que su padre contactó a las fuerzas armadas para saber si lo apoyarían cuando tuvieran que dictar el veredicto en la causa Lava Jato. Ayer el Movimiento de Trabajadores sin Tierra llamó a acampar y rodear el Supremo Tribunal de Justicia para que puedan hacer justicia tranquilos.
Delação fraca
Un mes después de que los hermanos Batista se acercan al Ministerio Público a denunciar que tanto Eduardo Cunha del PMDB, como Aécio Neves del PSDB se acercaban a él “creyendo que yo tenía la obligación de mantenerlos”, solicitando aportes millonarios, y diez días después de haber grabado a Temer comenzó la llamada “Operação Carne Fraca” (Operación carne floja) con el envío de 1.100 policías federales, aquí la Policía Federal se encarga del trabajo de investigación, por 309 órdenes judiciales, en seis provincias y Brasilia, con base en denuncias de que empresas frigoríficas, entre ellas JBS, pasaban dinero al Ministerio de Agricultura para que no respetara los estrictos controles de calidad y permitiera la comercialización de carne aunque no los hubiera superado. En cuanto la Operación “Carne fraca” comenzó, desde el MST señalaron que lo que se buscaba era destruir la industria de la carne y acabar con cientos de miles de puestos de trabajos. Pidieron que se castigara a quien hubiera que castigar, pero que no se continuara deteriorando la economía del país.
Batista reconoció en su delación premiada que no recibió con agrado que el PMDB se quedara también con el Ministerio de Agricultura con la salida de Dilma Rousseff porque lo obligaba a quedar rehén de ellos. En su declaración Batista buscó mostrarse como un empresario cansado de mantener a una caterva de delincuentes, declaración que se produjo porque el avance de la investigación llegó hasta él y su hermano. Batista contó que del PMDB le pedían dinero hasta para hacer avanzar procesos administrativos legales a los cuales cualquier ciudadano tiene derechos.
Durante su delación Batista contó cómo se benefició de la política del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva de trasnacionalizar empresas brasileras a través del financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). Con financiamiento del BNDES JBS compró el frigorífico estadounidense Swift, transformándose en la empresa de carne más importante del mundo.
Caixa dois y propinas
El hecho de que la política en Brasil se financiara de recursos del sector privado, que hasta jueces del Supremo Tribunal reconozcan el legítimo interés de los empresarios en financiar proyectos políticos afines a sus intereses económicos, sumado a las prácticas de evasión impositiva que practica la mayoría de los empresarios, genera que además de las donaciones blanqueadas existan los aportes que no son registrados en los balances como donaciones, lo que en Brasil se denomina “caixa dois”. Por otro lado está lo que se llama “propina”, en castellano: coima.
Las declaraciones que Batista arregló dar al Ministerio Público a cambio de una multa de R$ 240 millones, la cual ya pagó con los negocios que hizo al comprar US$ 1.000 millones, prueban que la plata que transfería desde Suiza a las cuentas que le indicaba Guido Mantega, ministro de Economía de Lula y parte del mandato de Dilma, fueron para financiamiento de campaña política, ya que Batista reconoce que el dinero lo tuvo durante años en Suiza y que recién en 2014, año de campaña electoral, Mantega le habría ordenado transferirla.
Cuando el fiscal le pregunta cómo era esa orden Batista dijo que primero lo llamaba Mantega y le dictaba por teléfono cuál sería el monto a transferir y a qué partido, que luego se acercaba hasta sus oficinas un enviado de Mantega con una lista que debía coincidir con lo que Mantega habría dicho. Todas las veces que el fiscal le preguntó a Batista cómo se transfería ese dinero siempre el empresario reconoció que a quien más dinero transfería era al PMDB, que el PT era uno de los partidos a los que transfería dinero, pero que le transfería a varios. Esto es demostrable, Batista dice tener los extractos bancarios para documentar las transferencias. La cuenta está a nombre de él, hizo las transferencias, pero dice que bajo orden del Ministro de Lula y que la mayor parte del dinero fue al PMDB. Y los medios repiten que Lula estaría involucrado.
En su declaración Batista dice que en un encuentro le habría comentado a Lula de la cuenta en el exterior y que el ex Presidente lo miró sin responderle. El capital financiero no tiene prueba alguna contra el ex presidente, el encuentro televisado de Lula y Moro permitió que el país viera que no tienen una sola prueba contra el máximo líder popular de este país. La defensa de Lula destacó que levantaron el secreto bancario de cuanta cuenta tuvo y pudo tener el ex Presidente y sus familiares, que revisaron sus declaraciones juradas, sus gastos y jamás han podido encontrar ningún indicio de que el ex Presidente haya cometido algún delito. Esto mismo dijo Lula al juez Moro y los fiscales presentes en el momento que brindó declaración: esperaba que tuvieran un documento que mostrara su culpabilidad, que después de todo lo que hicieron tuvieran una prueba, pero la prueba no aparece, nada indica que Lula haya recibido coimas o se haya enriquecido.
En el caso del PMDB, Batista reconoce que el partido de Temer y Cunha eran una máquina de pedirle dinero. Señaló que Eduardo Cunha le pidió R$ 30 millones para conseguir que lo elijan presidente parlamentario, así como que la vez que se negó a transferir la suma requerida cayó sobre su empresa un operativo de auditorías que le sirvió para que entendiera el mensaje. Lo mismo sucedía del lado de Aécio Neves, quien fue al ballotage con Dilma Rousseff, que cuando no pedía directamente lo hacía a través de su hermana, hoy detenida.
Após mentiras
“Após a primeira mentira estão obrigados a seguir mentindo para justificar a primeira mentira”, le dijo Lula al juez Sérgio Moro cuando lo citó a indagatoria el 10 de mayo en Curitiba en el marco de la operación Lava Jato. Quienes hasta ayer daban por cierta cualquier declaración que diera una persona condenada a más de viente años de cárcel a cambio de que le reduzcan la pena ahora cuestionan la veracidad de las palabras de los delincuentes. Temer no dice que la conversación no existió, dice que es ilegal y que estaría editada. Reprocha que Batista esté libre y en Estados Unidos. Habría arreglado con el Ministerio Público una multa de US$ 240 por siete delaciones de JBS, entre ellos el abogado, que reconoció que habían sobornado a un fiscal de la Operação Lava Jato para que le pasara información de la causa, mostrando que tan ejemplar no es la justicia brasilera, como gustan repetir en La Nación, Perfil y Clarín.
Batista probó lo que la mayoría de la población brasilera sabe: cómo se financiaban los partidos políticos, lo que nadie imaginaba eran los números exorbitantes que fueron declarados. Es importante destacar que Batista en su primera declaración habló de R$ 500 millones de reales, hoy ya se habla de R$1,4 mil millones. Un usuario en Facebook dejó una reflexión que muchos se están haciendo en el país y que va a impedir la aprobación de las leyes de reforma laboral: “El empresario brasilero tiene 30, 40 millones para “ayudar” en campaña de político. Tiene 500 mil por mes para comprar silencio de político preso. Pero si no disminuye 30 minutos tu almuerzo, recorta tu aguinaldo y vacaciones, te saca el Fondo de Garantía de Tiempo Trabajado, él va a quebrar”.