Senkata: la segunda masacre del gobierno de facto boliviano
Por Nicolás Hernández
Miles avanzan por áridas y polvorosas calles y avenidas del altiplano boliviano bajo la consigna de “El Alto no está solo, carajo”. Lo hacen tras la masacre en la cual al menos nueve de sus “hermanos” fueron asesinados por las balas de las fuerzas represivas del Estado. Llegan desde Potosí y Cochabamba con sus wiphalas, sombreros anchos, aguayos, polleras y poncho y aumentan la fuerza de los bloqueos que mantiene en sitio a la ciudad capital desde hace poco más de una semana.
En la tarde del martes 19 de noviembre, el gobierno de facto desesperado ante los montones de basura que se amontonan en las esquinas, la falta de combustibles, la escasez de alimentos y la imposibilidad de controlar la situación ordenó abrir el bloqueo de la ruta N° 1 que une la planta de YPFB de Senkata con La Paz. La resolución se ejecutó con una topadora al frente seguida de blindados, tropas y camiones cisternas con nafta y gasoil.
Sin embargo, las manifestantes silenciados por los medios de comunicación locales e internacionales y vistos superados por la fuerza, se dirigieron directamente a la planta. Fue allí donde se desató lo peor de la represión. La segunda masacre tras el Decreto Ejecutivo N°4078 que otorga total impunidad a las fuerzas armadas desligándolas de cualquier proceso penal.
Llegan desde el lugar videos que muestran huecos de sangre en el pecho de un colla o el rosto con los dientes apretados y la mirada clavada en el cielo de un joven no mayor de 30 años. Los repetidos disparos realizados desde un helicóptero y a un soldado disparando con un arma automática a quemarropa. Un médico en una humilde sala sobrepasado: “Tanta pena ver morir a la gente con bala en la cabeza, con bala en el pecho”.
Luego, a la noche, el desfile de los lustrados ataúdes de los mártires y las excusas del gobierno. “Estamos decididos a cuidar la planta de Senkata y vamos a utilizar lo que tengamos que utilizar, porque es proteger nuestro patrimonio” dijo con firmeza el Ministro de Defensa de facto, Luis Fernando López. Hasta ese momento, solo eran reconocido tres muertes.
Para la mañana del miércoles eran cinco y por la tarde, la Defensoría del Pueblo reconoció nueve cadáveres, a la vez que manifestaron estar investigando denuncias de secuestro de cuerpo por parte de los militares.
En tanto, el maniqueísmo gubernamental viralizó directamente desde los medios de comunicación hegemónicos un supuesto audio en donde se escucha una voz similar a la de Evo Morales ordenando sostener la presión y las movilizaciones. Si bien fue rápidamente desmentido, Jeanine Áñez refuerza a su base mediante este tipos de estrategias; en la masacre de Sacaba buscaron acusar a los propios manifestantes de asesinarse entre ellos para victimizarse.
Pero el resultado es contundente: el ingreso de 21 cisternas de gasolina y 19 de diésel costó al menos nueve muertes, alrededor de 80 heridos y un mayor estado de ebullición y rechazo a la dictadura impuesta.
En tanto, una semana después de iniciado el golpe de estado y con al menos 33 muertes en el contador comienzan a aterrizar los organismos internacionales. La CIDH señaló que “Desde la salida del expresidente Evo Morales la fuerte respuesta represiva por parte de las fuerzas de seguridad, con la utilización de armas de fuego, han generado un incremento en el número de personas muertas y heridas”, a lo que suma su “particular preocupación” por el hecho de que se estén realizando operaciones combinadas de la Policía Nacional y de las FFAA para el control del orden público, sin que haya adecuado sustento legal.
Por su parte, la Alta Comisionada para los DDHH de las Naciones Unidas, Michel Bachelet desplegó una Misión Técnica con el objetivo de esclarecer los hechos de violencia. En paralelo, la ONU, la Unión Europea y la Iglesia instalaron una Mesa de Diálogo. Hecho sobre el cual los golpistas todavía no se han manifestado. Lo cual podría ser una salida en momentos en donde comienza a evidenciarse la relación de fuerzas actual y ambos bandos parecen comenzar a tomarse el pulso. De hecho, tanto el MAS-IPSP como el ejecutivo impuesto lanzaron en las últimas horas dos propuestas de normalización y convocatoria a elecciones. Los próximos días serán claves para la posibilidad de una salida negociada.