Alejandro Kim: “Hay vergüenza de ser peronista y porteño en la Ciudad de Buenos Aires”
APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11:30 a 14 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con el ex candidato a legislador porteño Alejandro Kim, parte de Principios y Valores, quien analizó la actualidad de la Ciudad de Buenos Aires.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo vivió la campaña del año pasado?
Alejandro Kim: Fue una campaña muy divertida, caminamos mucho. Nos llevamos una sorpresa porque no pensamos que iba a pegar y tener ese rebote, pero gracias a compañeras y compañeros que nos votaron pudimos alcanzar un objetivo que era visibilizar nuestras propuestas. En base a eso, nos encuentra caminando hoy para traer al peronismo de una vez por todas a la Ciudad de Buenos Aires.
APU: ¿Su idea es seguir siendo candidato?
AK: Mi idea es seguir caminando. Muchos compañeros me están pidiendo nuevamente realizar el esfuerzo porque lo es, muy grande, desde lo personal y lo familiar. Creo que estamos convencidos de que es por ahí el camino: exteriorizar nuestro peronismo sin vergüenza, exteriorizar nuestra porteñidad sin vergüenza y sin culpa. Veo que muchos candidatos acá en la Ciudad, y la oferta electoral que tenemos, que se presentan a elecciones locales con culpa. Son porteños con culpa. En ese sentido, uno es orgullosamente porteño, antes de ser argentino. Yo soy porteño primero.
APU: Hay candidatos que hablan de cuestiones que no tienen que ver con los porteños.
AK: Hablan del Fondo Monetario, que está bien, son discusiones que hay que dar, pero nosotros tenemos otras urgencias y prioridades. Hace 17 años que lamentablemente estamos a la deriva, ¿qué cambio? Nada, lo único que tuvimos fueron maquillajes estériles que no nos llevaron a nada y no tuvimos cambios significativos en nuestras vidas. Me parece que es por ahí el camino.
APU: ¿Cómo se esquiva la nacionalización de la Ciudad de Buenos Aires?
AK: Es una particularidad que se da por estos porteños con culpa. Está bien que nos duelan, interesen e interpelen los problemas que tenemos todos los argentinos, pero para eso hay que presentarse en un cargo nacional. En ese sentido, está bueno meter las discusiones locales. No se estaba dando el año pasado. Si hacemos memoria todos los candidatos hablaban de cuestiones macro, no concretas, y ahora se está revirtiendo en quienes tienen intención de candidatearse. Empezaron a hablar de los problemas puntuales de los porteños, entonces valió la pena el esfuerzo que hicimos.
APU: Sobrevuela una sensación de que está todo resuelto en la Ciudad, entonces hay que hablar de otros problemas, cuando no es así.
AK: No hay nada resuelto en la Ciudad de Buenos Aires. Por ejemplo, el transporte. El tren que va al norte y entra a la ciudad está resuelto, porque son del norte. Nosotros, los que vivimos en el sur, seguimos lidiando con las vías todos los días. Imagínate el tiempo que vamos perdiendo. El avance que tiene en las ciudades del mundo en el transporte es el subte. Durante estos 17 años no tenemos nada. Hace poco falleció un compañero que trabajaba en la línea B y es un problema que hace años venimos alertando. Hay sarna, hay asbesto, no es tan difícil tampoco.
APU: Quizás antes se sobrellevaba, pero con la gestión de Jorge Macri ya no.
AK: Es mala la gestión. Lo primero y principal es tener ganas de hacer una buena gestión. La Ciudad de Buenos Aires tiene un presupuesto anual, más o menos, de 5 mil millones de dólares, asimilable a las grandes ciudades de Europa. Tiene 200 km2, una superficie bastante chica para ser una ciudad grande. ¿Dónde van esos recursos? Los equipos técnicos del partido, que están analizando y estudiando minuciosamente el presupuesto de la Ciudad, están encontrando muchas áreas grises en las cuales se pierden los recursos de todos los porteños.
El actual jefe de Gobierno, ¿para qué quiso ser? El anterior también, y así sucesivamente. Todos utilizan y quieren ser como trampolín a otra instancia u otro cargo. Me parece que no es así tampoco, uno no puede hacer todo de golpe. Intendente de la provincia y, de golpe y porrazo, llegas a jefe de Gobierno violentando las leyes y llevándolo hasta el ridículo. Después está esperando ser Presidente de la Nación o emperador de Argentina. Es una falta de respeto para todos nosotros los porteños que utilicen ese cargo, que es la primera magistratura, con objetivos y con fines que la verdad no están en el mismo.
APU: ¿Qué considera que el peronismo debe reformular en su propuesta para la Ciudad?
AK: Con todo respeto, en estos últimos años, ¿cuántas propuestas peronistas hubo en la Ciudad de Buenos Aires? No hubo. Si el año pasado nosotros con un partido nuevo, con dos escarbadientes porque así lo hicimos, pudimos presentar una propuesta orgullosamente peronista, creo que si hoy tenemos mayor potencia y, si nos acompañan, podemos realizar una en la cual no tengamos que esconder nuestra identidad. ¿Por qué nos tenemos que esconder? ¿Qué hicimos mal? Lo único fue generar una redistribución de la riqueza, un capitalismo muy dinámico en el cual Argentina creció.
Si nos vamos a empezar a ocultar y sentir vergüenza, que ocurría hasta hace no muy poco, por lo menos no es lo que veo y siento. Hoy celebro, gracias al trabajo en soledad que empezó a realizar Guillermo Moreno hace ocho años, porque lo acompaño desde entonces, de dejar prendida la llama del peronismo, que muchos compañeros volvieron a hablar del peronismo y el peronismo te enamora. Vamos todos juntos, somos de proyectos colectivos. No me voy a salvar solo sino que lo que estamos proponiendo es que vayamos todos juntos.
APU: ¿Sobre qué ejes está trabajando?
AK: Desde el año pasado estoy trabajando bastante y muy obsesionado con el tema del subte. Es una herramienta de transformación. Hoy la ciudad de Buenos Aires, y hace muchos años, tiene la misma cantidad de habitantes, que son 3 millones. No está creciendo demográficamente porque no da las posibilidades de un crecimiento. Está concentrado en diferentes barrios o comunas y después el resto no se puede ampliar. No acceden a los mismos bienes y servicios vecinos, por ejemplo, de Villa Santa Rita, Lugano o Versalles que tienen tal vez en Belgrano, Palermo y Puerto Madero. ¿Por qué no equilibramos todo eso y para arriba?
Venimos trabajando con mi equipo un proyecto de subte integral que pueda cubrir a toda la ciudad. Hace un par de meses estuve en Corea y reunido con las autoridades del metro de Seúl. Empezamos a intercambiar experiencias. Para nuestro subte las obras empezaron en 1911 y en 1913 se inauguró la primera estación. En esos dos años pudieron hacer 3 km, sin toda la tecnología ni un montón de herramientas que hoy tenemos. Imaginemos que durante estos 17 años, que perdimos con el macrismo, hubiésemos hecho 17 km, lejos de los diez por año que había prometido Mauricio Macri. Hoy estaríamos viviendo esa transformación de la ciudad, que no la tuvimos, y lamentablemente el tiempo que perdimos no lo recuperamos.
APU: ¿Cuál es la propuesta?
AK: La propuesta, con la que venimos trabajando y estoy todos los días pensando, es el subte para conectar toda la ciudad. La ciudad de Seúl arrancó las obras en 1974, cincuenta años atrás, y tiene 782 estaciones. No pararon independientemente del cambio político que tengan. Es una política de Estado, como así también el tema de los trenes. Ahora quieren cambiar los vagones para la línea B. Se acuerdan ahora, hace 17 años que están y esa porquería la compraron ellos también y muy cara. Lo quieren comprar afuera, ¿y si lo fabricamos nosotros? No es tan complejo y con eso generas dinamismo.
APU: Además, habría que ver cuáles compras.
AK: No, igual. Tampoco quiero comprar los vagones chinos, que están bárbaros. Utilizo la línea A, tiene este aire acondicionado. Ahora están roñosos pero no importa. Imagínate el dinamismo y la sinergia que podemos generar desde la Ciudad de Buenos Aires haciendo los vagones. Si ese modelo de negocio funciona, ¿por qué no lo van a replicar otras ciudades de Argentina y de la región?
APU: ¿La decisión de no expandir o mejorar el subte tuvo que ver con voluntad política o también involucra las concesiones?
AK: Es todo lo mismo, depende de la política. Si la política se va a subordinar a las concesiones de los empresarios me parece que nos tenemos que dedicar a otra cosa. Si nosotros nos queremos dedicar a la política, y la abrazamos como herramienta de transformación, es por ahí y tenés que pagar el costo que tenes que pagar. Siempre hay que poner el cuerpo en ese sentido.
APU: Hay que discutir el sistema actual de concesión.
AK: Ahora lo tiene Grupo Roggio. Tampoco tenes tantas empresas que lo puedan hacer, prefiero que lo maneje una local a que venga uno de afuera. Se pueden mejorar las condiciones de las concesiones. Eso ocurrió y ahora está ocurriendo, quieren vender los bienes nuestros a dos vivos. ¿Por qué lo hacemos? Yo tampoco soy tan estatista, para mí el Estado tiene que ser inteligente y eficiente. Un gobierno esclavo de un pueblo libre. En ese sentido, hay cuestiones que el Estado puede hacer y, si no está en condiciones, apelar al mercado, pero no a dos vivos.
APU: Otro de los problemas es la vivienda.
AK: Claro, si solucionas el tema del transporte y das acceso a barrios, que tal vez podemos llegar a tomar como periféricos dentro de la misma ciudad, se pueden generar muchos polos de vivienda. La ciudad que yo quiero y anhelo es una de 6 millones de habitantes, es decir, duplicarla, con todo lo que eso genera. Por ejemplo, dinamismo en las economías domésticas de todos los barrios, en el cual la misma ciudad se puede retroalimentar. Una vez que podamos solucionar eso, después pensaremos y tenemos los cuadros suficientes que están pensando en lo macro que, en mi caso, es Guillermo Moreno. A mí me toca pensar en lo que me toca en mi vereda.
APU: ¿Cómo vive el acercamiento de, quizás, personas alejadas a la política?
AK: Está buenísimo. A título personal, fue una locura y un cambio de vida total. Milito hace 27 años, empecé a militar con mi maestro y hoy sus hijos están conmigo. Imagínate cómo te vuela la cabeza. Siempre mi rol fue más acompañar a los compañeros y no ser protagonista delante de una cámara. Me cambió la vida, me llevó a un dinamismo en el cual, lamentablemente, este año tuve un tema de salud y casi me muero. Tuve un infarto, pero ahora estoy bien. Lo tomo como una segunda oportunidad que me dio la vida. Lo hablo con el médico, que me votó, y renuncié un poco al laburo para seguir en la política. Tal vez estoy loco, pero a mí me cambia la vida.
Estoy contento de esto, no le esquivo a esta responsabilidad que me toca. Sé que soy uno de los peores cuadros que tiene mi partido, porque hay un montón infinitamente superiores y que están mejores preparados, pero me tocó esto. Suerte, si querés, o como quieras. Me tocó, y era segundo candidato. Lo nuestro era acompañar a la compañera Nidia Lyrola y pasó esto. No sé cuántas veces ocurrirá. En mi vida nunca me gané nada, ni una sortija, y me pasa esto. Lo tomo como una caricia al alma. Cambió mi vida totalmente en muchos aspectos, entonces siento la responsabilidad al caminar por la calle. Muchos me saludan, otros me putean, hay que poner el pecho, pero estoy contento como militante político.
APU: ¿Cómo hay que volver a convocar a ese sujeto militante peronista de la Ciudad?
AK: Yo soy un claro ejemplo de un militante que tuvo un golpe de suerte el año pasado. Lo que quiero decir con esto es que se puede, los milagros existen y acá estoy. Hay que hablarles con sinceridad, el alma y el corazón. Nos dimos cuenta de la política que el coacheo ya no sirve más y sobreactuar ciertas cuestiones ya no va más. Tengo cara de boludo pero intento todos los días no serlo y así creo que estamos todos los porteños. Creo que, en algún momento no estamos, nos estamos cansando de que nos vean tan boludos. En ese sentido, hay que ir con la verdad, de frente, sin tener ningún prurito ni vergüenza de lo que uno es. Después, todos los vecinos, compañeros y los que se sientan representados por el mensaje que uno da nos acompañarán.
Nosotros acá no estamos por el cargo, sino no estaría en Principios y Valores. Hoy cambió un poco y estamos teniendo una dinámica muy agitada, que a nosotros nos sorprende. Si el objetivo es el cargo estaríamos rosqueando o buscando otra cosa. Me ha pasado de que me saluden en Corea, en la calle, y en cualquier parte del mundo, y eso lo tenemos que transformar en propuestas interesantes y en ser muchos más. Desde que arrancamos el año pasado a hoy se han sumado muchos compañeros que se sentían no representados, que dentro del espacio donde estaban no se habla del peronismo y se lo ocultaba, y que tenían que salir a militar, por ejemplo, un radical. En ese sentido, creo que estamos muy contentos y venimos muy bien en la ciudad y en todo el país.
APU: No ser una segunda marca del modelo de la Ciudad de Buenos Aires.
AK: Claro. Nuestro acto del 17 de octubre fue bien peronista y el otro fue 360 re contra lavado. Ahí había cinco mil personas y en el nuestro veinte mil. Estaba todo, la mística la tenemos nosotros. El tema es ese: ¿Por qué van a querer votar las segundas marcas? Esa pérdida de identidad es lo que vino licuando, lamentablemente, el proyecto político que yo milité también. Me cansé de militar y todo bien con Daniel Filmus, y a Mariano Recalde también. En el momento de hacer propuestas y de que haya, si quieres, algún tipo de recambio de ideas, porque tal vez a uno no lo interpelan, te cancelaban.
APU: La diferencia es militar la victoria o la derrota.
AK: Claro, la resignación. El año que viene vamos a tener por primera vez una oferta bien peronista, orgullosamente peronista y orgullosamente porteña. Si nosotros militamos esto y vamos todos juntos, ¿por qué no? Estoy convencido de que podemos ganar. Es muy mediocre pensar otra cosa. Nosotros los peronistas nunca fuimos tibios. ¿Desde cuándo nos resignamos? Hace 17 años y son los mismos muñecos. Creo que si no tuviste un buen resultado ni una estrategia y nos llevaste a la derrota durante tantos años da un paso al costado. Eso lo interpeló Javier Milei y le doy la razón, porque terminamos siendo casta. El movimiento peronista nunca fue casta. Nosotros somos revolucionarios. Desde el momento en que te queres atornillar en una silla o en un cargo, para meter un auditor o lo que sea que puedas rosquear, tenes alma de perdedor. El año que viene caminamos juntos, ¿y si ganamos? ¿Y si sacamos a esta lacra?