La libertad no avanza: reina la confusión en el gobierno de Milei
Desde antes de asumir la presidencia, Javier Milei venía apuntándole a lo que denomina “la casta”, que no es más ni menos que el sistema político argentino. Dentro de esa categoría el actual presidente tiene un especial encono con los integrantes de las dos cámaras que componen el congreso (senadores y diputados), y con los gobernadores de las provincias del país que él comanda. A estos últimos los culpó, el pasado jueves, de haber sido los artífices del fracaso del DNU en la cámara alta.
El gobierno perdió la votación de manera escandalosa. El sufragio final fue de 42 votos en contra del decreto, 25 a favor y 4 abstenciones. Llama la atención, o no, la falta de muñeca política que presenta la Libertad Avanza cuándo de rosca y definiciones importante para el andar del gobierno se trata. Más allá del ministro de interior Guillermo Francos, que ha intentado algún acercamiento con la oposición, en especial con los mandatarios provinciales, el resto de los integrantes del gobierno y hasta la propia vicepresidenta Victoria Villarruel, dejan entrever poco interés en pactar con la oposición.
El propio presidente ha demostrado no querer asumir una presidencia dialoguista que busque algún tipo de consenso. Sobradas son las muestras de Milei en sus intentos de avasallar a quien se le ponga adelante.
La pregunta que surge es: esta manera de hacer política por la imposición se trata de una incapacidad del libertario o es la forma elegida para gobernar un país que, como su historia lo marca, tiene desde 1983 una tradición democrática, que con sus más y sus menos, con sus logros y sus fracasos ha transitado por el camino del dialogo.
Si nos inclinamos por la segunda opción, que parece ser la más valedera, el tren Milei parece estar destinado a chocarse contra todo lo que le ponga de frente. Y sin embargo, no parece importarle. Es más, ante los fracasos el libertario redobla la apuesta y canta quiero vale cuatro, con la convicción de que las fuerzas del cielo y el 56% que lo acompañó en noviembre le siguen sirviendo de respaldo y de guía para mantenerse como miembro supremo de una religión monoteísta que lo tiene como Dios y salvador.
La derrota del DNU en el senado ha sido una muestra de fuerza por parte de la mayoría de la cámara en contra de la prepotencia de Milei. En buena hora llegó el cachetazo de quienes habían recibido el desprecio por parte del presidente.
El próximo martes se van a cumplir los primeros cien días del nuevo gobierno de derecha y esta semana que se va fue la peor de su breve historia. Es que se vieron a la luz del día los chispazos entre Villarruel y Milei. Mientras la vice intentaba dilatar la votación por el DNU en el senado, desde la cuenta del presidente mandaron señales en su contra y esta dio por terminados sus esfuerzos. Seguido de eso, empezó a funcionar el ejército de trolls para fustigar a Victoria, con el presidente se sumándose a las amenazas vertidas en la red X.
Milei está pasando por su mayor momento de fragilidad desde que asumió la primera magistratura. Dos marchas populares han sido la antesala de dos fracasos del gobierno. Al fracaso de la ley ómnibus en diputados le antecedió la marcha de la CGT del 24 de Enero y a la paliza del jueves pasado en el senado la gran movilización del 8 M.
Todavía no está la fecha para el debate sobre el DNU en diputados pero el Presidente ya mando a Francos, su es espada política, a realizar un sondeo entre quienes no tienen definida su postura frente al decretazo. La idea del oficialismo es extender lo más posible el plazo para el debate en la cámara baja y de esta manera ganar tiempo y seguir gobernando con las facultades del DNU vigente.
Un fracaso en diputados dejaría al gobierno al borde del knock out. Por ahora viene perdiendo por puntos.