Reforma laboral: ¿con quién negociará Macri?
Por Juan Manuel Ciucci
Se le están acabando las horas de calma al macrismo: luego del enorme costo político y social que debió pagar para cumplir con una de las exigencias del FMI (reforma previsional), intentará en el verano porteño sumar la que le falta: reforma laboral. Pero la tarea no será para nada sencilla, y así como del jueves al lunes las protestas se incrementaron contra la anterior medida, lo que pueda llegar a pasar en febrero (fecha que el Gobierno intenta sostener para aprobar esta nueva “flexibilización” contra lxs trabajadorxs) les preocupa en demasía.
Es por esto que la Alianza Cambiemos busca cerrar ya mismo acuerdos que le permitan un tránsito sencillo por el Congreso, a fin de impedir que las movilizaciones que en contra de esta reforma se organicen puedan nuevamente caldear el ya de por sí espeso clima de este 2018. Con todo arreglado en el palacio, creen les será más sencillo criminalizar la protesta social y reprimir en consecuencia. Así entiende la democracia esta derecha cambiaria.
En su edición de hoy, el oficialista diario La Nación “informa” que Macri “desconfía de los gobernadores” y pidió avanzar en “acuerdos más personalizados” con cada diputado. Sin ningún tapujo, la “tribuna de doctrina” exhibe el “giro en la estrategia” del presidente. Es cada vez más descarado el modo en que se presenta a la luz pública el grado de aucerdismo por lo bajo que el macrismo lleva adelante, apretando y corrompiendo a diversos sectores. Y todo con un solo fin: ajustar para pagar deuda, a fin de obtener más deuda. El modelo de la Alianza Cambiemos se parece cada día más al de su predecesora, y similares parecen también sus finales.
Ni más ni menos que Mariano Obarrio, quien “defendió” a la Prefectura tras el asesinato de Rafael Nahuel, se encarga de develar los negociados macristas, pero siempre con un toque de glamour: “luego del conflicto y de la violencia en el Congreso por la reforma previsional, Mauricio Macri ordenó cambiar la estrategia en la Cámara de Diputados y buscará una negociación más personalizada con cada legislador, acordando particularmente con cada uno, sin confiarse en los tratos con los gobernadores, aunque mantendrá la relación y el diálogo con los jefes provinciales”.
“Según pudo saber LA NACION de altas fuentes oficiales” (¿será quizás de su ex columnista y actual ministro de hacienda?) “el grupo de operaciones” (así lo nombra) “para trazar la nueva estrategia estará encabezado por el jefe del Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, por la Casa Rosada. Se complementarán, en la Cámara baja, con el presidente del cuerpo, Emilio Monzó, y con el jefe del bloque de Pro, Nicolás Massot”.
"Esa será la mesa que conducirá los diálogos puntuales con cada diputado del PJ, porque varios gobernadores no jugaron bien y no garantizaron los votos en la reforma previsional. Muchos diputados tienen pujas locales con sus gobernadores", dijo un alto funcionario al diario oficialista.
En tanto que en la “Cámara alta” Macri no cree necesario cambiar la estrategia: en el Senado “los gobernadores tienen mayor influencia” y “la conducción de Pichetto es más centralizada que las diversas tribus peronistas que hay en Diputados”.
"La relación con los gobernadores seguirá en pie porque son los que tienen la responsabilidad de la gestión y la influencia en el Senado. Pero muchos de ellos no controlan a sus diputados, lo hemos comprobado en la reforma previsional", dijo otra “alta fuente oficial” a la “tribuna de doctrina”. "Tenemos que hacer una mejor alianza en Diputados: los salteños estuvieron divididos, y muchos gobernadores le sacaron el cuerpo: Sergio Uñac, de San Juan, no jugó a favor porque José Luis Gioja lo corría por izquierda", dijo una fuente oficial. "Sergio Casas, en La Rioja, tiene una interna con Luis Beder Herrera, el ex gobernador. Y Gildo Insfrán, de Formosa, y Carlos Verna, de La Pampa, jugaron bien en el Senado, pero no pusieron los votos en Diputados. Hay que personalizar la relación con los diputados", agregó el funcionario. “También descubrió que no puede confiar en Miguel Lifschitz, de Santa Fe, ni en Gerardo Zamora, de Santiago del Estero”, agrega Obarrio.
Mientras que los “operadores del PRO” buscarán “negociar con cada diputado según intereses particulares de cada dirigente”, Marcos Peña aseguró que "hay algunas leyes que tienen un grado de consenso importante, porque realmente creemos que son muy beneficiosas para los trabajadores, como es la reforma laboral, consensuada con la CGT. Esperamos poder tratarlas en la sesión extraordinaria de febrero".
Parece que el oficialismo intentará aprender de sus errores: "Con la ley previsional el Gobierno se confió, se durmió y no dio el debate: se terminó incendiando todo. Acá hay que manejar los tiempos políticos, hablar con todo el mundo y calcular los daños y beneficios que nos puede dar impulsar la ley completa", dijo una fuente parlamentaria del oficialismo al diario oficialista.
Con un 2017 que terminó sumamente caldeado, merced a la represión y ajuste que impone la derecha cambiaria gobernante, el 2018 parece que arrancará en la misma tónica. Veremos en breve qué nos depara el futuro de la Argentina.