“Si gana Agustín (Rossi), gana el proyecto nacional, gana Alberto y gana Cristina”
Por José Cornejo (*). En colaboración con Juan Cruz Guido.
Agencia Paco Urondo: De repente Santa Fe apareció en el centro del escenario político nacional. ¿Qué diferencias hay entre Omar Perotti y Agustín Rossi?
Eduardo Toniolli: Entiendo que todo proceso de cierre de listas genera sus niveles de conflictividad. Lo primero es inscribir esto en la cultura política de la provincia de Santa Fe, y la del peronismo santafesino, donde por regla general hay PASO. Hay un uso extendido de las internas abiertas, simultáneas y obligatorias para ordenar la oferta electoral de las distintas fuerzas políticas y del peronismo en particular. De hecho, tenemos ley de PASO en la provincia previa a la ley nacional.
APU: En Buenos Aires se vio como un escándalo.
ET: Es una tradición para la cultura política santafesina y del peronismo en particular. Voy a tomar dos antecedentes previos inmediatos. 2017, en un momento de enorme estallido del peronismo en todo país, en la provincia hubo PASO entre Agustín Rossi y Alejandra Rodenas. Se enfrentaron y ganó Rossi. En las generales se acrecentó el caudal electoral. 2019, elecciones a gobernador. Hubo internas entre Omar Perotti y María Eugenia Bielsa: ganó Perotti. También aumentó el caudal de votos en las elecciones generales. Es decir, son dos ejemplos de un uso virtuoso de las PASO para ordenar la oferta electoral del peronismo y después ir hacia un escenario positivo en las elecciones generales. Si vos me preguntas a mí ¿qué afloró de conflictivo en este cierre?, hay algo subyacente, y esto no hay que dramatizarlo. En el peronismo santafesino hay una mirada más localista y otra mirada donde se piensa a la Provincia como parte de un movimiento de carácter nacional. Por supuesto que Rossi expresa como nadie, por lo menos para la palestra electoral, esa segunda concepción. Y por eso ha pagado costos políticos también, claramente. Le trae algún beneficio del electorado más identificado con kirchnerismo y le trae también costo de sectores que todavía pretenden regresar a la discusión de la Resolución 125.
APU: A propósito del manual de comportamiento que propuso Patricia Bullrich para Juntos en la provincia Buenos Aires, ¿no ve riesgo que la confrontación adquiera ribetes violentos?
ET: La campaña empezó con algún nivel de conflictividad y después se fue ordenando. Me parece que todos tenemos en claro que las posibilidades del peronismo dependen de los grados de articulación que pueda haber entre estas dos miradas. Además, tampoco sería leal de mi parte decir que son compartimentos estancos y que no hay miradas conjuntas. Yo estoy hablando de las dos referencias ordenadoras de esto, Perotti y Rossi. En ese marco, la propuesta de Agustín, de la que formamos parte y con quien venimos caminando, tiene dos planteos básicos. Una, defender la gestión de Alberto y Cristina, que, en el peor momento de la Argentina y de la Humanidad puso como objetivo el cuidado de la población, del trabajo, de la producción y de la vida. Si gana Agustín, gana el proyecto nacional, gana Alberto y gana Cristina.
Por otro lado, tiene que ver con discutir la postpandemia. Cómo vamos a salir de esta situación. Donde seguramente hay puntos de contacto con nuestros ocasionales adversarios. Donde entendemos que nuestro adversario real, concreto, es Cambiemos. La campaña es una tribuna para discutir qué queremos para la postpandemia. Qué rol cumplimos dentro del Movimiento Nacional, en una Argentina en la que tres de cada cinco pibes están en la pobreza. Venimos de la pandemia del liberalismo, durante la gestión de Macri, y de la pandemia de COVID.
Tenemos que planificar un proceso de reconstrucción de los barrios populares, que mejore la infraestructura, que genere trabajo e inclusión social. Hay nueve millones de familias que tuvieron que gestionar el IFE porque no están en ningún marco de seguridad social. Viven en las peores condiciones. Tenemos que generar un shock de infraestructura, de obra pública, que incorpore al trabajo a millones de personas. A través de cooperativas, de lo que fuere. En segundo lugar, en un país y en una provincia en la que los jóvenes migran desde su pueblo para apiñarse en los grandes centros urbanos, tenemos que apostar al arraigo. Como dijo alguna vez Cristina, industrializar la ruralidad. Construir universidades nacionales, como se hizo durante el período 2003-2015. En Reconquista y en Venado Tuerto debería poder ampliarse la oferta de estudios universitarios para que no tengan que trasladarse los habitantes para estudiar. Recuperar los trenes de pasajeros, para poder ir y volver en el día al trabajo o al estudio en las grandes ciudades como Rosario y Santa Fe. Eso ya lo está haciendo el Gobierno Nacional a través de Trenes Argentinos, pero profundizar esa política.
En una Argentina golpeada por la inflación, tenemos que poder planificar los circuitos de producción, de distribución y de comercialización de alimentos en los que los pequeños productores reciban una retribución justa por su laburo y en el que los consumidores no tengan que pagar más porque hay cinco vivos que se quedan con la parte del león. Es decir, dar una discusión profunda sobre el modelo de desarrollo nacional que queremos impulsar para la postpandemia. Para que la salida a la crisis no sea en beneficio de los sectores de privilegio económico, es decir, con más concentración y más desigualdad. Que esta vez la salida sea con mayor grado de igualdad y con un modelo de desarrollo productivo. Sin grandes bolsones de pobreza. Eso es lo que deberíamos estar discutiendo en el peronismo y no diferencias marginales entre uno y otro dirigente.
APU: Agustín Rossi se expresó críticamente con respecto al pedido de renuncia del gobierno nacional. ¿Ustedes cómo vieron esa definición del gobierno nacional?
ET: No interpreto que sea dirigido contra Agustín. De hecho, hay otro ministro (Daniel Arroyo), en la misma condición. Creo que también Victoria Tolosa Paz. Me parece que tenemos que hacer el ejercicio inverso. Agustín Rossi es un dirigente reconocido que en cada decisión que tomó, se la jugó toda por un proyecto de país. El tipo decidió jugar una carta para hacer valer sus convicciones. Cosa que me parece fantástico. Tenemos que, repito, desdramatizar y naturalizar la posibilidad de democráticamente, en un marco acordado, poner en consideración de la población cómo se ordena la oferta electoral en un espacio político.
Y la verdad que nos sentimos gratamente reconfortados por la convocatoria que nos hace Agustín. La primera vez que ocupé un cargo legislativo fue en 2011, participando en una lista de Rossi que llevaba su candidatura a gobernador. Había dos listas a diputados provinciales. Una que expresaba más la política tradicional, sectores de poder territorial del peronismo, y otra lista que encabezaba Leandro Busatto, y que me tocó ir en segundo lugar, de militantes juveniles que habíamos dado un paso hacia la política partidaria después de 2003. Si bien militábamos desde la resistencia en los 90, pero que nos sentimos convocados por Néstor Kirchner a la política partidaria, a la disputa del poder real. Agustín en ese momento nos invitó a armar una lista en compañía de su candidatura a gobernador y movilizarnos por toda la provincia, lo que se conoció como la caravana joven. Una lista integrada por militantes menores de 35 años. De ahí surgimos varios legisladores y legisladoras. Y hoy sentimos que también esta convocatoria es una reivindicación también de la militancia territorial y cotidiana en defensa de un proyecto de país.
(*) Director de la Agencia Paco Urondo.