La producción de un "acontecimiento": la libertad como problema político, por Rodrigo Lugones
Por Rodrigo Lugones | Foto: M.A.F.I.A.
Un pensamiento debe revisarse en el preciso flujo de su devenir. Re-elaborarse. Actuarse y teorizarse, pero al mismo tiempo criticarse. Derrumbarse y re-edificarse. Totalizarse y destotalizarse; para ser re-totalizado. Debe estar abierto. Un sistema cerrado no puede pensar. En el desarrollo de mis posiciones políticas he asumido ciertas verdades. Creo en el psicoanálisis, creo en el marxismo y creo en el peronismo como productores de verdad. Creo en síntesis posibles que pueden operarse desde la producción de verdades que estos tres “dispositivos” nos proveen.
La praxis dialéctica crítica ha incorporado algunos debates en la actualidad que son de vital importancia para pensar la fase actual del capitalismo planetario, (y para actuar sobre/contra ella). Filósofos post-deleuzeanos han publicado manifiestos y trabajos de análisis importantes; me refiero a Micahel Hardt, Toni Negri, Bifo Berardi o Mark Fisher, los aceleracionistas (Nick Srniceck y Alex Williams) y otros pensadores como Slavoj Zizek, Alain Badiou, Ernesto Laclau y Álvaro García Linera (entre otros).
Aportes del marxismo “autonomista”, junto con pensadores que han incorporados categorías del psicoanálisis o el pensamiento situado de la periferia (que nos hablan de multitudes, sociedades abigarradas y alternativas post-capitalistas), están nutriendo el nacimiento de un nuevo tipo de teoría-práctica revolucionaria, con giros mucho más interesantes que los de aquellos teóricos que tenían una pronunciada tendencia a rechazar al Estado y los problemas que lo rodean.
Son filósofos de la complejidad contemporánea y analizan sobre todo la robotización, la llamada “cuarta revolución industrial”, el fenómeno de la Big Data y la Inteligencia Artificial, así como el Internet de Las Cosas (industrial o civil) o el capitalismo de plataformas: los procesos de acumulación del capitalismo tardío. Filosofía de los tiempos de subsunción formal y subsunción real del trabajo al capital.
El filósofo que inaugura todos estos debates en torno a la dialéctica (y realiza una revisión crítica del edificio ideológico marxista) es Jean Paul Sartre. Luego vendrán Foucault, Deleuze y Guattari y Laclau a intentar dar por terminada la etapa de la dialéctica en la filosofía crítica: en la praxis política de liberación y transformación social.
El existencialismo de Sartre postula que la existencia precede a la esencia. Es decir que Sartre postula que más allá de todo condicionamiento o determinación, en última instancia unx es lo que decide ser. Sartre reúne una filosofía de la subjetividad, de lxs sujetxs, y una filosofía de la Historia al mismo tiempo. Entiende que existen las historias de La Historia y que en esa dialéctica sujetx-sociedad hay una filosofía posible de la liberación.
El existencialismo volvió a estar en el centro de los debates políticos actuales a través de la figura de Simone de Beauvoir (pareja de Sartre) ya que es una de las filósofas que inspira lo que hoy la prensa reaccionaria dio en llamar “ideología de género”. De hecho algunas de las ideas como que “el género se auto percibe” o que es una “construcción” están cargadas de existencialismo.
Frente a éste existencialismo entendido como la posibilidad de darse la libertad a partir de la multiplicidad de elecciones que realizamos sobre una serie de opciones heredadas que van construyéndonos, haciéndonos y deshaciéndonos todo el tiempo, a pesar de todas las instancias de determinación o condicionamientos que tienen los sujetos (sujetados), aparece la oferta del deseo mortífero, la predicción, el control, la vigilancia y el castigo de las sociedades post-disciplinarias, a través del uso de la técnica, de la tecnología (el capitalismo de aplicaciones, Cambridge Analytica, etc.). La psicotización de los sujetos es un fenómeno sintomático que produce por añadidura la actual fase neoliberal mundial.
Es a partir de allí donde podemos detenernos a pensar lo siguiente: si vivimos en un mundo en que la predicción y la mensurabilidad de la variables de los estados de ánimo de las personas son los insumos de las bases de datos que buscan poder predecir qué vamos a querer, y casi adivinar lo que vamos a hacer (por dónde vamos a ir, leyendo las rutas habituales de nuestros GPS, por ejemplo), o qué vamos a querer (en base a nuestras interacciones digitales: los consumos culturales que tenemos, etc.), la pregunta que se desprende es si eso que se vuelve estadística y luego es objeto de análisis, no acota el margen de posibilidad de liberarnos y de-construirnos (es decir re-hacernos críticamente asumiendo re-lecturas posibles de nuestros actos, nuestras posiciones, ideas o nuestro lenguaje).
En suma: si estos condicionamientos no nos ponen trabas para poder ser un poco más libres. Y también, ésta misma lógica, habilita a pensar cuáles son las posibilidades reales de que el ser humano puede construirse a sí mismo y a su vez construir La Historia (sobre condiciones heredadas, claro), o si debemos recaer en la posición reaccionaria y cínica que nos dice que a fin de cuentas debemos comprender que estamos tan sobre determinados que sólo (en el mejor de los casos) existe un mínimo margen para hacer algo distinto a lo que nos propone el sistema capitalista de producción y reproducción de la vida y de las ideas, es decir, si debemos renunciar a la idea de la libertad como posibilidad que puede realizarse(r); desde luego que ésta es una conclusión pesimista, pero el alcance de la tecnología es atroz y nunca debemos olvidarnos que el origen de la misma es militar.
Hay un orden que nos excede y nos gobierna. Hay gran Otro. Hay simbolización. Hay órdenes y mandatos superyoicos a los que obedecemos, incluso sin saberlo. La misma idea del inconsciente marca que nosotros no gobernamos nuestro propio ser sino que hay algo allí que nos gobierna a nosotros. Pero, recuperando el legado de Oscar Masotta (que pensó en esa delgada línea que existe entre la Conciencia y la Estructura, es decir, entre Lacan y Sartre), entre dos tierras: el campo freudiano y el existencialismo, es que debemos pensar y actuar para darnos un ser y una realidad alternativas; desterritorializadas. Hay allí un universo por explorar.
Hay un orden cultural, hay sobre determinaciones para el sujeto, hay aparatos ideológicos del Estado, hay capitalismo, hay lenguaje… está todo eso, y puede llevarte toda una vida de-construir esa información impresa con fuego ígneo en la profundidad y en la superficie del ser, pero si nosotrxs no somos capaces de recuperar la posibilidad de que a pesar de todo esto algo podemos hacer, entonces la dimensión de la política como elemento transformador o disruptivo desaparece: no hay política de la liberación posible.
Si nosotrxs somos solamente el producto de una multiplicidad de factores externos que todo el tiempo nos están determinando o condicionando, entonces : ¿cuál es el mínimo acto de acotada libertad que podemos realizar, que nos va a afirmar como sujetxs que no están sujetadxs por completo?
Pienso en el movimiento feminista y re-pienso las contradicciones que éste me produce, ya que por un lado reconozco lo interesante de la pelea por la de-construcción del orden patriarcal que, siendo varón ejerzo aunque no me dé cuenta de ello, pero por el otro no dejo de pensar en lo que Jordan Peterson le señaló a Zizek en el debate que recientemente mantuvieron. Peterson dice algo así como que: “El neo marxismo posmoderno (y cita a Foucault como uno de sus exponentes, lo cual Zizek rechaza), ha contribuido a crear la ideología de género. Los neo-marxistas contemporáneos han reemplazado la lucha de clases por la lucha entre identidades”, no dejo de leer cierto acierto en la sentencia.
A modo de síntesis creo que debemos hacer un gran esfuerzo por contener, en una superación dialéctica, la lucha de las diversas y múltiples identidades sociales de la que habla Laclau y, al mismo tiempo, comprender la primacía de la política para resolver discusiones de géneros y discusiones económicas. Una de las grandes enseñanzas del marxismo es que los problemas económicos deben resolverse políticamente: es decir que debemos rescatar la primacía de la política para crear un acto liberador.
Una frase de Franco “Bifo" Berardi nos devuelve al problema político de la libertad: “La libertad se convirtió en una palabra vacía, y con ello la acción política resulta cada vez menos efectiva y menos consecuente.”
La gran cuenta pendiente es pensar lo que hay en el medio, lo que pasa entre la sobre-determinación de los múltiples factores que operan sobre lxs sujetos y la idea reguladora de la libertad. Porque, como decíamos más arriba, si le sumamos a todo lo que pensó Lacan en relación al lenguaje y la estructura, todo lo que tiene que ver con el avance de la Técnica y las tecnologías del yo del capitalismo de vigilancia, control, predicción y castigo, la conclusión evidente es que estamos ultra-sobre-determinados: El Poder está en todas partes.
Llegamos a un nivel de predicción y anticipación de los hechos que podría borrar cualquier tipo de contingencia. Todo está pre-fijado, y todo puede ser adivinado antes de que suceda, ya que analizando con un algoritmo las conductas inconscientes de los actos que llevamos adelante todos los días, la lógica detrás de ellos, el Poder puede predecir, vigilar, castigar y controlar (además de vender lo que más le guste al usuario).
Para ilustrar con un ejemplo político: supongamos que una fuerza reaccionaria tiene el control de un Estado, desde allí podría analizar los datos de millones de seres humanos, comprender en que sector de la sociedad su propuesta política reaccionaria y regresiva cuenta con menos aceptación e inyectar una buena cantidad de dinero (proveído posiblemente por un organismo multilateral de crédito internacional) en ese sector correctamente segmentado para modificar esa percepción para, así, poder ganar la contienda electoral que le permita seguir sosteniendo un programa político conservador, apoyado por los mecanismos de la democracia formal demo-liberal burguesa que hoy conocemos. Si la política es sólo eso estaríamos ante la consumación del crimen perfecto.
La gran pregunta tras éste ejemplo es, fundamentalmente, una pregunta sobre la libertad. La pregunta sería: ¿Es posible producir la contingencia, producir un acontecimiento que sea irrupción y disrupción de una alternativa de libertad frente a la alienación que expresa el Poder? Esa, creo, es la tarea del militante.
Es en este sentido en que la victoria electoral del Frente de Todos en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de Argentina puede leerse como la producción de lo inesperado, la producción de un acontecimiento político que escapa a toda predicción. La conclusión más rápida es que el cálculo, el análisis de la big data, la minería masiva de datos, y el avance tecno-capitalista que controla, vigila, castiga y bloquea toda disidencia han fallado. Si bien éste frente electoral representa un programa reformista y no una política revolucionaria, es claro que es un contundente mensaje a la hegemonía ideológica del realismo capitalista que ya no sólo no acepta una política emancipatoria radical como alternativa, sino que tampoco acepta el Estado de Bienestar como opción política de transformación social. Los cesarismos progresivos sui-géneris de izquierda que, a comienzos del milenio retomaron ideas de cambio político, económico, cultural y social en Latino América se volvieron un espejo para pensar una opción contra-hegemónica al capitalismo neoliberal contemporáneo.
Argentina ha podido producir un acontecimiento, ha producido lo inesperado. Una contingencia que, si bien estaba contenida como potencial posibilidad en las opciones dadas de una situación determinada, también podía no manifestarse… y sin embargo lo hizo. La producción de un acontecimiento también depende de las múltiples fuerzas que estén luchando en el escenario social, flujos y reflujos de fuerzas que se entrelazan y también se repelen, que se enfrentan y, organizadas, pueden lograr lo inesperado nos dan una lección inspiradora.