Trabajo sexual vs abolicionismo, por Melany Grunewald
Por Melany Grunewald | Foto: María José Grenni
En febrero la temática tomo temperatura ante la campaña publicitaria de Jimena Barón con su canción “Puta”, que consistía en la recreación de los papelitos que se pegan en la calle, adjuntando un número de celular. Las primeras en apoyar a la cantante entonces, fueron las referentes de Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), agrupación que nuclea más de 6500 trabajadoras sexuales en todo el país, adherida a la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).
Este grupo, caracterizado como feminismo regulacionista, que tiene como referente a Georgina Orellano (Secretaria General de AMMAR), comunicó en una entrevista reciente que “su postura no es liberal sino sindical, con conciencia de clase. Consideran a la prostitución como un trabajo, por decisión propia, de manera autónoma y voluntaria. Decision tomada por falta de oportunidades y por la precarización de la oferta laboral para las mujeres, que en gran medida son madres y jefas de hogares”.
En Argentina, la prostitución no está penada por la ley siempre y cuando se ejerza en el ámbito privado, pero sí está prohibida la promoción en la vía pública, el proxenetismo (lucrar con la actividad de terceros) y la trata de personas. Sin embargo, no es un considerada un trabajo formal. Por lo tanto, los beneficios de jubilación y obra social no están contemplados en la prostitución entendida como trabajo.
AMMAR busca que sus integrantes sean sujetos de derechos laborales para poder salir de la clandestinidad además de una regulación estatal para distinguir entre la explotación violenta de quienes son forzadas a prostituirse y la libertad de quienes desean ejercer bajo un modelo no punitivo. Eugenia Aravena, representante de Ammar – Córdoba sostuvo que “no quieren abolicionismo ni regulacionismo. Primero, hay que avanzar en políticas específicas para el sector, que es muy diverso. Las chicas no están pudiendo trabajar y si no tienen ese ingreso, no comen. Muchas tienen hijos, es una situación muy delicada. Reciben ayudas del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, de la Municipalidad y junto con las donaciones que hace la gente a la organización, se acercan en forma constante”.
El viernes 4 de junio, el Ministerio de Desarrollo Social propuso el trabajo sexual como categoría posible en el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (Renatep). En otras palabras, el Estado Nacional visibilizó ayer a través de un formulario oficial la actividad sexual con el fin de reconocer, formalizar y garantizar derechos laborales y así habilitar el acceso a herramientas y programas sociales.
Entonces estalló twitter. Pocas horas después, el mismo formulario ya no aparecía disponible y en la web pedían disculpas por una repentina desactivación temporal. Georgina Orellano expresó que “ en menos de cinco horas 800 Trabajadorxs Sexuales se inscribieron al Registro Nacional de Trabajadorxs de la Economía Popular, otrxs quedaron en el intento”.
Sonia Sánchez, que se reconoce como sobreviviente de explotación sexual señaló en declaraciones a la prensa: “El Estado tuvo que retroceder por la presión que hemos generado desde el abolicionismo. si reconoce la prostitución como un trabajo cualquiera lo que está legalizando es el proxenetismo”. Desde el año 1936 Argentina se ha declarado explícitamente abolicionista a partir de los tratados internacionales firmados y ratificados.
Entre los argumentos que defiende el abolicionismo (quienes creen que la prostitución no es trabajo) surge que las mujeres que promueven el trabajo sexual representan a una minoría de quienes están en situación de prostitución, explotadas y/o tratadas, y que la respuesta individual que solicitan otras posiciones no solo no resuelve la problemática de un sistema que creen de por sí prostituyente sino que habilita el sometimiento de personas.
Consecuentemente, organizaciones sociales abolicionistas, enviaron una carta documento abierta al presidente Alberto Fernández: “...La universalización del discurso del trabajo sexual para hablar de prostitución es el éxito del patriarcado más neoliberal. Este posicionamiento, al cual no adhiere el país, forma parte de la lógica capitalista neoliberal que extiende la mercantilización a todos los aspectos de la vida. La cultura del neoliberalismo, es una cultura de la desigualdad de género y de clase, que comparte las ideas de los sectores conservadores que sostienen que los lugares destinados a las mujeres son el hogar o la prostitución. Lejos de formar parte de las ‘sexualidades contrahegemónicas’, la prostitución es una de las formas más acabadas de heterosexismo y de subordinación a la sexualidad hegemónica.”
Del otro lado de las filas, quienes se reconocen como trabajadoras sexuales ejerciendo libremente y militan por la intervención del Estado para el reconocimiento de derechos laborales y de seguridad social, acusan a ciertos feminismos de un exceso de moralidad represora y de la hipocresía de defender las libres decisiones sobre el cuerpo cuando se habla de la legalización del aborto pero no en casos de prostitución.
¿Cómo sigue esto? Desde Desarrollo Social se llevará adelante una mesa de trabajo para debatir la categoría. Participarán los ministerios de Justicia y Derechos Humanos, Trabajo, Seguridad y Mujeres, Géneros y Diversidades; y las organizaciones sociales. Si consideramos una "tercera posición" que encuadra al 90% de compañeras trans y travestis cuya única salida de sustento económico es la prostitución, habría que considerar también en la agenda el Cupo Laboral Trans. Para que efectivamente podamos decidir si la prostitución es un trabajo que se elige o no.
Información tomada de notas en los medios Sputnik – La Voz – Infobae – Página 12 – La Gráfica – Análisis. "Discursos del aquelarre" es la columna de géneros del programa La Palabra Justa. Todos los domingos de 10 a 12 horas, por FM La Patriada.