Y sepan que sólo muero si ustedes van aflojando...
Por Héctor Amichetti *
En ese primer piso de nuestra sede de la avenida Paseo Colón al 700, donde hoy se reúnen los compañeros y compañeras para capacitarse, donde los delegados/as debaten acerca de las paritarias y nuestros jubilados/as y pensionadas celebran sus encuentros.
En ese sitio, justamente, fue donde la militancia le dio el último adiós.
Detrás de su féretro la bandera rezaba: "la sangre derramada, no será negociada". Con esa frase había jurado el nuevo mártir, el día en que asumió su puesto de lucha como Diputado Nacional. Se abría el cielo del '73, aclarando las esperanzas de los protagonistas de una larga resistencia popular.
Alguien a quien mucho respetaba, lo había marcado con una frase: "la enseñanza de la historia encubre los intereses de la clase vencedora expuestos como valores eternos de la nación".
A esos falsos valores que intentan justificar eternamente la lógica de la desigualdad y la dependencia desafió sin miedo ni pausas hasta el día en que lo asesinaron.
Con "Militancia" y "De Frente", fogoneaba nuestros ideales, daba consistencia a nuestra acción política y revolucionaria. Era un periodismo perseguido, allanado, clausurado, atacado por las bombas de la reacción.
Durante los días en que se acercaba el final, los compañeros más cercanos le pedían que se cuidara, que su vida estaba en riesgo. Él les respondía: "La muerte no duele, lo que duele es el hambre del pueblo".
En una jornada como la de hoy, lo asesinaron, tenía 38 años y se llamaba Rodolfo Ortega Peña, cariñosamente, el "Pelado" para todos los compañeros y compañeras que lo querían y lo admiraban.
* Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense, miembro de la Corriente Federal de Trabajadorxs de la CGT.