Covid 19 y Escuelas: ¿Volvimos mejores?
Martin Ferrari, educador y documentalista, filmó durante gran parte de la Pandemia dentro de las escuelas. Habló con toda la comunidad educativa: maestros y maestras, jóvenes, y lo hizo de forma Federal, filmó en Jujuy, Córdoba, Bariloche y en La Matanza.
Esos pasos les realizó junto con el profesor, Carlos Skliar, que ofició de guionista para la producción, y fue quien comenzó con esta catarata de preguntas de cuando el Covid 19 avanzaba en las estadísticas diarias de los listados oficiales.
En nota con AGENCIA PACO URONDO reflexiona sobre ese “armar y desarmar” la escuela, las enseñanzas de la pandemia en medio de audios, videos y pdfs por whatsapp; y el desafío de la escuela hoy con ideas delirantes como los vouchers de Milei.
“En medio de la Pandemia las escuelas crearon otras escuelas”, reflexiona.
Agencia Paco Urondo: Son estremecedoras las imágenes de escuelas en pandemia. ¿Qué fue lo positivo de ese proceso? ¿Hubo algo?
Martín Ferrari: Trato de meterme en el documental y cuando pensamos en ir haciendo ese documental que empezó en el 2020, en plena pandemia, se filmó en el 2021 de forma federal y van a encontrarse con escuelas públicas que en medio de ese dolor e incertidumbre estaban de un viernes para un lunes creando otras escuelas. Y no sólo desde plataformas virtuales sino también desde cómo seguir garantizando ese acompañamiento de la vida, y trayectorias educativas de los y las estudiantes.
En el documental intentamos mostrar esos intentos o al menos esas preguntas: ¿Cómo hacemos para acompañar a alguien? Que quizás ya no viene que no está, cómo tenemos que repensar el trabajo por materia, por áreas, ¿Cómo tenemos que darnos los tiempos para reflexionar como docentes?
Esos inéditos viables que decía (Paulo) Freire que nacieron al calor y al dolor de la Pandemia que muestra el documental. La película es una provocación para viajar un poquito en el tiempo y ver que podría, hoy, cuidarse y sostenerse, de repensar y recrear nuestra escuela pública.
La pandemia nos dejó cosas positivas y negativas, pero en cuanto comenzaba la Pandemia tanto Carlos Skyler como yo, empezamos a registrar preguntas, relatos, vídeos de los docentes, o sea, como educador porque soy profesor, me costó ese pase del aula al aula virtual. Me surgían preguntas, tensiones: ¿Tenía que pasar todos mis estudiantes a un classroom, el seguimiento del classroom y el porcentaje de cuántos estaban o cuántos no estaban? ¿Cámaras apagadas?, ¿Cámaras prendidas?, ¿Cómo hacer para ver quién es Federico?
O sea, en el aula nos vemos a los ojos y nos encontramos.
En medio de todo eso fue que con Carlos (Skliar) nos empezamos a escribir y a encontrarnos casi clandestinamente en algún café del centro porteño de Buenos Aires, para empezar a cruzar esos relatos, esas historias. Todo lo que estaba pasando era algo disruptivo en términos, primero, dolorosos porque creo que que no nos fue sencillo para todos y a todas atravesar la pandemia, pero en medio de todo eso, las escuelas estaban creando otras escuelas.
Entonces teníamos la decisión ético política de que quede un registro, no sólo en términos bibliográficos porque hoy hay investigaciones, Paper, a nivel académico, si no en términos audiovisuales porque también lo audiovisual nos permite a todos y a todas vernos espejados. Todos los docentes nos vemos en el documental.
APU: En ese entonces se hablaba de que la tecnología llegaba para quedarse, que el aula no iba a existir más.
MF: En el documental claramente está la tensión porque hay docentes jugadísimos que dicen: ´llegó para quedarse, hay que meterse en la virtualidad´, y recuerdo una docente de Jujuy que dijo la presencialidad no puede reemplazar. Otra docente, Gabriela de Córdoba, diciendo esto no se negocia: ni el aula, ni el encuentro. Eso en términos del documental.
Después personalmente como educador soy una acérrimo defensor del encuentro,de lo áulico. Ahora, creo que tenemos que repensarlo, o sea, la tecnología como alguien dice ´llegó para quedarse y está en nuestras vidas´. Entones, me parece que hay que encontrar cuál es el rol fundamental del docente hoy en esta nueva época.
Creo que la pandemia trajo un cambio no solo a nivel educativo sino en términos laborales también. El mundo del trabajo está cambiando y nos podemos convertir en nostálgicos de añorar el aula y el pizarrón, o podemos repensar esa aula, ese pizarrón. Y creo que hay algo que no se negocia tampoco y que es esa territorialidad, el encuentro. No solo en la escuela sino el encuentro en un territorio atravesado por problemáticas, por potencialidades, por organizaciones, por proyectos colectivos con otros y otras, por una comunidad. Vivimos en una sociedad atravesada por la tecnología, por las profundas desigualdades, por los desequilibrios y por el descuido de la Casa Común del planeta.
Entonces ahí es donde está la tarea docente, de decir: ¿Qué sociedad queremos?, ¿Qué escuela? Y la virtualidad es una herramienta como la tecnología. Ahora si dejo todo en manos a la tecnología: ¿Para qué está el docente entonces o el trabajador?
Una máquina, una computadora o un celular tiene que venir a dar herramientas y mayor información, pero ese análisis crítico tiene que estar en manos de las personas y me parece que ahí sí hay que resignificar claramente nuestro rol. Creo que hoy poco estamos discutiendo sobre inteligencia artificial, por ejemplo.
APU: Lograron realizar un documental Federal: ¿Esa es una de las claves para tener una mirada completa desde el territorio?
Hubo más de 100 experiencias que nos escribieron, mandaron videos y relatos de un montón de rincones de nuestra Patria Querida. Luego esté el trabajo -doloroso- de seleccionar. Ahí intentamos encontrar un criterio que sea, primero, federal en términos de salir del centro porterismo y del centro Buenos Aires. Después fue encontrar experiencias que mantengan constantes en términos de algunos temas que las crucen y que permitan. Más allá de que este en Jujuy si saco el nombre, el lugar y otro territorio primero que tiene que ver con ese norte o el NOA argentino que a veces es invisibilizado desde sus rasgos, en sus caras, a también la vinculación de la escuela con comunidades indígenas vinculadas a la agricultura o comunidades o escuelas del Sur atravesadas, por ejemplo, la escuela de Bariloche está en el Alto de Bariloche. Muchas veces vemos al Sur desde lo turístico y hay pueblos y hay ciudades que están pensando otra escuela en medio de esas barriadas populares del Sur que es bellísimo, pero también desigual.
Hubo esa búsqueda de encontrar diversidad, diferentes territorios y otra vez, sacar el nombre y el lugar, que se vea el docente de Santiago del Estero, que se vea la docente del Sur, que se vea el docente del centro en la escuela de Córdoba pero si le saca la nomenclatura Córdoba, que se encuentre.
"Admiro y defiendo la escuela pública, pero hay que pensarla y la gente lo está diciendo. Aparecen el término Voucher hoy en muchos sectores populares. La gente también está queriendo decir repensemos esta escuela".
APU: Cuando todo se caía y se cerraba, la escuela seguía de pie en medio de una Pandemia. ¿Cuáles son las preguntas, los debates que hay que pensar y repensar?
La escuela en medio de la pandemia, fue una de las pocas instituciones que estuvo, junto con los médicos y los hospitales y salitas de salud.
Mediáticamente se estigmatizó a las escuelas y a los docentes y el documental muestra esa escuela presente, esa escuela que que se repensó, en tanto docente y colectivo que asumió esa tarea de educar y enseñar.
Tiene algo de crisis y oportunidad, esto lo dice Carlos (Skliar): “Una escuela en la punta de la lengua”, porque la escuela en la pandemia estuvo en carne viva, o sea, se vio aquello que no funciona, por ejemplo hay escuelas que no tienen conectividad, o que no tienen un proyecto, hay escuelas donde los docentes ni se cruzan donde no se acompaña la trayectoria de los pibes y pibas que no están yendo.
Entonces me parece que también hay una necesidad, la gente lo está diciendo.
Admiro y defiendo la escuela pública, pero hay que pensarla y la gente lo está diciendo. Aparece el termino voucher hoy, en muchos sectores populares y por ejemplo, donde estoy eso cala y es porque la gente también está queriendo decir, repensemos esta escuela porque no quiero que mi hijo siga yendo a una escuela que en algunas cuestiones no funciona. Entonces, en la pandemia de una escuela en carne viva se vieron cuestiones que no funcionan, pero también un potencial creativo que está en la punta de la lengua y así el “Vaivén…” juega con esta idea.
¿Qué fue lo que hicimos y aprendimos? o ¿Trabajamos con otro docente? ¿Desarmamos las materias o empezamos a pensarnos con las organizaciones? Hay una escuela que habla de comunidad organizada, o sea se pensó con las organizaciones, comedores, radios, viveros del barrio, con las familias, armaron una radio que hoy existe dentro de la escuela técnica de la Universidad Nacional de San Martín en Buenos Aires. Entonces justamente ese vaivén nos tendría que ayudar a pensar o provocar esa reflexión.
APU: En el film hay tiempo para el Arte: ¿Cuál era la búsqueda? ¿Expresar desde otro lugar como medio para ampliar la reflexión? Hay bailarinas dentro de cajas, muy interesante.
MF: Hay mucho de danza contemporánea, son un colectivo de bailarinas que coordinó y dirigió Paula Aschiero, que implicó ensayos en medio de esa pandemia, barbijos, correr, saltar, bailar y que haya una bailarina en una caja de un metro 20 por un metro 20, que refleja el primer momento de la pandemia, esa aislamiento donde quizás hubo algo de los primeros días de tener más tiempo y estar en casa con cada uno con los suyos, pero hubo un segundo momento más caótico donde todo lo lindo empezaba a generar cierta sensación de ahogo, asfixia y más.
Intentamos llevarlo a través de la danza y de esos cuerpos en soledad, a volver y reencontrándose y de cuerpos que se fueron liberando para poder reencontrarse y cuidarse en esos cuerpos, aparece la incertidumbre, la tensión, aparece el volver a sentarnos y a acomodarnos que también a todos y a todos nos va pasando.
APU: ¿Salimos mejores?
MF: No sé si salimos mejores, creo que en el documental se generaron rondas y fue la herramienta para que los docentes conversen y hablen. Había mucha necesidad. Creo que lo que todos y todas vivimos en la pandemia, en nuestros trabajos, familias, vínculos, escuelas fue disruptivo y si no hay ronda, no hay diálogo y conversación sobre eso: no hay aprendizaje.
Entonces creo que el salir mejores o peores todavía está en la punta de la lengua y si no le damos el tiempo y lugar, por que hay algunos que tienen un proyecto para nuestra sociedad, que no sé si es algo más comunitario donde nos podamos salvar, encontrar y organizar todos y todas sino más bien profundizar el individualismo, el sálvese quien pueda, la mercantilización de la educación.
Aún estamos a tiempo y, por lo menos, en eso queremos aportar con el documental: ¿Qué escuela queremos y para qué sociedad?