Dengue, Coronavirus, universidad y producción pública
Por Alejandra Bosch, Carlos Franca, Guido Mastrantonio*
Las UUNN han encarado la producción de insumos farmacéuticos destinados a enfrentar los dos brotes virales con impacto social, sanitario y mediático
Distintas iniciativas al interior de las Universidades Nacionales han encarado la producción de insumos farmacéuticos destinados a enfrentar los dos brotes virales -dengue y coronavirus- que en simultáneo están dando lugar a un gran impacto social, sanitario y también mediático.
Con distintos formatos y niveles de articulación con los estados municipales y provinciales, las Universidades Nacionales de Misiones, de San Luis, de La Plata, del Sur, de La Pampa, de la Patagonia San Juan Bosco, de Tucumán y del Chaco Austral, entre otras, llevan adelante emprendimientos para la producción de alcohol en gel y repelentes. Algunas son experiencias inéditas para su provincia, otras son proyectos con más o menos trayectoria que ahora se ven tensionados con la demanda.
La Universidad Pública nuevamente toma iniciativas que acompañan las problemáticas de los sectores populares e intentan paliar con fuerza propia las carencias de las franjas más postergadas de nuestra comunidad, que se agudizan en épocas de crisis.
Aunque no todas estas iniciativas se implementan formalmente desde dispositivos de extensión, todas se pueden inscribir en la discusión respecto del papel que la extensión cumple en nuestras UUNN. Tal vez lo más relevante, sea la capacidad que pueden tener estos espacios para incidir en el perfil de los profesionales que están formando nuestras universidades. El aprender haciendo y el saber situado, permiten vincular el conocimiento científico y técnico con el papel social que tiene el ejercicio profesional de las carreras de la salud. Por eso no es casual la participación directa de estudiantes en la mayoría de estas iniciativas, que no sólo aportan mano de obra, sino sobre todo asumen con entusiasmo un recorrido formativo que hará una diferencia en su bagaje como egresados.
Por otro lado, hay dos aspectos de la discusión sobre la salud pública que están siendo -o debieran ser- parte sustancial de estos proyectos, y por lo tanto de las discusiones al interior de los equipos de trabajo y sus estudiantes, que deben trasladarse también a la discusión pública.
Uno de estos aspectos es la evidente incapacidad de las fuerzas del mercado para satisfacer las necesidades de la gran mayoría de la población. En crisis como ésta, este mercado ofrece escasez y aumento de precios sin control, que sólo engordan las utilidades de quienes controlan las cadenas de valor de estos insumos. Sobre este diagnóstico, surge la necesidad de definir a la salud como un derecho y a los medicamentos como bienes sociales. E implica poner en valor la producción pública de medicamentos y el papel imprescindible del estado en la regulación del mercado. Los repelentes o el alcohol en gel producidos por las UUNN se están distribuyendo gratuitamente y a través de los sistemas sanitarios, intentando cubrir mínimamente las necesidades de al menos una parte de aquellos sectores que rápidamente quedan excluidos del sistema.
Pero cuando intentamos hacer el ejercicio de escalado y pensar más allá del pequeño universo de actores sociales comprometidos que articulan con la extensión universitaria, rápidamente queda claro que no son las UUNN, como parte del estado, las llamadas a cubrir finalmente semejante vacío de bienestar. Su volumen de producción es insuficiente y mal harían las universidades en reformar sus infraestructuras para convertirse en establecimiento elaboradores. Como ejemplo, sólo el Instituto Biológico "Tomás Perón", dependiente del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y reactivado con nuevas autoridades, se encuentra produciendo repelente en cantidades muy superiores a lo que producen todas las UUNN del país. Y, aun así, esto no es suficiente.
Por contraste, en el mismo distrito el Laboratorio de Especialidades Medicinales (LEM) dependiente del Municipio de La Plata, tiene inactiva desde hace años gran parte de su capacidad productiva, de magnitud considerable. Se hace visible que son los poderes ejecutivos del estado los actores que, por acción o inacción, inciden claramente en un escenario de desabastecimiento y especulación.
El segundo aspecto, más sutil, tiene relación con un mercado que promueve la medicalización de la salud, que se manifiesta en su medicamentalización. La definición sustancial que predomina allí es que toda enfermedad tiene un medicamento como solución, y que esa solución adopta la forma de una mercancía. Tanto el alcohol en gel para el coronavirus, como el repelente para el dengue, son alternativas medicalizadas y de salida individual. Ninguno de estos insumos resuelve el problema ni reemplaza otras medidas más importantes, como el lavado de manos o el descacharreo en cada caso. Es paradójico cómo la angustia que genera el desabastecimiento, actúa también como un mecanismo que robustece la mirada medicalizada. Las comunidades se sienten desprotegidas y no se permiten propiciar la organización que mejoraría las condiciones de los barrios, las escuelas y los lugares de trabajo, atendiendo con mirada solidaria a los enfermos y los grupos de riesgo.
Por esta cuestión es que la distribución gratuita de repelente, alcohol en gel o cualquier otro insumo, debe necesariamente estar acompañada de acciones vinculadas a la salud comunitaria, del trabajo con promotores territoriales de la salud y de una revaloración de los centros de atención primaria y de la capacitación para el abordaje colectivo de estos brotes epidémicos. Si no fuera así, se corre el riesgo que las personas que reciban un insumo gratis, entiendan que ya están salvadas -al menos por un rato- pues ese es el mensaje que reciben todos los días desde el mercado especulativo y sus medios de comunicación.
Las universidades y sus equipos de extensión juegan un papel central en este trabajo, tanto como la propia producción, aportando en la promoción de la conciencia social y colectiva y acompañando los reclamos por un Estado presente, solidario y garante de justicia social.
*Secretaría de Extensión, Fac. Cs. Exactas UNLP. Este artículo fue publicado originalmente en http://www.exactas.unlp.edu.ar/articulo/2020/3/16/dengue__coronavirus__universidad_y_produccion_publica