Hermano de Tiago Ares, creador del Plan Qunita: “Se volvió un ícono del gobierno de Cristina”
Por Juan Cruz Guido
AGENCIA PACO URONDO dialogó con Bruno Moglia, hermano de Santiago Ares, el creador del Plan Qunita. La concepción y la puesta en práctica del proyecto que apuntó a bajar la principal causa de mortalidad infantil en sectores humildes como el colecho.
A pesar de la persecución judicial y mediática que sufrió el programa durante el macrismo, la familia lo recuerda con mucho orgullo y con la certeza de que el tiempo iba a poner las cosas en su lugar. “Hay que tratar de obtener todo lo que se pueda de esa experiencia ganada para hacer el próximo Qunita”, destacó.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo surgió el Plan Qunita?
Bruno Moglia: Qunita surgió de la necesidad de colaborar con un problema que Tiago y los chicos habían discutido en la facultad, que era reducir la mortalidad por colecho. Que era y es la principal causa de mortalidad infantil. Y entonces, a partir de ahí, se pusieron a pensar un producto que resolviera esa necesidad. Se pusieron a investigar, había otros modelos en el mundo que eran diferentes, algunos eran como moisés de cartón y ese tipo de cosas, y ellos deciden en un momento avanzar haciendo un prototipo y diseñar algo con un salto de calidad. Se hace un moisés de un material muy bueno, con un diseño muy lindo, que venía además con un montón de otros productos. Son cerca de 50 productos. Hay desde ropa hasta productos para la salud, un porta bebés, bolsos, neceser, termómetro, preservativos y cremas, pensando también en la salud de los adultos, de la madre y también del padre. Comienzan a diseñar ese producto, con la particularidad de que sea una cosa de muy buena calidad, de fácil armado, resistente, durable, que pudiera pasarse de generación en generación y que además pudiera transportarse de manera compacta y que una persona pudiera llevárselo cargado en el hombro o con la mano.
A todo esto, los 50 productos más el moisés de buena calidad, durable, transportable y que se lo pueda llevar la madre sin mayor dificultad. Ellos empiezan a desarrollar este proyecto, pensar como sería un prototipo. Y, en un momento, se lo hacen llegar a Cristina. Mi hermano, además de tener el grupo de diseño, militaba en La Cámpora, en la agrupación de la FADU, y lo iba charlando con sus compañeros. Cuando se lo acercan al Ejecutivo Nacional, Cristina recibe unas muestras y unas imágenes del proyecto. Y ahí está la decisión política de Cristina de darle para adelante con el proyecto como era, como se pensaba, sin achicarlo, sin bajar recursos. Porque siempre estaba la posibilidad de poder hacer algo más acotado. Ahí lo deriva a la Secretaría de Salud Comunitaria del Ministerio de Salud y ya empieza el proyecto.
Otro aspecto del programa era por qué se requería toda esta calidad. Porque no era solamente, como en un comienzo, el objetivo principal de reducir la muerte por colecho, sino también generar un comienzo de vida más equitativo. Ese era el eslogan del programa: un comienzo de vida equitativo. Y entonces todos estos productos, de esta calidad, tenían que venir a subsanar esas diferencias de todas las cosas que no se tienen en los sectores más vulnerables. Y lo tenía que hacer con la idea de que tenía que tener un diseño y una calidad de primera. Una idea que se conecta mucho con el peronismo clásico, con esa cosa de que tenga una calidad indiscutible.
APU: Tiago llegó a verlo puesto en marcha, con el reconocimiento de Cristina… ¿Cómo lo vivió él eso y ustedes como familia?
BM: Era un momento muy extraño, muy difícil, porque él ya estaba con la enfermedad muy avanzada y, sin embargo, momentos de felicidad muy grande para él. Y nosotros con mucho orgullo. Siempre fue un pibe brillante, inteligente, de chiquito destacado. No sólo con el talento, sino con una mirada ampliada, con una cosa más global. Combinar talento con un interés social y político. Y con mucho empuje también para llevar adelante las cosas y los proyectos. Así que, sobre todo, puro orgullo.
APU: Hace poco volvió el tema por una frase desafortunada de Tinelli, que luego se tuvo que disculpar, pero que marca que los discursos de odio de ciertos medios y sectores del Poder Judicial penetraron. ¿Ustedes como vivieron todo el proceso judicial posterior?
BM: El plan empezó en julio de 2015 y no tuvo mucho tiempo de rodaje. Lo que le quedaba al gobierno de Cristina. Se distribuyeron más o menos 70.000 kits. Eran 150.000 por año, y ese año fue medio, entonces más o menos, eran 70 mil kits. Si bien había tenido una repercusión muy grande y muy buena en la gente que lo había recibido, las respuestas eran buenísimas y la gente estaba encantada con recibir la cunita y el kit, tenían palabras de agradecimiento y amor por todo eso, no había llegado a ser algo masivamente conocido porque tuvo poco tiempo. A partir de que empezaron estos embates judiciales hubo una respuesta. Primero, de sectores de la militancia o de personas interesadas, que empezaron a responder a estos embates y a defenderlo. A mostrar todo lo que era el proyecto. Y ahí adquirió un carácter épico y justo en esos meses mi hermano murió. También se hizo conocida la historia de él. Entonces yo creo que eso en algún punto agrandó mucho el proyecto y lo fortaleció. Y al final le hizo bien porque queda esa épica, ese recuerdo muy fuerte y que por ahí ayuda a que en el futuro se pueda retomar de manera parecida o de otra manera. Alcanzó a ser un ícono del gobierno de Cristina, una cosa que no había tenido el tiempo suficiente.
El proyecto tenía peso propio para convertirse en eso. Pero necesitaba por ahí tiempo, que no lo tenía. Y esto le dio el empujoncito final. Creo que en algún punto lea salió el tiro por la culata pese al daño que hicieron, porque en ese momento se podría haber distribuido los que quedaban por distribuir. Discontinuarlo lo iban a discontinuar igual. Pero pese al daño que hicieron al proyecto como idea creo que lo fortaleció.
APU: ¿Qué sintieron cuando Bonadio ordenó destruirlos? Hecho que finalmente no sucedió por la intervención de la Sociedad Argentina de Pediatría.
BM: Ese momento sí fue personalmente un poco más feo, si se quiere. Porque ahí sí se sintió un grado de violencia que afecta. Pero siempre igual con la tranquilidad de que era una cosa espectacular lo que se había hecho. Entonces, en lo personal también, tampoco nos afectó demasiado porque nunca nos movió el piso, porque sabíamos perfectamente de qué se trataba el proyecto. Tarde o temprano las cosas se iban a aclarar.
APU: Ayer la fiscal Gabriela Baigún emitió un dictamen que cuestionó toda la investigación y rechazó cualquier planteo de pérdidas para el Estado. Según la fiscal, la única pérdida fue no haberlo entregado (por el vencimiento de ciertos productos y el costo de almacenamiento). ¿Qué valoración hacen de que se empiece a poner un poco de luz en el asunto y las cosas en su lugar con respecto al Plan Qunita?
BM: Mira, yo en realidad creo que el peor daño fue intentar destruir ese proyecto. El peor daño fue también discontinuarlo, que es una decisión política. Por ahí, todo el circo judicial ayudó a que sea un poco más fácil de discontinuarlo. Yo creo que igual como no había tenido tanto tiempo de instalación, lo hubiesen discontinuado igual. Porque era mucho trabajo acumulado, de investigación y de diseño de un montón de cosas que se habían alcanzado en ese momento para lanzarlo y que rinda todos los objetivos de política pública que tenía que rendir. Entonces poner el freno a un programa tan positivo para la sociedad creo que es el verdadero daño. Después retomarlo y volverlo a lanzar siempre es muy difícil. Pero bueno, creo que hoy tenemos que poner el foco en que se vuelva a hacer. Quizás de la misma manera, quizás de otra, quizás de un modo más acotado, porque era otro momento del país y se podía hacer más. Pero la necesidad de que un kit parecido o que los moisés se distribuyan sigue estando. Entonces, me parece que hay que tratar de obtener todo lo que se pueda de esa experiencia ganada para hacer el próximo proyecto. El próximo Qunita.