La privatización de YPF: triste historia de una entrega inexplicable

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La privatización de YPF: triste historia de una entrega inexplicable

29 Marzo 2013

Por Leticia Muñiz Terra* | La “re-estatización” de la empresa petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) ocurrida recientemente en nuestro país y las transformaciones que ello implica para la producción petrolera nos invita a reflexionar sobre el proceso que se cierra con la recuperación estatal.

Se ha hablado mucho en los últimos tiempos de la escasa productividad de YPF en manos de Repsol, de la casi inexistente exploración y perforación por parte del grupo español en la Argentina y de los grandes beneficios que éste obtuvo. Las voces que recuerdan el costo sociolaboral de este proceso para sus trabajadores parecen sin embargo tener menos difusión. La agenda política enfocó así su mirada en cuestiones productivas y económicas, dejando en un segundo plano la cuestión social y laboral.

Pocos son quienes se toman el trabajo de recordar que la privatización de YPF significó la desvinculación de 31.245 empleados petroleros entre los años 1989 y 1995. Situación que se repitió muy especialmente en la Refinería La Plata donde fueron despedidos 4.800 trabajadores, número que representaba el 89% de su planta de empleados**.

Dada la escasa mención de esta situación en los medios de comunicación, resulta imprescindible recordar que como consecuencia de la desestatización miles de trabajadores petroleros vieron frustrada su ilusión de desarrollar una larga carrera profesional en la empresa y poder jubilarse como empleados de la misma. Se encontraron así frente a una encrucijada, pues la desvinculación de la Refinería determinó la fragmentación de su carrera profesional como trabajadores petroleros y el inicio de una nueva trayectoria laboral.

Muchos pudieron reinsertarse en el mercado de trabajo como cuentapropistas utilizando la calificación de oficio adquirida en la empresa; este fue el caso de plomeros, electricistas, carpinteros, etc. Otros ex “ypefeanos” que tenían una calificación muy específica, únicamente aplicable en la Refinería, se inventaron una nueva modalidad de inserción en el mercado laboral comprando taxis, remises, y/o abriendo negocios. Algunos otros, que en general no poseían calificación, fueron deambulando por diversos trabajos inestables hasta llegar a un estado de desocupación preocupante. Una situación similar vivieron algunos profesionales (químicos, ingenieros, geofísicos, etc) que luego de perder su empleo en YPF no pudieron encontrar nuevamente un trabajo, o se reinsertaron de manera precaria o inestable. Como resulta evidente, aunque las trayectorias de los ex “ypefeanos” han sido muy diversas, todos padecieron con el tiempo un empeoramiento de sus condiciones laborales y de vida.

Un grupo de ex-trabajadores pertenecientes en su gran mayoría al sector mantenimiento, tuvieron en cambio otras posibilidades, ya que luego de ser despedidos pudieron formar “cooperativas de trabajo” para comenzar a prestarle a la empresa diversos servicios que a partir de ese momento decidió externalizar.

La subcontratación de las actividades de mantenimiento fue una de las estrategias utilizadas por Repsol YPF para aumentar su productividad y amortiguar las acciones de los trabajadores frente al proceso privatizador. La política de subcontratación le permitió, por un lado, garantizar la realización de actividades que antes desarrollaba pero con menores costos y, por otro lado, evitar la explosión de un conflicto con los trabajadores.

Algunos ex-empleados petroleros se incorporaron así a estos emprendimientos y siguieron trabajando en la misma actividad pero bajo nuevas reglas de juego, pues aunque en los primeros años estos emprendimientos vivieron “momentos de bonanza”, obteniendo importantes contratos con la empresa petrolera, con el paso del tiempo la situación comenzó a cambiar.

La presión ejercida por Repsol YPF en cuanto a plazos de entrega o a reducción de costos, los llamados anuales a nuevas licitaciones, la existencia de empresas competidoras de la región y la creciente necesidad de diversificar la oferta de trabajos a realizar, derivaron en la incorporación paulatina de políticas de flexibilidad laboral interna. De esta forma los ex trabajadores de YPF “cooperativizados” comenzaron a sufrir una situación laboral precaria en la que se hicieron habituales los cambios en los horarios de trabajo y en la duración de la jornada laboral según las necesidades productivas, la reducción de los salarios de acuerdo a las licitaciones ganadas y la realización de actividades laborales diversas.

La situación se tornó más desfavorable aún, si tenemos en cuenta que todos los ex trabajadores “ypefeanos” todavía esperan cobrar lo que les corresponde por el Programa de Propiedad Participada. Este programa, que deriva de la Ley de Reforma del Estado, establece que el 10 % de las acciones de las empresas a privatizar corresponde a sus trabajadores.

Es evidente entonces que la privatización de YPF y de sus unidades productivas representa para los argentinos la triste historia de una entrega inexplicable que trajo perjuicios no solo a nivel productivo y económico sino también a nivel social y laboral.

Ante el momento histórico que estamos viviendo con la recuperación estatal de YPF creemos entonces necesario recordar que la privatización de la empresa fue sin duda una fiesta para unos pocos enriquecidos y la exclusión de una gran mayoría empobrecida. Situación social y laboral que debería considerarse especialmente, no sólo para recuperar las “lecciones aprendidas” de nuestro pasado reciente sino a la hora de formular políticas públicas inclusivas para los damnificados por estos procesos.

* Universidad Nacional de La Plata-CONICET
** Muñiz Terra, L (2012) Los ex trabajadores de YPF. Trayectorias laborales a 20 años de la privatización. Editorial Espacio. Buenos aires.