Crisis en el Servicio Penitenciario Bonaerense: las culpas de Scioli y Vidal
Por Rodrigo Lugones
La fuga de tres presos (con condenas a cadena perpetua) por la puerta de un penal de “máxima seguridad” de la provincia de Buenos Aires expuso la falta de control político sobre el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). La situación compromete a la actual gobernadora, María Eugenia Vidal, y también a su antecesor, Daniel Scioli, los dos atados a un “pacto de gobernabilidad” con el SPB que tuvo y tendrá resultados perversos y muy violentos. Siempre es bueno recordar que esos acuerdos se hacen en nombre de la “seguridad ciudadana”. Algo similar ocurre con la Bonaerense, que sospechosamente sigue sin poder encontrar a tres personas.
Vidal aseguró en una conferencia de prensa que “sabíamos que enfrentar a las mafias iba a traer consecuencias”. ¿De qué hablaba? Hay mucho de lógica mafiosa en un SPB autonomizado desde hace años que la gobernadora no quiso intervenir. De hecho, después de asumir mantuvo a Florencia Piermarini, titular de un servicio caracterizado por violaciones gravísimas a los derechos humanos.
Ahora, Vidal decidió cesantear a Piermarini, a la que reemplazó por Fernando Díaz, un funcionario de carrera en el mismo servicio penitenciario... De hecho, estuvo a cargo entre 2005 y 2009. En octubre de 2005 (gobernaba Felipe Solá), ocurrió la llamada “masacre del penal Magdalena” que terminó con 32 internos muertos. Los penales bonaerenses se parecen más a campos de concentración que a otra cosa.
Durante su gobierno, Scioli fue más allá en el intento de empoderar a los penitenciarios: un hombre propio como Ricardo Casal fue consagrado, nada menos, que como ministro de Justicia y Seguridad. Un mensaje poco alentador.
Para conocer sobre el funcionamiento del SPB basta leer las denuncias habituales de la Comisión Provincial de la Memoria sobre violaciones sistemáticas a los derechos humanos. O recordar una historia reciente: en 2012, el vicegobernador Gabriel Mariotto (en aquel momento, distante de Scioli) visitó la Unidad Penitenciaria 47 junto a referentes de organismos de derechos humanos, entre ellos, Horacio Verbitsky. La visita sirvió para cotejar la situación en la que “viven” los reclusos. Los internos denunciaron que los agentes repartían armas entre ellos para generar purgas en los pabellones. Semanas después, fueron asesinados 5 presos en diferentes penales como represalia. ¿De esas mafias hablará Vidal?
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