El “cuartito” de la comisaría 10º: otro caso de violencia policial conmueve a Santiago del Estero
Por Nicolás Adet Larcher
Es martes 25 de septiembre a la noche en Santiago del Estero. Un operativo de seguridad de la policía detiene a Darío Ricardo Pérez e intenta retenerle la moto. Pérez tiene 40 años, vive en el Barrio General Paz y trabaja como electricista y chapista. Les dice a los policías que tiene los papeles y que no le pueden retener la moto. La cosa se pone tensa, quedan enredados entre golpes y lo detienen. Esto cuenta la familia.
Darío Pérez muere a las 22 de ese mismo día en la Comisaría Décima, luego de ser detenido. El cuerpo es trasladado desde la comisaría hasta la morgue. Ningún médico lo revisa, la familia no lo ve. A la madrugada, un móvil policial se acerca hasta la casa de los Pérez y les dice que Darío está muerto. Nadie entiende porque Darío fue detenido en la Comisaría Décima cuando la jurisdicción del barrio General Paz corresponde a la Comisaría Quinta.
El caso se viraliza en las redes y aparece en los medios gráficos de la provincia. Ellos dicen que Pérez era hipertenso, que estaba alcoholizado, que sufría de una gastritis, que generó disturbios por manejar alcoholizado, que se agarró a pelear con los policías y que se descompensó en la Décima luego de su detención.
La autopsia arranca a la mañana del 26. La junta médica encargada de la autopsia dice que el cuerpo de Pérez tiene golpes y que presenta signos de asfixia, “asfixia por sofocación” dice. También dice que el elemento usado podría haber sido una bolsa. Inmediatamente detienen a cuatro policías: Maximiliano Tévez, Fernando Medina, Jorge Jaime y José Luis Gómez. Todos quedan imputados por homicidio simple.
La muerte de Pérez en la Décima vuelve a poner en relieve los casos de violencia institucional en los barrios. Hace unas semanas, arrancó el juicio por la muerte de Ramón Domingo Vázquez, un albañil que fue asesinado en la misma comisaría en 2013 luego de ser asfixiado por una bolsa. Hay nueve policías en el banquillo y hay preocupación de parte de testigos, organizaciones y familiares por la continuidad del juicio, sobre todo por la suspensión de varias audiencias en estos días.
Es conocido el cuartito que se esconde adentro de la Décima. Los días posteriores a la muerte de Vázquez en 2013, se encontró una habitación con una mesa en el medio, un par de sillas dispersas, un colchón contra la pared y un equipo de música. El colchón contra la pared era para tapar la ventana que daba al patio de la comisaría y el equipo de música era para subir el volumen al máximo. Pruebas y declaraciones lo revelan así. Los dos elementos servían para que no se escucharan las torturas a los detenidos. Pero los gritos de dolor se escuchaban igual.
Pérez y Vázquez murieron en septiembre, en la Décima y por asfixia. Desde la Red de Familias y Organizaciones Contra la Violencia Institucional emitieron un comunicado alertando “la existencia de prácticas constantes y repetitivas de tortura” y la presencia de “una cultura institucional bien arraigada” en las comisarías santiagueñas, más allá de los nombres de los policías.
Por su parte, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) emitió un comunicado donde expresa que "el Estado provincial debe adoptar políticas de control de las fuerzas de seguridad para prevenir estos hechos”. También agrega que “La repetición de estas prácticas en una misma comisaría da cuenta de la nula intervención estatal para erradicarlas."