Invisibles a ambos lados de las rejas
Por Jorge Giordano
"Sé que no estaré para cuidarte / y cuando él pregunte por papá / dile que por tener una mala vida / él se perdió en la bebida / y su trabajo era robar / Pero un día vendrá / cuando salga en libertad / y vivirás con tu papá y tu mamá".
La canción "Siento defraudarte", compuesta por Pablo Lescano en Flor de Piedra, bien puede ser la cortina de esta nota. El documental "Desinvisibilizar", presentado el 12 de abril en el Centro Cultural de la Cooperación, aborda la situación de los niños, niñas y adolescentes con referentes adultos privados de su libertad. La producción, realizada en conjunto por la Asociación Civil de Familiares de Detenidos en Cárceles Federales (ACiFaD) y Church World Service, se encarga de una temática que escapa a la agenda de los grandes medios y del sentido común que intentan construir en este período histórico.
Un comentario en el video de la canción mencionada recuerda: "A este CD me lo compré de guacho cuando recién salió. Después no lo escuché más, hace un par años caí en cana y en el rancho de al lado mío empezó a sonar. Qué manera de cajetear con este tema estando preso. Ahora estoy en libertad, y tenés que estar preso para valorarla". Estos testimonios son raros: la sociedad no sólo priva a las personas de su libertad, sino también de su voz. No existe una historización, no conocemos sus condiciones de detención. Sus familiares también caen dentro de este cono de silencio, y los niños, niñas y adolescentes lo sufren doblemente. No les corresponde voz por ser familiares de presos, y tampoco por ser chicos.
Los testimonios de Nicolás Laino, Defensor Auxiliar en la Defensoría General de la Nación, Andrea Casamento, presidenta de ACiFaD, y de Mónica Macha, Senadora de la Provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria, brindan la perspectiva teórica y legal de la problématica.
Es mediante la perspectiva de los chicos y chicas que sufren la situación en carne propia que se rompe ese manto que vuelve invisible el tema. Nicole hace memoria y cuenta una jornada de visita: levantarse a las 3 o 4 de la madrugada, preparar comida para llevar, tomarse dos o tres colectivos, un remís, hacer "la cola larga", entregar el DNI. Cuando llevaron la torta de cumpleaños y los guardias la cortaron toda. El lugar es feo, no hay lugar para que los chicos dibujen. Su conclusión es devastadora: "cuando vamos a visitarlo parece que también estamos ahí atrapadas con mi mamá".
Brian y Lucas, ya adolescentes, piden a quien quiera oír que los escuchen. Vemos imágenes de Lucas tocando el contrabajo: es parte de una de las orquestas juveniles de la Ciudad de Buenos Aires, dispositivo que se encuentra en alerta permanente ante intentos de vaciamiento. Habla del estigma que lleva por algo que no hizo, los recuerdos de los allanamientos cuando era chiquito. Más tarde, Macha señala el corte de clase asociado a este procedimiento: es impensado imaginar una serie de decenas de allanamientos en un barrio de clase media, sólo por buscar a una persona.
Brian narra su historia, llena de peripecias: nacido en un penal, despegado de su abuela por una denuncia de la directora de su escuela, un instituto de menores, la calle, el robo. El brazo salvador de su abuela, quien lo encuentra luego de buscarlo durante años. Y Brian que tiene la posibilidad de sentarse frente a un piano, se enamora de la música y se vuelve compositor.
Luego de la proyección, se habilita un ida y vuelta entre el público y los y las protagonistas. Lucas cuenta: "queremos que nos escuchen. Yo sufrí mucho, y veo que compañeros en el barrio también lo sufren. Por haber venido de una familia rota, la terminás pagando. Hay un tema de que en algunos medios te etiquetan, te castigan por algo que no hiciste. Pienso en qué hace la persona que juzga, que dice 'este es hijo de chorro, va a seguir el mismo camino'. Creo que muchas veces esta gente sabe que lo que dice no es verdad. Porque la verdad te pone incómodo, hace que te tengas que poner a laburar y a cambiar la realidad. Ellos se quedan con la mentira y con todo lo que los medios les dicen y terminan marginando a sus propios vecinos."
Mónica Macha, legisladora provincial por el FPV, informa que presentaron un proyecto en el Senado, para "pensar una legislación sobre la situación de las visitas en las cárceles: cómo ir generando espacios para que los padres jueguen con sus niños, que se regulen las condiciones en que las familias son revisadas, y otras cuestiones que establezcan un marco de dignidad para que los vínculos de las familias no se destruyan con el encierro".
Se habla de oportunidades, de brindar un piso de igualdad ahí donde la sociedad prefiere no mirar. "¿Cómo influye el trabajo de las personas y las instituciones que intentan brindar esas oportunidades?", pregunta alguien del público a los chicos.
Lucas dice algo y no hay que decir nada más: "Me acuerdo que cuando era chico, una vez me dijeron de ir al teatro Colón. Yo no tenía ganas de ir porque me habían dicho que la ópera era aburrida (hace una pausa) Y fui y eso me cambió la vida. El otro día me acordaba de un compañero que tenía en la escuela, que tenía una vida todavía peor que la mía: casi toda su familia estaba presa. Y este chico me acuerdo que me pegaba, me hacía bullying. Pero en las clases de plástica, todos le copiábamos los dibujos a él, porque era buenísimo. Y el otro día me enteré que lo llevaron preso. A mí en la escuela nunca me escuchaban, y en la orquesta tuve un lugar en donde sentía que les importaba lo que me pasaba, lo que sentía, que me bancaban cuando estaba mal, cuando no tenía plata en la SUBE para viajar. Y yo pensaba qué hubiese pasado si este chico hubiese tenido un profesor de plástica como el que profesor de música que tuve yo."