La doctrina de la seguridad liberal: retrucos del gobierno
Por Esteban Rodríguez Alzueta *
Ya sabemos que la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich no se achica nunca, siempre levanta la puntería. No sabe mentir, más allá que tenga unas cuantas copas encima, sabemos por su sonrisa que anda cargada, que seguro tiene el ancho de espada y el garrote entre las manos. Bullrich juega con cartas marcadas, habla mucho pero no sabe jugar al truco, aunque intimide. Apura todo el tiempo, aprieta para que nos vayamos a guardar al mazo sumando porotos en su cuenta.
Después que se conocieron las imágenes de Chocobar disparando por la espalda al joven en el barrio de la Boca, es decir, después de la visita protocolar que Presidencia organizó al agente de la Policía Local, la ministra salió una vez más a bancar la parada. No sólo ella, también lo hizo el Jefe de Gabinete. Dijo la Ministra: “Estamos cambiando la doctrina”. El policía “siguió todos los protocolos de la nueva doctrina que hemos elaborado”. Y se explicó, como para que no queden lugar a dudas: “Estamos cambiando la doctrina de la culpa hacia la policía, el hecho de considerar que siempre el policía es el culpable, y estamos construyendo la doctrina de que el Estado es quien realiza las acciones para impedir el delito”. El objetivo del Gobierno es “invertir la carga de la prueba” a favor del policía. Cuando un policía se enfrenta no hay legítima defensa, no hay proporcionalidad, ni racionabilidad de la respuesta: vale todo, es decir, “no hay legítima defensa, hay cumplimiento del deber de funcionario público”. Y luego se agrandó: “Hay jueces que no lo entienden.” “El juez que haga lo que quiera, nosotros vamos a llevar adelante la defensa de la acción, no vamos a dejar que se construya la doctrina de que le delincuente tiene razón. Vamos a cambiar el Código Penal para eliminar la figura de legítima defensa para las fuerzas policiales”.
El jefe de gabinete, habitué de las expresiones políticamente correctas, que le agregan cinismo a sus mentiras, dijo que el fusilamiento –porque de eso estamos hablando, de un joven fusilado por la espalda que no tendrá derecho a un juicio justo-, “era un demanda social” y que por eso mimo hay “otorgarle el beneficio de la duda a las fuerzas policiales”. En algo no se equivoca Peña: la vecinocracia viene pidiendo mano dura desde hace tiempo. Se sabe, si no hay gatillo policial, habrá linchamiento vecinal. Los linchamientos físicos o simbólicos son la expresión de las demandas frustradas de los vecinos alertas: El gobierno no hace lo que los vecinos espera que haga. Y lo cierto que el macrismo ha decidido honrar las expectativas de sus votantes: hay que matar al ladrón, hay que liberar a la fuerza de toda formalidad, hay que poner a la violencia letal más allá del estado de derecho.
La Doctrina de la Seguridad Liberal completa el Protocolo Antipiquete. Solo existen en las declaraciones de sus funcionarios. No hay resoluciones publicadas en el Boletín Oficial o en la página del Ministerio de Seguridad que avalen sus dichos. Pero las declaraciones alcanzan para avivar a sectores de una tropa que hace tiempo viene reclamando “meter bala a los delincuentes”. No hay república en sus manifestaciones. Las conferencias de prensa, las entrevistas que dan no son actos administrativos. El macrismo confunde la república con el vedetismo, la institucionalidad con el patoterismo. El gobierno avasalla a los otros poderes y clausura los debates públicos cuando desautoriza la participación y movilización social. Un patoterismo que a veces disimulan con el estilo desacartonado y canchero, poniendo cara de “asomado”. No es el caso de la ministra, que juega a representar el papel de policía malo, un rol que a muchos argentinos le gustaría desempeñar.
* Docente e investigador de la UNQ. Integrante del CIAJ. Autor de Temor y control y La máquina de la inseguridad.