“A los pibes los llevaban abajo de un puente y ahí los torturaban”
Por Paula Carrizo
La Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN) denunció el accionar ilegal de agentes de la Gendarmería en el marco del Operativo Cinturón Sur, que esa fuerza despliega en la zona sur de Capital Federal. Dos trabajadores sociales especializados dan su visión sobre las principales irregularidades detectadas en las detenciones de niños y adolescentes. Los especialistas pidieron mantener su identidad anónima.
APU: ¿Cuál es el balance que hace del Operativo Cinturón Sur, a cargo del Ministerio de Seguridad?
Respuesta: El momento más caliente del Cinturón Sur fue a fines del 2013 y comienzos del 2014, que era cuando los pibes te hablaban de los “bichos verdes”. Cuando decidieron intervenir los barrios. Ahí fue terrible. Los cagaban a palos. Los chicos nos decían: “La Federal te pide cosas, te saca las cosas, te las roba, no te las da… con Gendarmería no arreglás para nada, esos directamente te cagan a palos.” Y resultaba sistemático, todos llegaban con discursos similares: “Me llevaron a tal lugar, me hicieron tal cosa”. Estamos hablando de cosas vinculadas a torturas: bolsas en la cabeza, picanas, flexiones de brazos. En Villa Soldati, por ejemplo, los llevaban debajo de un puente -situación sabida por todo el barrio- y ahí los torturaban. Hubo muchas denuncias en relación a eso.
Las denuncias más frecuentes involucraban a las “garitas de seguridad”. Armaron “grupitos de prevención” con garitas, esos eran a los que más nombraban. Y claro, eran a los que después se cruzaban todos los días. Es muy difícil denunciar cuando sabés que después te los volvés a cruzar. Más allá de que las denuncias terminaban cajoneadas, después las familias no querían ir a ratificarlas. Está mal pensado, es lógico que uno tenga miedo de firmar algo cuando se siente totalmente desprotegido. Después se calmó un poco lo de Gendarmería, porque se empezó a exponer mucho públicamente. Ahí aflojaron y entonces se puso la Metropolitana más jodida. Son épocas.
APU: En 2012, a partir del convenio realizado entre el Ministerio de Seguridad de la Nación y la SENAF, se dispuso que los menores de edad que fueran detenidos dejaran de ser alojados en comisarías de la Policía Federal y fueran derivados al CAD (Centro de Admisión y Derivación, dependiente de la SENAF). ¿Qué podrían decirnos al respecto de ese cambio?
Respuesta: El CAD funciona en el ámbito de Capital Federal. El dispositivo fue pensado para que los menores no permanezcan encerrados en las comisarías ni con adultos detenidos ni con la policía, en vistas de que un montón de pibes terminaban todos golpeados en el marco de dichas detenciones. Lo cierto es que ahora llegan todos golpeados al CAD, no zafaron de eso. Las Comisarías N°16 (Constitución) y N°9 (Abasto) son las más denunciadas, además de Cinturón Sur.
En la planta baja del edificio funciona la sección penal juvenil (dependencia de la Policía Federal), que debiera estar especializada en el trato con menores, aunque a simple vista se puede verificar que no es tan así. De hecho, varios trabajadores han dado cuenta de situaciones de maltrato verbal -y hasta físico- hacia los chicos, por parte del personal de dicha área. Allí se lleva a cabo la parte más burocrática: fichaje, antecedentes, y revisación por parte de un médico legista. Luego pasarían a lo que es el CAD propiamente dicho, donde se supone que no podrían permanecer por más de 12 horas. En ese lapso se realizan las entrevistas, informes, para poder elevar una sugerencia al Juzgado respecto a la estrategia a seguir con cada chico.
Un debate aún no saldado, es el de los pibes que llegan al CAD y están muy comprometidos con el consumo de sustancias psicoactivas, principalmente PBC (Pasta Base de Cocaína). Algunos consideran que a partir de su ingreso a un Centro de Régimen Cerrado podría comenzar a trabajarse la voluntad del chico, para que después ingrese a una Comunidad Terapéutica, teniendo en cuenta el frecuente fracaso de las estrategias de internación involuntaria a hospitales, dónde los chicos suelen permanecer pocas horas antes de escaparse. Lo ideal sería que solo queden en los centros, en el circuito penal, los que tengan indicadores penales, y no pibes que tienen otras problemáticas. Es una línea muy delgada. La realidad es que no hay tanta rotación en relación a los chicos que caen detenidos, son más los casos de reincidencia: son los que están en situación de calle, los que delinquen como estrategia de supervivencia, los que lo hacen para consumir –en el sentido amplio del término-. Si el problema de fondo es un problema vinculado a la salud, entonces elaboremos una estrategia en articulación con dicha área.
APU: ¿Cuáles son las principales irregularidades que se registran con los chicos ingresados al CAD?
Respuesta: Al momento de la detención, los niños, niñas y adolescentes deberían ser trasladados inmediatamente al CAD, con el correspondiente aviso al Juzgado Nacional de Menores. En lo concreto, muchas veces sucede que un chico llega al CAD y el Juzgado todavía no está al tanto de que ese chico está ahí. A veces hasta llega primero la familia del pibe. Eso era muy frecuente en las detenciones de Cinturón Sur. Los tenían largo rato en alguna esquina, en el mejor de los casos haciendo nada, cuando no los cagaban a palos. Llegaba la madre y te decía: “Mirá, yo llegué, pero él todavía está en la esquina de Riestra y Bonorino. No sé, todavía no lo trajeron, a mí me dijeron que venga para acá, me mandaron para acá”. Y entonces se llamaba al Juzgado y muchas veces ni siquiera estaban al tanto de que ese chico estaba siendo trasladado.
También suele ocurrir que los pibes afirman ser menores, pero la policía no les cree y los retienen 10 horas en la comisaría, con el pedido de antecedentes y demás. Un trámite que sabemos que demora unos 15 minutos. Cuando salta con los antecedentes que el pibe efectivamente es menor, lo traen al CAD para que le vuelvan a hacer los antecedentes. Lo cual implica 12 horas más privado de su libertad, por un trámite que ya se realizó. Otra situación recurrente, es que si bien la reglamentación establece que a los menores de edad no se los pueden esposar, llegan y se van esposados. Ya sea que tengan que ser trasladados a un Centro de Régimen Cerrado, o que se haya acordado con el Juzgado su egreso al hogar, porque la madre no puede acercarse al CAD pero sí lo puede recibir. Esas derivaciones las efectúa la policía, “Yo te lo llevo, pero te lo llevo esposado. Porque está a cargo mío”.
APU: ¿Qué ocurre si un chico llega al CAD golpeado?
Respuesta: Si el pibe llega recagadísimo a trompadas, entre las causas figura resistencia a la autoridad. Siempre. “Y… yo le pegué… porque se resistió”. Salvo que esté realmente muy mal, lo llevan directamente al CAD, donde el médico legista de la sección penal juvenil establece que no está en condiciones de ingresar. En estos casos se convoca al SAME y el joven es derivado al hospital, con consigna policial. Lo que también comenzó a observarse, es que el policía que lo acompañaba al hospital era el mismo que lo había cagado a palos. El chico quedaba a cargo de ese tipo.
APU: ¿Es posible denunciar estas irregularidades desde el CAD?
Respuesta: Sí. A partir de la asunción de la actual directora del CAD, Laura Demarco, se comenzó a implementar una metodología en pos de poder realizar denuncias. Es complejo, porque a veces los chicos no quieren denunciar, pero nosotros como funcionarios del Estado tenemos una responsabilidad, nos estamos enterando de que hubo una irregularidad. Lo que se realiza es un acta, a partir de las declaraciones de los chicos, que sirva para después presentar la denuncia correspondiente. La realidad es que lo mediático siempre se investiga, el resto se cajonea. No tenemos ningún registro de nadie al que hayan removido de su cargo por una denuncia que se haya elevado desde el CAD.