Oscar Trotta: “La mayor preocupación es vacunar a todo el personal de salud en el menor tiempo posible”

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Oscar Trotta: “La mayor preocupación es vacunar a todo el personal de salud en el menor tiempo posible”

25 Enero 2021

Por Vera Zapoi

Por segunda vez al frente del hospital emblema de la salud infantil en la Argentina y, en el contexto del Covid-19, el médico pediatra Oscar Trotta explica las complejidades de la etapa, el desafío de la vacunación contra la enfermedad que puso patas arriba al país y al mundo, y su impacto en el territorio. La vocación por participar y de unir salud infantil y deporte lo llevaron a asumir una candidatura partidaria en el Club Atlético Huracán.

Médico pediatra y profesor de educación física, Trotta ocupa por segunda vez un cargo directivo en el Hospital Garrahan y continúa impulsando el trabajo socio sanitario en distintos asentamientos de la ciudad de Buenos Aires. Convocado a integrar una lista en el Club Atlético Huracán, del que es hincha, dialogó con APU sobre distintos aspectos de la gestión sanitaria y hospitalaria, los desafíos que impuso el Covid-19 en el territorio y el vínculo entre salud infantil y deporte, relación que lo motivó a participar de la actividad partidaria del club de sus amores.

De 56 años y nacido en el barrio de Pompeya, Trotta es además docente universitario y tiene una reconocida trayectoria como militante político y social del peronismo porteño. Desde ese rol, gestionó la formación del comedor Mamá Sopa, en la villa 21 24, en la zona sur de la Ciudad, y participó en la coordinación de programas de asistencia a personas en situación de calle en los barrios de Barracas y Constitución.

APU: Con su amplia experiencia en campañas de vacunación, como la que llevó a cabo en CABA en relación a la gripe H1N1 ¿Cómo evalúa la actual campaña de vacunación contra el Covid- 19 a nivel nacional y a nivel mundial?

O.T.: Sí, es cierto, nos hemos ocupado años anteriores de realizar campañas masivas de vacunación a los habitantes de los barrios y villas de la ciudad de Buenos Aires, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a personas en situación de calle, pero en este caso la vacunación contra Covid-19 presenta una serie de complejidades operativas que dificultan un proceso de vacunación masivo inmediato como el que se requiere. Estas complejidades no se presentan sólo en Argentina sino en todos los países del mundo que han empezado a vacunar, que no son muchos y es importante decirlo.

Argentina tiene asegurada una importante provisión de vacunas para los próximos días, ha diseñado una estrategia de vacunación y tiene los insumos y los recursos humanos necesarios para llevar adelante la campaña, por eso no se entiende esta irresponsable y temeraria posición de algunos sectores de la oposición política y algunos formadores de opinión que persistentemente intentan crear un clima de malestar e incertidumbre en la sociedad que no se condice con la realidad.

APU: ¿Qué desafíos impuso la pandemia a su gestión hospitalaria al frente del Garrahan?

O. T.: En primer lugar, garantizar la salud e integridad física de los trabajadores, tuvimos una gestión muy complicada para la adquisición de elementos de protección personal como barbijos, guantes o camisolines que hubo que importar de China ya que el mercado local rápidamente se agotó. También la organización del teletrabajo y el apoyo psicoemocional a nuestros compañeros y compañeras que están aún hoy en la primera línea de batalla.

Luego, organizar la recepción de los posibles pacientes que llegaran a requerir atención médica con sintomatología covid o que necesitaran internación y, por último, acompañar la estrategia y el esfuerzo del Ministerio de Salud de la Nación y del Gobierno Nacional para hacer frente a la crisis sanitaria que asoló al mundo y la Argentina, contribuyendo además en la comunicación de medidas de prevención para el control de contagios, informando a las familias de nuestros pacientes y a la comunidad en general sobre la importancia de los cuidados. Hoy, la mayor preocupación es lograr la vacunación de todo el personal sanitario en el menor tiempo posible y efectivamente llevamos un ritmo de aplicación de la vacuna muy bueno, aspiramos a tener vacunado al ciento por ciento del personal del hospital para mediados de febrero.

APU: ¿Con qué se encontró en su segundo ciclo de gestión al frente del Hospital Garrahan?

O. T.: El Hospital Garrahan es una de las instituciones sanitarias más prestigiosas de Argentina y de la región, y constituye uno de los pilares estratégicos para el sistema de salud en lo que se refiere a la atención de patologías complejas en la infancia. No obstante, sufrió, como todo el resto del sector salud, de las políticas de ajuste y los desmanejos de la gestión de gobierno de Mauricio Macri. Para dar un ejemplo, nos encontramos con una deuda impaga del servicio de luz eléctrica de más de 40 millones de pesos o, por ejemplo, el profundo deterioro salarial del personal que alcanzó un 60 % de pérdida del poder adquisitivo de los salarios, además de innumerables obras inconclusas y un marcado abandono de la infraestructura hospitalaria y obsolescencia tecnológica.

Cuando nos disponíamos a reconfigurar esas situaciones para empezar a darle solución nos encontramos con la crisis sanitaria que significó la pandemia y de allí en más todos nuestros esfuerzos fueron puestos a atender esa situación sin abandonar la problemática recibida pero con poco margen para alcanzar soluciones inmediatas.

APU: El Covid-19 tuvo un alto impacto sanitario, económico y social y golpeó fuertemente a los que menos tienen. ¿Cómo se vivió eso en los barrios y qué respuesta pudieron generar desde la militancia socio-sanitaria a nivel territorial?

O. T.: Ciertamente, los sectores más postergados de la Ciudad son los que más sintieron las consecuencias de esta crisis sanitaria y económica que produjo la pandemia. Las villas del cordón sur de la Ciudad, la villa 31 de Retiro y otros asentamientos tuvieron alto número de contagios hasta el despliegue del programa Detectar del Ministerio de Salud de la Nación, pero otras cuestiones que deberían ser atendidas por el gobierno de la Ciudad fueron libradas a su suerte, ignoradas o invisibilizadas, como por ejemplo la asistencia alimentaria, la provisión de conectividad y dispositivos para los chicos que perdieron la escolaridad presencial, la entrega de medicamentos a los pacientes con enfermedades crónicas y la organización de medidas para aislamiento de las poblaciones ancianas o con factores de riesgo.

Nada de eso fue atendido por las autoridades del gobierno de la Ciudad, así como hoy no informa o acompaña tibiamente la estrategia de vacunación desplegada por el gobierno nacional. En ese sentido, las organizaciones barriales, los curas villeros y la gran mayoría de las estructuras políticas de base tuvieron una posición mucho más comprometida, responsable y solidaria, acorde a las necesidades del momento.

APU: Siempre desde la perspectiva de la función social del deporte, hoy está dando un paso en la política partidaria de Huracán, el club de sus amores. ¿Por qué decidió hacerlo?

O. T.: Fui convocado por el espacio que lidera el actual presidente del club Alejandro Nadur y la candidata a vicepresidenta Manuela Moreno. Para mí es muy significativo poder llevar adelante una agenda de trabajo social en la zona sur de la Ciudad, en donde nací y pasé los años de mi juventud, allí también convergen dos instituciones importantes de la zona, como son el Hospital Garrahan y el Club Huracán. Todos sabemos la herramienta importante que es el deporte para el abordaje y la contención social, especialmente de los más pequeños, y es donde se enlazan el Garrahan, en relación a la atención de la salud, y el Club Huracán, en relación a la promoción del deporte, siendo el deporte un vehículo indispensable para lograr un buen estado de salud, de desarrollo y crecimiento en la infancia. Eso me motivó a sumarme a esta propuesta, porque participar nos ofrece una oportunidad de reparar injusticias y promover derechos para los que menos tienen evitando la consolidación de privilegios y desigualdades, que es el peor mensaje que una sociedad le puede dar a los niños.