"Sangre Negra": segregación, Orson Welles y cine antirracista durante el peronismo

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DOSSIER 8N

"Sangre Negra": segregación, Orson Welles y cine antirracista durante el peronismo

06 Noviembre 2022

Richard Wright (1908-1960) militante por los derechos de los afrodescendientes y escritor afronorteamericano creció en Jackson, Misisipi, estado de tradición esclavista.  Siendo joven viajó en tren hacia el norte en busca de una vida mejor. La gran inmigración arrastraría a más de dos millones de afroamericanos, entre 1910 y 1930, escapando del sur ultra racista. Allí tampoco se libraría de la Jim Crow Laws (1870-1965), ley que institucionalizó el racismo en todo el país y que todavía hoy retumba en la sociedad estadounidense. En la ciudad de Memphis le pidió a un amigo su carnet para retirar libros de una biblioteca haciéndose pasar por su cadete, ya que los negros tenían vedada esa actividad. Más tarde, en Chicago, realizó todo tipo de trabajo para sobrevivir hasta que consiguió un empleo estable, cosa difícil para su condición racial. Finalmente pudo comprar ejemplares de literatura para leerlos vorazmente.  De a poco fue insertándose en los círculos literarios de la época. A mediados de los años treinta comenzarían sus primeras publicaciones, algunas para el partido Comunista del que formaría parte. Fue relevante, también, su vínculo con el departamento de Sociología de la Universidad de Chicago y con el Federal Writers´ Proyects. Ambos le abrirían las puertas hacia un mundo nuevo, tanto por el caudal de información al que accedería y que serviría para fundamentar sus obras, como para vincularse con jóvenes artistas que marcarían la escena años después: Orson Welles, Diego Rivera y Jackson Pollock. Después de muchas publicaciones llegaría su primer libro, Uncle Tom´sChildren, una colección de cuentos que apareció en 1938.  Wright escribió:  ”me di cuenta que había cometido un error terriblemente naive. Descubrí que había escrito un libro que aun las hijas de los banqueros podían leer y llorar con él, y sentirse bien. Me juré a mí mismo que si acaso escribía otro libro nadie lloraría con el; que sería tan duro y profundo que tendrían que enfrentarlo sin el consuelo de las lágrimas”. Así nació Native Son, la novela que daría paso al guión y posterior película filmada en Buenos Aires.

Del papel a las tablas

Native Son pasará a ser una de las obras más importantes (y más censurada) escritas por un autor afroestadounidense, batiendo récords en ventas y llamando la atención de audiencia y artistas de diversas disciplinas, por su calidad artística. Con su pluma rasgaría los prejuicios de una sociedad que no tomaba conciencia de su violencia racial.  En 1940, la novela salió a la venta y fue un evento literario, sociológico y comercial agotando la primera edición en 8 horas. La historia está basada en un personaje con reminiscencias autobiográficas llamado Bigger Thomas que vive junto a su familia en un barrio negro marginal de Chicago. Delinque con su banda hasta que es contratado como chofer por el millonario Mr. Dalton, arrendatario entre muchos otros, de su decadente hogar. Luego conoce a su hija Mery Dalton y, por accidente, la asesina. Quema su cuerpo en un horno y finalmente es descubierto. Perseguido por la policía logra escapar con su novia, pero es atrapado y llevado a juicio. Durante el juicio se descubre que también asesinó a su novia creyendo que lo había delatado. La obra muestra, como lo explicita el abogado defensor de Bigger durante el juicio, que la marginalidad es el producto violento producido por 300 años del genocidio esclavista en ese país.  

Tras el éxito masivo y a pesar de la censura, fue llevada al teatro y estrenada el 24 de marzo de 1941, en el St James Theater, en Broadway, Nueva York. Con libreto de Paul Green,  fue dirigida y producida por un joven Orson Welles. Canada Lee fue el protagonista, junto a un gran elenco elegido por el mismo Welles. Con más de 170 representaciones la obra fue un suceso, pero debió bajar de cartel por los altos costos de producción ya que su principal público, el de Harlem, no podía pagar el precio de la entrada. El éxito atrajo a varios productores cinematográficos como la MGM, pero su objetivo era blanquear la historia vaciándola de contenido, a lo que Wright se negó. Hasta Orson Welles pensó en filmarla en México: en EEUU era imposible.

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Bigger y flia

Cine antirracista durante el primer Peronismo

Antes de su destino final hubo intento de grandes directores de filmar la película a mediados de los 40, en Europa. Roberto Rossellini  primero y Marcel Carné junto Jacques Prevert, después. A mediados de 1948, Pierre Chenal (director belga) y Richard Wright, exiliado en París, se encuentran en la ciudad luz para cerrar el trato y filmar en Buenos Aires. Chenal ya conocía Argentina, había llegado a Buenos Aires a principios de los años 40 escapando del régimen nazi. Aquí fue reconocido por su trayectoria en Francia donde filmaría dos grandes obras, Crimen y CastigoEl cartero llama dos veces,  con argumento similares a Native Son. Pierre también había visto la adaptación llamada Sangre Negra en el teatro porteño El Nacional por la compañía de Narciso Ibañez Menta, familiarizándose aún más con la obra. El productor del film fue el uruguayo Jaime Prades, con quien Chenal ya había trabajado en Argentina. El contrato se firmó en Agosto de 1949 en Nueva York. La primera parte de la filmación fue en el centro de la ciudad y barrios ricos de Chicago. El resto sería rodada en los estudios de Argentina Sono Films con una esmerada escenografía de Gory Muñoz, gran escenógrafo argentino (reproduciendo los barrios bajos de Chicago) y la fotografía fue de Antonio Merayo. Según el libro de Eduardo C. Krebs, Sangre Negra, Breve historia de una película perdida, del que relevamos gran parte de la información, explica que “Wright y los demás se sentían vigilados por el régimen peronista”. Según el libro “Wright era perseguido por la policía, sus cartas eran abiertas y sus cables interceptados”. Para el autor, el peronismo es un régimen autoritario, aunque entra en contradicción, pues más adelante explica que la película se proyectó sin censura en nuestro país, cosa que no ocurrirá en EE.UU. y Europa.

Native Son pasará a ser una de las obras más importantes (y más censurada) escritas por un autor afroestadounidense, batiendo récords en ventas y llamando la atención de audiencia y artistas de diversas disciplinas, por su calidad artística.

Eva y Katherin

Una historia interesante que atraviesa tangencialmente este film es la relación entre Katherin Dunham y Eva Peron. Dunham,  antropóloga, bailarina y etnógrafa afroamericana, estudió en la Universidad de Chicago. Eran coetáneos con Wright, posiblemente se conocieran ya que ambos eran entusiastas de las publicaciones del departamento de Sociología y Antropología. Katherin se dedicó a la danza y creó su propia compañía. Llegó en 1950 a la Argentina en una gira con su ballet y fue invitada por Chenal a componer parte de la banda de sonido de Sangre Negra. Muchos de los extras negros que se ven en el film eran bailarines de la compañía de Dunham. El ballet se presentó en el Teatro Casino, de Buenos Aires, y tuvo gran éxito. Dunham fue recibida por Perón y Eva, que días más tarde la invitaría a conocer la Fundación Eva Perón. Como consecuencia se realizaría una función benéfica para ésta en el Teatro Colón, el 2 de Octubre del 50. Según cuenta el libro Danza y Peronismo, de Eugenia Cadus  “los periódicos promocionaban la función como un acto de generosidad para la ayuda social de parte de la artista”. Como etnógrafa, Dunham quedó muy interesada en el origen negro del tango. En 1954 ella volvería a Buenos Aires a presentar su ballet Tango, con música del maestro Osvaldo Pugliese. Cadus aclara “Durante su primer estancia[…] Dunham había simpatizado con el peronismo, pero para su segunda visita había cambiado de opinión. Según ella, todo era distinto tras la muerte de Evita”.  El fallecimiento de una amiga de la alta sociedad porteña y el acercamiento al músico Osvaldo Pugliese, enfrentado al peronismo, habrían cambiado la visión de Dunham. Si bien muchos autores entronizaron a Tango como una obra de protesta contra el peronismo, Cadus la analiza minuciosamente y no llega a la misma conclusión. Hasta encuentra allí símbolos en su apoyo como el aspecto descamisado de los bailarines durante su representación. En sus memorias escritas tendría sentimientos controvertidos sobre la abanderada de los humildes “No puedo estar de acuerdo con ella, y muchas veces he cuestionado sus acciones pero la entiendo y lamenté su muerte”.

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Éxito nacional, pesadilla internacional

Finalmente, Sangre Negra se estrenó en el Cine Gran Rex el 2 de marzo de 1951 y fue un gran éxito. Wright no estuvo en el estreno, ya que había viajado a EE.UU. con el objetivo de realizar una película sobre la revolución haitiana y su héroe, el general negro Toussaint Louverture, idea que lamentablemente nunca prosperó. 

La película pasaría por una verdadera pesadilla censora en EE.UU. donde fue la más prohibida y censurada en la década del 50. Walter Gould era dueño de Classic Picture, que sería la encargada de distribuirla en todo el mundo, menos en Argentina, Uruguay y Paraguay. Tras ser prohibida en Ohio, el mismo Gould llevó el caso a los tribunales, sin ningún resultado. La crítica de los medios fue aún más feroz. Para el New York Times, la película era “difícil de ver” e “incómodamente amateur”. El Amsterdam News, un periódico negro de Harlem, público “Apesta”. Las críticas fueron voraces e inexactas, descalificando siempre el trabajo artístico de la mano de obra argentina.

Desde Buenos Aires, Chenal escribiría “El público francés, inglés, alemán no puede ser menos capaz que el público argentino (¿!) La censura argentina no ha exigido ningún corte, ¡No imagino que los estados europeos menos autoritarios decidan hacerlo!”.  La versión estadounidense proyectada en Europa fue recortada más de ochocientos metros de un total de tres mil metros, casi un tercio del film. Como consecuencia, Chenal habló con sus amigos en el sindicato de operadores cinematográficos de Francia para que impidieran la proyección de su propia película.

Sangre Negra es un gran logro artístico, sociológico y etnográfico y hasta hoy sigue siendo un testimonio fiel de una sociedad que no deconstruyó su cultura de la discriminación. Richard Wright nunca llegó a tener una copia de su película. Por mucho tiempo se la dio por desaparecida. Fue el coleccionista e investigador Martín Peña quien descubrió una copia de 16 milímetros de la versión completa, en Argentina, que es la base de la película restaurada por la Librery of Congress en los EE.UU. Sangre Negra tuvo dos versiones más en la pantalla grande, una en 1986 y otra en 2019, pero ninguna tuvo el éxito ni logró la profundidad y la mística de la original.