Alberto Ure, un provocador de la escena
Por Analía Ávila
Director de teatro y televisión, dramaturgo, maestro de actores y teórico del teatro, Alberto Ure fue ante todo un pensador irreverente y original que en sus puestas creó situaciones de desmesura, grotesco y violencia inusitadas. En el libro Rebeldes exquisitos el periodista José Tcherkaski reunió conversaciones con Ure, Cristina Banegas y Griselda Gambaro. Su actriz fetiche y gran amiga, Banegas, destacó que fue el único teórico argentino y latinoamericano que creó un método de actuación y que pensó una metodología y una serie de técnicas para los actores; para ella esto es algo que no ha sido valorado ni reconocido por el campo de la teoría teatral argentina. Y lo definió así: “De una inteligencia y una audacia intelectual extrema, que excede el campo teatral y lo coloca en esos lugares de la cultura argentina que terminan siendo incómodos y terribles para todos los funcionarios de turno, los críticos mediocres y los bien pensantes del arte teatral en general”. Por su parte Tcherkaski recuerda que compartió con Alberto su gusto por el cantautor italiano Lucio Batistti, noches en el mítico restaurante Chiquilín de Bachín de la calle Sarmiento, los brindis con “Toso Cabernet” y que disfrutó de las clases magistrales de Ure sobre teatro griego y el Ulises de Joyce.
Ure se formó en la década del sesenta con los maestros Carlos Gandolfo y Augusto Fernandes y en 1975 dictó clases en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. En los setenta dirigió en el Teatro Payró la obra Telarañas de Eduardo Pavlovsk y que fue prohibida por la dictadura en la segunda función. En 1976 debido al golpe militar tuvo que exiliarse en España. Regresó a Buenos Aires en 1981 y participó como director con las obras El 16 de octubre y Barón V de Elio Gallipoli en el grupo Teatro Abierto; este movimiento de resistencia cultural tenía unos 250 integrantes entre autores, directores, actores y técnicos que querían visibilizar la dramaturgia argentina aislada por la censura en las salas oficiales. Las obras eran cortas y los temas tenían que ver con la represión, el autoritarismo y los desaparecidos. Entre los autores estaban Carlos Gorostiza, Osvaldo Dragún, Griselda Gambaro, Roberto Cossa y Aída Bortnik. En 1992 el dramaturgo también estuvo a cargo de la puesta en escena del recordado programa de televisión Zona de riesgo, que protagonizaban Gerardo Romano y Rodolfo Ranni.
El director ganó numerosos premios como el María Guerrero, Konex, Molière y Podestá. Entre las puestas más destacadas de Ure están Los invertidos, de José González Castillo; En familia, de Florencio Sánchez; Puesta en claro, de Griselda Gambaro y El padre, de August Strindberg. Escribió una única obra, La familia argentina, que dirigió Cristina Banegas y se estrenó en 2011 en el Centro Cultural de la Cooperación. En sus libros Sacate la careta. Ensayos sobre teatro, política y cultura (2003), y Ponete el antifaz (2009) quedaron plasmados sus pensamientos sobre la creación teatral, la cultura y la vida. “Han aprendido a llamar estética al buen gusto, y esa es la confusión de la que difícilmente se sale; es una confusión carnívora”, lanzó a modo de manifiesto en Sacate la careta. Y también reflexionó sobre el amor: “Cualquiera que haya estado enamorado debe reconocer que ni el más despiadado análisis sufrido en el diván de un poslacaniano ex marxista puede atenuar el fulgor de algunos boleros: cada pasión tiene sus razones”.